VALENCIA. Una joya sale al mercado. En pleno centro de Valencia, en la esquina entre la plaza del Ayuntamiento y la avenida Marqués de Sotelo, el local que acogía la división de banca privada de Barclays Bank ha colgado el cartel de disponible.
Propiedad de una destacada familia valenciana con un destacado patrimonio inmobiliario y comercializado por la inmobiliaria especializada en activos de alta gama como Olivares & Galló, el inmueble ha sido desde hace décadas sede de entidades financieras, pero los británicos lo ocupaba desde la adquisición en 2003 del Banco Zaragozano. El redimensionamiento en el que está inmersa la firma ha obligado al cierre de esta oficina, pero sus características han hecho que no le falten novios.
Barclays Bank está concentrando sus efectivos y la proximidad de su sede regional, situada en un local en propiedad en la calle Barcas, llevó a rescindir este contrato de alquiler, devolviendo al mercado un punto estratégico con 1.300 metros cuadrados, repartidos entre sótano, planta baja y entresuelo.
Según fuentes conocedoras de la operación, los primeros contactos se han orientado a otras entidades financieras, que puedan aprovechar las adaptaciones con las que cuenta. La planta baja está adaptada como sucursal bancaria, toda exterior y con buen paso, techo de cinco metros de altura, una zona de caja y otra de atención al público panelada.
LOS PRIMEROS ASPIRANTES
Por otra parte, el entresuelo dispone de despachos destinados a los clientes de banca privada, con sus moquetas, cristaleras y un acceso independiente. Es precisamente este aspecto uno de los que más han atraídos los primeros interesados, entidades internacionales que no disponen de sede en Valencia o buscan una nueva ubicación, según fuentes de mercado.
Sin embargo, no son los únicos pretendientes que le han salido a este espacio. Aunque la plaza del Ayuntamiento no es uno de los puntos de la ciudad más demandados para el establecimientos de marcas de moda y la superficie del local es muy superior al que suelen aprovechar las marcas de telefonía, sí han manifestado su interés cadenas de restauración internacionales, aunque estos movimientos están en una fase inicial.
El precio se mueve dentro de la horquilla habitual en la zona, dónde se pueden alcanzar los 25 euros el metro cuadrado, pero muy condicionados a otros aspectos de la negociación, debido a lo singular del punto.
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