VALENCIA. La rebeldía del exconseller y diputado del PP Rafael Blasco mostrada este miércoles en Les Corts confirmó lo esperado: el que fuera titular de la cartera de Solidaridad no tiene pensado abandonar el grupo parlamentario popular. "Estoy absolutamente convencido de mi inocencia. Consecuente con una elección democrática, voy a mantenerme en el escaño que me corresponde por decisión de la voluntad de todos los ciudadanos", subrayó tras acudir a la sesión parlamentaria.
Con estas palabras, no exentas de una buena dosis de sangre fría, el diputado se expresaba este miércoles en los pasillos de Les Corts. A muchos kilómetros de distancia, el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, reaccionaba enviando un mensaje al exconseller: "Blasco sabe que deberá dejar el grupo popular cuando se cumplan las dos condiciones que anuncié", señaló, en referencia a las conclusiones de la Abogacía de la Generalitat, que ya se han producido solicitando 11 años de cárcel para Blasco, y a las de la jueza, que deberá decidir si abre juicio oral.
La baraja amenaza con romperse. Para expulsar del grupo popular a Blasco sería necesario la mayoría de los votos del grupo, es decir, 28 diputados. Sin embargo, más allá de lo que pudiera ocurrir en una votación sobre Blasco, donde muchos se limitarían a seguir la línea marcada desde la cúpula de la Generalitat, la amenaza de abrir un debate áspero y descarnado a cuenta de los imputados, y la posible fuga de votos relevantes como protesta por la manera de abordar los casos de presunta corrupción de Fabra, podría terminar con una implosión de proporciones impredecibles.
De hecho, varios diputados del grupo ‘popular' consultados por este diario coinciden en que debería producirse una reunión de grupo presidida por el propio Alberto Fabra en el que se dieran "explicaciones" sobre la situación y la forma de afrontarla, más aún cuando pueden precipitarse otros casos que se encuentran avanzados, como la pieza de Gürtel en la que están procesadas las exconselleras y parlamentarias Milagrosa Martínez y Angélica Such.
REFERENTES DEL PPCV CUESTIONAN LA DOCTRINA FABRA
El ‘viejo' Partido Popular, o al menos una parte importante del que tenía peso en la anterior etapa, no conecta con la doctrina que pretende aplicar el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, sobre los casos de corrupción. Y varios de ellos se encuentran en Les Corts Valencianes.
Así pues, a la rebelión del propio Blasco, quien fuera conseller durante lustros y una pieza básica en la etapa de Francisco Camps como presidente, hay que unirle la desafección de otros referentes -ya sea por peso en el partido o por cargo institucional- respecto a la doctrina anticorrupción que Fabra quiere aplicar.
Una de ellas, imputada por una pieza separada del caso Brugal, es la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo. La responsable municipal conoce los rigores de su actual situación, de la que en ocasión se ha quejado amargamente en público: "Me he sentido muy sola", llegó a afirmar meses atrás en una entrevista a la Cadena Ser en referencia al partido. De hecho, en varias ocasiones, el vicepresidente del Consell, José Císcar, ha señalado públicamente que si estuviera en su situación, se habría "ido a casa". Con estos antecedentes, se entiende que la alcaldesa de Alicante no comparta la férrea doctrina que el presidente de la Generalitat está intentando llevar a cabo.
También públicamente ha cuestionado la doctrina Fabra el presidente de la Diputación y líder provincial del PP de Valencia, Alfonso Rus. El también diputado se ha preguntado públicamente en más de una ocasión si el camino era adecuado, más aún cuando desde hace años mantiene una buena relación con Blasco, al que sostuvo en su Ejecutiva como vocal -cargo simbólico- hasta hace pocas semanas.
Por otro lado, la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, ha mostrado desde el inicio de mandato de Alberto Fabra que ella quiere mantener su independencia respecto a determinadas líneas adoptadas por el presidente. La doctrina sobre corrupción parece ser una de ellas: un día después de que el juez José Castro solicitara a Les Corts el certificado de aforamiento de la alcadesa como diputada -paso previo a una posible imputación-, anunció públicamente en el acto homenaje a Fabra y en presencia de dos ministros, que volvería a aspirar a la alcaldesa. Si finalmente Barberá resulta imputada y es candidata, haría añicos la doctrina Fabra.
En esta línea, el expresidente de la Generalitat Francisco Camps, quien sufrió en sus carnes la prueba del juicio por el caso de los trajes y que también podría ser imputado en el caso Nóos, tampoco apunta a coincidir con la estrategia adoptada por Fabra ante la corrupción. Así, y aunque ya no posee un círculo amplio de confianza, el posicionamiento del expresidente siempre puede mover algunos escaños en Les Corts.
Al margen de estos dirigentes, hay otros diputados ‘rasos' que discrepan con la forma de actuar, no ya en concreto con Blasco, sino en general con la línea adoptada ante los casos de corrupción. En el grupo popular existen nueve imputados, algunos de ellos exaltos cargos, y otros que se solidarizan con la situación de sus compañeros como las exconselleras Maritina Hernández o Trini Miró.
Con responsables de este calibre cuestionando la doctrina Fabra, no resulta extraño que el presidente de la Generalitat esté tratando de evitar abrir el melón de una votación -o un debate- en el seno del grupo parlamentario a cuenta del caso Blasco. El portavoz del grupo, Jorge Bellver, nombrado por Fabra, con el apoyo de otros diputados como Alfredo Castelló y Rubén Ibáñez, el viceportavoz Rafael Maluenda, y el respaldo del secretario general del PPCV, Serafín Castellano, no está siendo suficiente para cumplir la misión de cohesionar el grupo. En la reunión de este miércoles previa al pleno de Les Corts, ni siquiera se abordó el asunto: seguirá pues la tensión contenida en el grupo.
A este paso los imputados van a "hacer piña" y los que van a salir por piernas son los que presuponemos honrados.
Algunos políticos se piensan que son inmortales. Que son piezas mecánicas que nunca se desgastan. Han llegado donde han llegado porque hicieron lo que tenían que hacer (esté bien o mal hecho). Cumplido su ciclo, la pieza se cambia por otra con un historial limpio. Algún día... y puede que ese día nunca llegue, acudiré a ti y tendrás que servirme... pero hasta entonces... podrás disfrutar de las prebendas políticas.
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