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Los riesgos de ilegalidad lastran la 'repesca' de los profesionales afectados por el ERE por parte de las empresas que reciban a adjudicación
VALENCIA (A. MOHORTE). El próximo mes de agosto se completa la ejecución del expediente de regulación de empleo (ERE) de Ràdio Televisió Valenciana (RTVV) con el que han sido despedidos 1.198 de los casi 1.700 trabajadores que prestaban sus servicios en la empresa antes de la aplicación del recorte.
Aunque la dirección ha contratado los servicios de la consultora Acción laboral para asesorar a los afectados y planteó el trasvase de efectivos a las empresas beneficiarias, la posibilidad de que los despedidos puedan volver a la que fue su casa a corto plazo como empleados de las adjudicatarias no será tarea fácil.
Fuentes jurídicas consultadas advierten que las empresas beneficiarias tendrán que cumplir una serie de requisitos en sus rutinas de trabajo para que no puedan ser acusadas, junto a la actual RTVV (heredera legal de las mercantiles que componían la empresa original), de un delito denominado ‘cesión ilegal de trabajadores'.
MISMO PUESTO, DISTINTA EMPRESA
Así como los técnicos, redactores y guionistas despedidos que se integren a partir de ahora en las productoras que elaboren contenidos para las franjas horarias externalizadas estarán en una situación de absoluta independencia respecto a su empresa inicial, otros no se encontrarán en las mismas circunstancias.
El caso que se señala con más insistencia es el del personal técnico, altamente cualificado y experimentado, que pase a ocupar exactamente las mismas funciones con el mismo equipo técnico con el que trabajaba en RTVV, pero a nómina de otra mercantil.
Se puede dar el caso que un técnico de sonido, un cámara o un productor vuelva a llevar los mandos de la misma mesa de mezclas, la misma cámara o el mismo ordenador que utilizaba antes de ser despedido. Para no incurrir en un delito de ‘cesión ilegal de trabajadores' se deben plantear unas condiciones que están muy claras en la ley, advierten los expertos en derecho laboral.
INDEPENDENCIA ABSOLUTA
La nueva empresa deberá tener una independencia total de RTVV a efectos mercantiles y los equipos que utilice (cámaras, mesas de mezclas, unidades móviles, lanzaderas...) deberán ser suyos y no de la televisión o la radio. La práctica que se está aplicando en otras cadenas que han externalizado departamentos completos ha resuelto este problema alquilando sus equipos a la empresa prestataria del servicio.
De este modo, todo el material, pero también los despachos, salas y redacciones donde se encuentra su personal trabajando en el Centro de Producción de programas de RTVV o las subsedes, deberá ser vendido o alquilado a la beneficiaria de la concesión.
Sin embargo, el aspecto más complejo y que ha llevado en otros casos a sentencias condenatorias para las empresas es la independencia total en la cadena de mando. Ningún miembro de RTVV podrá ordenar nada al personal de otra empresa, a no ser que esta sea una empresa de trabajo temporal (ETT).
REDACTORES SIN TÉCNICOS
Por poner un caso práctico: ningún trabajador de informativos, sea cual sea su cargo, podrá solicitar de forma directa al departamento técnico que un cámara acompañe a un redactor a cubrir una noticia. Igualmente, un locutor no podría realizar indicaciones técnicas al personal de control, como subir la música o abrir micrófonos. Ambos equipos deberán tener cadenas de mando totalmente separadas.
De este modo, RTVV tendrá que solicitar formalmente sus requerimiento a la otra empresa que, independientemente, deberá tramitar la solicitud y realizar el servicio. Este proceso burocrático suele entorpecer la labor, especialmente cuando se trata de situaciones excepcionales y no planificadas, como realizar salidas de urgencia a cubrir, por ejemplo, el inicio de un incendio o un accidente de carretera.
En el caso de que una inspección laboral o la denuncia de un afectado descubriera el incumplimiento de estas exigencia, los afectados deberían ser reintegrados a RTVV, perdiendo la indemnización recibida en su día por el despido, que sería considerado una 'ficción' laboral.
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