VALENCIA. El cierre a finales de julio de la joyería Yanes en la calle Colón o el de la joyería Atenea en la plaza del Ayuntamiento de Valencia se suma a la larga lista de establecimientos relacionados con la venta de complementos de lujo para los que la crisis ha resultado la puntilla a la situación generada en este negocio por el cambio de los hábitos de consumo.
Al margen de la caída en la capacidad de compra de la mayor parte de la población, que ha hecho que determinados productos dejen de estar al alcance de muchos bolsillos, ni siquiera los tiempos de bonanza pudieron ser aprovechados por este negocio.
"Antes era habitual que en las comuniones, las bodas o los aniversarios se regalara un reloj, un aderezo o una pulsera. Hoy estos productos casi han desaparecido de la lista de preferencias de los valencianos, anteponiéndose artículos tecnológicos, como los móviles, las tabletas o las cámaras digitales", reconocen fuentes del negocio.
ALTERNATIVAS A LAS JOYAS
De hecho, muchas de las grandes firmas han diversificado su oferta, como ha sido el caso de Bulgari, que ofertaba en su tienda de la calle Marqués de Dos Aguas de Valencia otros complementos como bolsos, pañuelos o gafas de sol. Sin embargo, esta alternativa no evitó su cierre hace unos meses.
En algunos casos, los propietarios han reorientado el negocio a la compraventa de oro, pero tampoco este negocio está sirviendo para mantener el tipo, debido a la alta competencia que existe en esta actividad y la cada vez menor demanda de este metal para su uso en joyería.
Por contra, otras firmas españolas, como Durá, que tienen consolidada su marca y conservan su capacidad de resistencia financiera están aprovechando este periodo para posicionarse en la ciudad de Valencia, donde se han abierto establecimientos que aspiran a estar ya asentados frente a los clientes cuando comience la recuperación.
MÁS ALLÁ DE LAS TIENDAS
Sin embargo, los comercios de calle son la punta del iceberg de la crisis de una actividad como la fabricación de artículos de joyería que llegó a ser puntera en España. Hace dos décadas, Valencia y Córdoba eran las capitales de la industria española de la joyería con más de medio centenar de fábricas dedicadas a estos negocios, sólo en la provincia valenciana.
Actualmente, en torno a un 80% de las empresas dedicadas a esta actividad han cerrado y las que sobreviven se pueden contar con los dedos de una mano, centradas principalmente en la exportación, unos mercados que se dominaban hace años pero que actualmente tampoco son lo que eran.
De hecho, el Gremio de Joyeros de Valencia llegó a contar más de 250 alumnos en su centro de formación en los años 80 y 90, que solían encontrar trabajo durante el curso por la escasez de mano de obra capacitada para esta actividad.
La evolución de los acontecimientos hizo que hace seis años se decidiera su cierre, al haber reducido su alumnado a poco más de una treintena de aspirantes que se enfrentaban a un mercado laboral que ya no demandaba este tipo de titulados.
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