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VALENCIA. Contar con un entrenador para actividades directivas, o coach, puede resultar muy positivo para el ejecutivo, pero no todo aquel que se presenta como coach es un buen coach o, simplemente, está realmente capacitado para dar consejos a sus clientes.

El coach Peter Schreibvogel, de la consultora dedicada al desarrollo directivo Evocalia, propone una serie de diez preguntas que debe plantearse quien quiera contratar este tipo de servicios para que no le den gato por liebre. Un cuestionario para examinar al potencial entrenador y para el autoanálisis del propio entrenado.

#1 ¿Cuántas horas de experiencia en coaching ejecutivo tiene?
La experiencia es un grado, tanto en el coaching como en casi cualquier campo. El mínimo exigible al entrenador es que disponga de una experiencia de 1.500 horas impartidas.

#2 ¿Cuántas horas de formación específica has realizado para lograr ser un coach competente?
Teniendo en cuenta la oferta formativa que existe actualmente, el tiempo mínimo para adquirir los conocimientos básicos es de 500 horas, aunque siempre es mejor que disponga de un mayor número de horas lectivas aprovechadas.

#3 ¿Qué porcentaje de tu tiempo profesional se dedica al coaching ejecutivo?
Esta no es una materia para aficionados ni para 'coaches de fin de semana'. Una de las claves para ser un buen entrenador es la dedicación prácticamente exclusiva. En todo caso, es recomendable que el mínimo de tiempo destinado a esta labor sea del 50% de su tiempo de trabajo.

#4 ¿Con qué tipo de empresas ha trabajado últimamente?

Para que el coaching sea efectivo, al margen de la especialización de la que disponga, el entrenador debe contar con experiencia tanto en empresas familiares, como multinacionales o instituciones financieras, entre otras.

#5 ¿Puede enseñar testimonios de recientes clientes satisfechos?
Como en la bolsa, las rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras, pero está claro que si un buen número de clientes que han pasado por sus manos han dado su consentimiento para que se deje constancia de su recomendación por algo será. Como mínimo, debe poder aportar 10 antiguos entrenados para valorar seriamente la contratación de sus servicios.

#6 ¿Puede ponerme en contacto con 2 o 3 clientes recientes para que pueda hablar directamente con ellos de su experiencia?
La prueba de fuego son las referencias por parte de terceros. Si es bueno, el aspirante a coach debe poder ofrecer con facilidad un listado de antiguos clientes que sean capaces de avalar las cualidades que se atribuye.

#7 ¿Se somete a sesiones de supervisión regularmente?
La formación y el control deben ser continuo. Tan mala es la pereza como el hecho de dormirse en los laureles. En ese sentido, los coaches disponen de servicios para controlar su propia eficiencia y es recomendable que recurran a ellos un mínimo de cinco veces al año.

#8 ¿Tienes alguna certificación oficial como coach ejecutivo?
El coaching no es una materia de aficionados o que se adquiera en cualquier sitio. La certificación y la reputación del centro en la que haya cursado su formación es clave para conocer el tipo de profesional al que se pretende contratar.

#9 ¿Tiene alguna experiencia práctica previa como directivo?
Haber sido cocinero antes que fraile permite al entrenador poder trabajar no sólo de oídas. Contar con una experiencia como directivo permite al coach dar ejemplos personales o poder ampliar la perspectiva con la experiencia de quien sólo ha estado a un lado de la mesa.

#10 Y una última reflexión para el aspirante a ser entrenado. ¿Siente la adecuada química personal con esta persona como para que le acompañe durante varios meses?
El coach será una persona que acompañe al directivo durante muchas horas y en un periodo de tiempo largo. Además, la naturaleza del entrenamiento exige que entre ambos haya una empatía que facilite la aceptación de las recomendaciones.

Si el aspirante a coach y el futuro cliente han superado con éxito este cuestionario, adelante. Llegó la hora de la verdad.