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MADRID. "Está en construcción y ya es un mito". Así reza el cartel que presenta las obras de la zona residencial de lujo 'Juan Bravo Plaza'. Una verdad a medias, ya que a pesar de que las grúas, las casetas y los montones de arena está en su superficie, después de un año y medio las obras continúan paralizadas y, según explican desde la constructora, sin intención de retomarlas en estos momentos.

Esta construcción de vivienda residencial pretendía levantar los 60 edificios más caros de Madrid, de más de 2,5 millones de euros por vivienda. Ubicada en pleno Barrio de Salamanca, en la milla de oro madrileña, fue paralizada por la crisis del ladrillo. Aunque la intención de realizar la construcción fue retomada hace más de un año, con el fin de que ya estuviera finalizada, lo cierto es que prácticamente no se han levantado sus cimientos.

Eurosazor constituyó en 2006, la sociedad inmobiliaria Juan Bravo 3 S.L. para gestionar el proyecto. Actualmente, mantiene el 50% del capital de esta sociedad. Para comercializar estas viviendas, contrataron a la firma Gilmar Consulting, como puede observarse en el cartel, para que buscara comprador a esos futuros pisos de más de 150 metros cuadrados.  

En el año 2007, la inmobiliaria Eurosazor, en la actualidad propiedad de Rafael Ortiz Rozas, compró por 131 millones de euros los dos edificios que estaban situados donde, en este momento, debería encontrarse el complejo. Éstos eran conocidos como Juan Bravo 3B y Juan Bravo 3C. En primer lugar compró el 3B, perteneciente a Repsol, por 65 millones. Poco después adquirió su gemelo a Mutua Madrileña, por 66 millones de euros. 

Estos edificios, compuestos por oficinas y apartamentos constituidos en bloque que ocupaban gran parte de la manzana, fueron derribados para dejar paso al proyecto dirigido por el estudio del arquitecto español Rafael de la Hoz, artífice de proyectos como la sede de Telefónica en Las Tablas (Madrid). Este complejo residencial se encuentra inspirado en el rascacielos británico One Hyde Park, situado en Londres. 

El proyecto inicial contaba con 19.400 metros cuadrados de superficie construida, distribuida en pisos de dos, tres y cuatro dormitorios. Se gestionará por el sistema de condominio, un concepto americano de copropiedad mediante el que se establece que pertenece de manera colectiva e indivisible al conjunto de los propietarios.

Las viviendas, de cinco estrellas, serían diseñadas de forma personalizada por los interioristas Pascua Ortega y Tomás Alía. En las zonas comunitarias se incluyen una sala de cine para 80 personas y una zona de reuniones para 400 personas. También tendrá piscina climatizada, una descubierta y un spa.