Ésta es la historia del hombre que fundó con 27 años una de las empresas más prometedoras del mundo (peerTransfer), desarrollada entre Boston y Valencia
VALENCIA. A Iker Marcaide uno lo imagina como el más listo de la clase, decidiendo, casi antes de tomar la primera papilla, que su futuro pasaba por fundar empresas y hacerlas transitar por los senderos del éxito ordenado.
Su vida y su carrera, todavía incipiente, parecen un regreso continuo al origen. Nació en Boston pero no le dio tiempo a pensar en ningún negocio creativo porque sólo duró dos meses en la ciudad. Terminó en Valencia ("la que considero mi casa", señala), donde se licenció en ingeniería industrial por la UPV para, al tiempo, acabar volviendo a Boston, esta vez por años, y fundar peerTransfer, la mejor startup del mundo en 2010. Una compañía de pagos internacionales especializada en el sector educativo que 37 socios de los principales fondos de inversión eligieron como el plan de negocio más prometedor en la HiT Barcelona World Innovation Summit. Para cerrar el círculo, abrió el centro operativo de peerTransfer en el edificio Europa de Valencia.
Frente a la imagen de un hombre de reloj en cada muñeca con los que vivir a la vez la hora de Boston y Valencia, Marcaide tiene más bien un hemisferio cerebral en cada orilla. Hace el trayecto entre ambas ciudades todos los meses. En esta ocasión, atiende a la llamada un jueves desde Valencia pero acabará respondiendo a las últimas preguntas un lunes desde Boston.
Sin algarabías y alejado de cualquier boato, se ha convertido en una de las figuras más incipientes que ha dado la universidad valenciana en los últimos años. Y en una especie de gurú involuntario para el cosmos emprendedor de la Comunitat, sobre el que advierte una especie de big bang: "En los últimos años ha habido un gran avance, incluyendo nuevas incubadoras, cursos, startups, inversores... Un ecosistema en el que uno no siente que la vida necesariamente tiene que seguir un camino lineal de conseguir trabajo estable y trabajar para otros".
Pudo haber seguido el camino lineal tras pasar por la UPV, ser empleado en una consultora y recibir una beca de Caja Madrid para estudiar en la Escuela de Negocios del MIT de Boston. Pero entre mudanza y mudanza se le cruzó un problema y una solución. El problema, las dificultades que sufrió para transferir dinero. Malos tipos de cambio, comisiones muy altas, retrasos...
Y de la ineficiencia, la solución. Mientras estudiaba dos máster a tiempo completo en EEUU, fundó en julio de 2009 peerTransfer, destinada a reducir tiempos de espera y, con un click, ahorrarse alrededor de 10 veces los costes de una transferencia tradicional. Especializada en el sector educativo, no carga comisiones adicionales ni a estudiantes ni a universidades gracias a la compra de volúmenes agregados de divisas. A las universidades les reduce el número de pagos incompletos o sin identificar. "Las mejores ideas surgen cuando ante un problema aparece una oportunidad", apunta Marcaide desenfundado su mantra vital.
¿Qué ha ocurrido tres años después de ser la mejor startup del mundo?
Tres años después de recibir el reconocimiento como mejor startup mundial, el crecimiento de la compañía parece superior incluso al previsto. De cinco trabajadores iniciales ha pasado a 41 (16 en EE UU, 25 en Valencia). La inversión supera los 10 millones de dólares, a través de rondas de financiación lideradas por fondos de capital riesgo como Spark Capital (inversor de Twitter y Facebook). "Para convencerles hay que hacerles ver que hay un problema, que tienes una solución y que el mercado es suficientemente atractivo y grande como para construir una empresa de cierto tamaño", explica Marcaide.
Merced a un sector todavía poco maduro ("sólo el 2% del volumen de transferencias entre empresas y particulares se hace a través de entidades no bancarias como nosotros", recuerda), el crecimiento de peerTransfer es de un 800% en volumen movido año a año. Son la principal alternativa a las transferencias bancarias en el sector educativo, procesando pagos desde más de 200 países y con una red de 330 universidades (cada mes se añaden entre 15 y 20). El 60% de sus usuarios son estudiantes que utilizan el servicio principalmente para pagar las matrículas, seducidos por una plataforma que el MIT premió en 2011 como la 'mejor tecnología de consumo para hacer la vida más fácil'.
También se trata de una de esas empresas que ha sabido aprovechar las ventajas ocasionales del mal contexto económico: "Con la crisis hay más gente dispuesta a probar cosas nuevas si les ahorran dinero", comenta. Aunque advierte de las dificultades: "El sector de pagos es un espacio muy regulado, en cada país es un poco distinto. Esto es una clara barrera de entrada. Las cosas parecen más sencillas desde fuera...".
Valencia, el cerebro de peerTransfer
La empresa, cuyo principal mercado reside en las universidades americanas, inglesas y australianas, tiene en cambio su cerebro en una oficina del edificio Europa de Valencia, cara a cara con el viejo Mestalla. Se trata de una cámara de talento con la que, de alguna forma, Marcaide exporta a "su" ciudad gran parte del trabajo comenzado en la costa este americana: "Boston es ventas, marketing, product managament; Valencia, el resto". "Sin Boston no añadiríamos más clientes; sin Valencia no podríamos ni procesar un pago".
Los mecanismos de trabajo en ambas sedes son similares. Todos los empleados tienen acciones de la compañía, recompensas de equipo y unos objetivos rigurosos. Aunque en la confección de la plantilla, la oficina de Boston guarda más apariencia de torre de Babel que la de Valencia, donde abundan los talentos locales.
Los próximos senderos
Cuando no se encuentra en las oficinas, las salas de conferencia y los aeropuertos, a Iker Marcaide le gusta marcharse con su familia "a descubrir nuevos senderos en la montaña". Sobre los nuevos senderos de peerTransfer transmite precaución ante el riesgo de perderse por el camino: "Es difícil construir algo sostenible si uno abarca demasiado demasiado pronto". E insiste: "Hay que pensar en grande pero siendo consciente que se empieza con pocos recursos, y que hace falta estar muy centrado al principio, creciendo a medida que vayan creciendo". El futuro inmediato, después de la creación del producto y su consolidación entre universidades, pasa por ampliar el rango de servicios y por apuntalar la rentabilidad del negocio.
A todo esto, Iker Marcaide sólo ha cumplido 31 años. Su nombre es de aquellos que se apuntan en una hoja reservada y se subrayan.
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