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MADRID. Uno de cada diez ingenieros españoles ya está trabajando fuera de nuestras fronteras, ha señalado el presidente del Instituto de la Ingeniería de España (IIE), Manuel Moreu. Sin embargo, todavía hoy por hoy, el 95% de ellos lo hace para compañías españolas o multinacionales de capital nacional.

El Instituto de la Ingeniería está preocupado por la actual situación económica y el número creciente de ingenieros que tiene que emigrar para buscarse un trabajo, según Moreu, que cree que no es descartable en estos momentos por la situación económica de crisis una amenaza real de fuga de cerebros en el sector, que puede ser aprovechada por economías más sólidas que la nuestra para atraer ese perfil de trabajadores muy cualificados a un coste relativamente pequeño.

De hecho, puso como ejemplo que países competidores nuestros como por ejemplo Holanda, aprovechan coyunturas adversas para nuestra industria, como es el caso del "tax lease", que tiene paralizada la industria de construcción naval española precisamente por una denuncia holandesa a la CE, para llevarse a profesionales muy cualificados.

PERDER LA INVERSIÓN EN FORMACIÓN

A su juicio, si España no tiene capacidad de dar oportunidades a estos profesionales, perderá no sólo la gran inversión económica que el Estado ha hecho durante los años de formación de estas personas, sino también sobre el aporte futuro que ellos mismos pueden lograr para el desarrollo de España.

Este colectivo de 120.000 ingenieros superiores y cuya cifra llega a los 470.000 si se incluyen a los ingenieros técnicos, tiene una tasa de paro del 11%, todavía muy inferior a la medida nacional de desempleo. Por ramas de la ingeniería afecta en un 7,6% a los licenciados en Telecomunicación y un 13,46 a los de Caminos. No obstante, el 95% de ingenieros ejercen ocupaciones relacionadas con su formación.

MASIFICACIÓN UNIVERSITARIA

Una de las mayores preocupaciones del Instituto, según Moreu, es la masificación de los estudios, que hace que cada año salgan de las universidades ya unos 16.000 nuevos titulados, frente a los apenas cien ingenieros que se licenciaban anualmente en España en 1956.

Y el futuro en este sentido no es nada prometedor con la aplicación de los planes de Bolonia, añade Moreu, ya que provocarán que el número de nuevos ingenieros pase de los 16.000 actuales al año al menos a unos 30.000, una cifra difícil de asumir por el mercado, por mucha salida al exterior de los profesionales que se pueda producir.

EMPRESAS Y PROFESIONALES LÍDERES

La buena noticia para el presidente del IIE, es que la ingeniería española sigue ocupando los primeros puestos a nivel mundial en el diseño, la supervisión y la gestión de carreteras de alta capacidad, plantas solares, parques eólicos y plantas desalinizadoras, siendo actualmente líderes en los mercados latinoamericanos, en los países del Este de Europa y en el norte de África, evidentemente por la pujanza de empresas españolas instaladas en estas zonas del mundo.

Los ingenieros, explicó el presidente del IEE, siempre hemos reivindicado a los políticos profesionales la necesidad de primar los aspectos técnicos sobre los políticos en muchas decisiones estratégicas. Y recordó un congreso profesional de 1919 del que salió un programa concreto de reformas y trabajos para la "reconstitución nacional" que presentaron al Rey Alfonso XIII.

CUMBRE EN MADRID

Por ello, justificó que el IIE organice una Cumbre de la Ingeniería Española en Madrid los próximos días 13 y 14 de mayo, cuya inauguración estará presidida por el Príncipe de Asturias, y que reunirá a numerosos profesionales en distintas mesas de trabajo, bajo el objetivo, según Moreu, de intentar aportar soluciones desde su actividad a la actual crisis económica.

El presidente del IEE señaló que los ingenieros españoles apuestan por la industrialización, la producción y el crecimiento económico y que las empresas de sector en España son un ejemplo de competitividad, exportación y alto nivel tecnológico, por lo que están perfectamente capacitadas para liderar el proceso de reindustrialización que se defiende desde la Unión Europea.