VALENCIA. El director general de Trabajo, Cooperativismo y Economía Social, Román Ceballos, ha mantenido una reunión con la dirección y el comité de empresa de Kamax en la que ha solicitado que se reconsidere la firma del acuerdo de flexibilidad por parte de los trabajadores como única alternativa que asegure la continuidad de esta empresa ubicada en Museros (Valencia).
En este encuentro, Román Ceballos ha apelado a la voluntad de todas las partes. Así, ha recomendado a la dirección de Kamax España que solicite y obtenga de la central del Grupo en Alemania el mantenimiento de sus compromisos de inversión y pedidos nuevos. A los representantes sindicales les ha instado a promover, si no existe otra opción, otro referéndum en el plazo más breve posible. Y ha pedido a los trabajadores que demuestren su grado de implicación con el futuro de este proyecto empresarial mediante el apoyo masivo a este acuerdo.
Según Ceballos, en la Comunitat Valenciana se han producido cierres de fábricas por conflictos similares al de Kamax. Ante esta situación, considera que rechazar un acuerdo de estas características trae como consecuencia la pérdida de inversiones y nuevos pedidos y, sobre todo, "puede introducir a la empresa en un camino peligroso, donde ya no decide ni la dirección local ni el comité".
Trabajo ha advertido a la dirección de Kamax y al comité de empresa que este tipo de conflictos pueden desembocar en una reducción de la carga de trabajo, y por tanto, darse los requisitos legales para autorizar despidos colectivos.
La dirección de Kamax España ha hecho especial hincapié en que el resto de los centros de producción, tratándose de una multinacional, son los principales competidores. De hecho, ha recordado que las otras ocho plantas ubicadas en Europa y EE.UU. ya tienen implantados programas de flexibilidad similares e incluso más avanzados que el propuesto en Valencia, cuya carencia sitúa a la factoría de Museros en una desventaja competitiva.
Román Ceballos ha recordado a los representantes sindicales que su obligación es adoptar, en representación de los trabajadores, las decisiones más convenientes que aseguren el mayor número de puestos de trabajo, puesto que "los delegados son los últimos en salir en caso de que peligre la viabilidad de la empresa".
Por su parte, el sindicato no firmante del preacuerdo, STM-Iv (Sindicato de Trabajadores del Metal - Intersindical Valenciana) ha comentado que se debe respetar el resultado del referéndum, y ha propuesto que se convoquen nuevas elecciones sindicales y que el Comité resultante reinicie las negociaciones. Al respecto, el director general de Trabajo ha pedido que este asunto no se utilice como arma de campaña sindical, ya que podría poner en riesgo el futuro de la fábrica y su nivel de empleo.
Por otro lado, la mayoría del comité de empresa firmante del acuerdo de Kamax (CC.OO-P.V. y CSI-F) se reunió ayer con el comité de GALOL, S.A., empresa dedicada a la fabricación de recubrimientos y tratamientos de superficies cuyo 75% de su actividad depende del volumen de producción y ventas de Kamax. Los delegados sindicales de GALOL han trasladado su preocupación por esta falta de acuerdo, ya que una progresiva disminución de la capacidad productiva de la planta de Museros podría poner en peligro la supervivencia de esta compañía valenciana que cuenta con una plantilla de cerca de 140 trabajadores.
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