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Alberto Fabra, 21 meses después:
Victoria en el Consell, empate en el
PPCV y caso perdido en Les Corts

X. AGUAR. 26/04/2013 El presidente logra, tras años de tensiones internas, un Gobierno unido, aunque le quedan pendientes otras asignaturas para controlar el buque 'popular'

VALENCIA. Un año y nueve meses después de su toma de posesión, el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, continúa en su tarea de gobernar la Comunitat Valenciana sin descuidar la estructura interna del propio Ejecutivo, el Partido Popular y el grupo parlamentario de Les Corts.

21 meses después de su llegada al cargo, acercándose al ecuador de la legislatura, el resultado para el máximo responsable autonómico es una victoria en el Consell, un empate en el partido y un caso perdido -con matices- en el ámbito parlamentario.

CONSELL. FASE DE UNIDAD INÉDITA EN LOS ÚLTIMOS TIEMPOS

Una de las decisiones del presidente que, a día de hoy, se considera acertada desde distintas fuentes de Generalitat y partido es la elección y estructura diseñada del Consell.

Fabra se lo tomó con calma, pero su remodelación de caras y competencias en el Gobierno valenciano hecha pública el pasado 7 de diciembre de 2012, le está dando la razón. No es que el Consell esté ofreciendo un recital -ni mucho menos- de soluciones e iniciativas: de hecho, sólo hay que atender los asuntos tratados en los últimos plenos del Gobierno valenciano, muy escasos de contenidos de peso.

Sin embargo, los miembros del Ejecutivo escogidos por Fabra así como el rediseño estructural, han contribuido a ofrecer cierta imagen de sosiego. Es evidente que siempre existen ciertos ‘tira y afloja' entre consellerias, pero a día de hoy se ha logrado un nivel de armonía que se había echado de menos durante mucho tiempo.

Las tensiones en el pasado entre zaplanistas y campistas; los juegos de poder entre consellers en la era anterior a Fabra, o los propios problemas que ha tenido el presidente con la herencia y el Ejecutivo recibidos, habían hecho que el Gobierno valenciano fuera un foco de tensión en los últimos tiempos.

Llombart, Sánchez y Moragues

En cambio, los nombramientos y cambios realizados por Fabra han funcionado, al menos inicialmente en el aspecto más orgánico. Los tres ‘fichajes', Manuel Llombart (Sanidad), Juan Carlos Moragues (Hacienda) y Asunción Sánchez Zaplana (Bienestar Social), pese a las dificultades del Consell, no se han convertido en protagonistas negativos de la actualidad ni han protagonizado ‘patinazos' de importancia. Bien es cierto que, una vez superados con holgura los más de cuatro meses al frente de sus respectivas carteras, habrá que exigirles iniciativas y proyectos más allá de la diplomacia interna y las buenas palabras en público.

PPCV. EN CUARENTENA Y A LA ESPERA DE PRÓXIMAS CITAS

La reunión mantenida esta semana por Fabra con los tres presidentes provinciales del partido y con el secretario general del PPCV, Serafín Castellano, no fue gratuita. El primer aniversario del líder al frente de los ‘populares' valencianos tendrá lugar en mayo, seguido de la convención política en junio, donde se espera la presencia de María Dolores de Cospedal y Mariano Rajoy respectivamente.

El presidente quiere que, superados ya los congresos comarcales y locales, terminen las rencillas entre los ‘pesos pesados' del partido. Los 'populares' valencianos atraviesan una fase delicada que puede conllevar la pérdida de la Generalitat en 2015: un argumento que, a juicio de la corriente más 'fabrista', debería convencer a los diferentes líderes ‘populares' para apartar las disputas y remar en la misma dirección.

Fabra, en el congreso del pasado año donde fue elegido presidente

Si hay derrota electoral, al margen de la caída de los más poderosos, la red tejida en torno a los ejes de poder terminaría con la desaparición de muchos puestos para recompensar a afines y un consiguiente adelgazamiento de las fidelidades. Es decir, un 'reinicio' del PPCV en toda regla.

Pese a esta seria amenaza, una parte importante del partido sigue observando a Fabra como un líder todavía en un estado de cierta ‘interinidad'. Si consigue dominar la desbocada crisis económica y sobrevivir a la legislatura con una victoria electoral, habrá presidente para rato. Hasta entonces, las fidelidades, en muchos casos, continúan pronunciándose en condicional.

LES CORTS. UN CASO DIFÍCIL DE RECONDUCIR

Indudablemente, el ámbito donde Fabra tiene más dificultades es el parlamentario. Como ya ha informado ValenciaPlaza.com anteriormente, el grupo parlamentario ‘popular' se encuentra atomizado en varios grupos: veteranos o campistas desplazados, imputados en ‘standby', diferentes núcleos de liderazgo...

Un crisol de sensibilidades sobre las que Fabra no posee control y donde, a priori, no se plantea prescindir de los imputados bajo el argumento de que el acta de cada diputado es personal.

Más difíciles todavía son las decisiones que el presidente debe adoptar sobre otros dirigentes, como el alcalde de Castellón, Alfonso Bataller, que este jueves fue imputado en el caso Gürtel. Fabra ha contraatacado estos días con la denuncia del Ayuntamiento de Gandia a cargos socialistas del anterior gobierno, como José Manuel Orengo y Alfred Boix. Ambos estrechos colaboradores de Ximo Puig.

Císcar y Fabra en Les Corts

El jefe del Consell cuenta con la ventaja de que el grupo socialista, sin la presencia en el hemiciclo de su secretario general, Ximo Puig, puesto que no es diputado, no está siendo capaz de capitalizar la oposición, viéndose superado frecuentemente por Compromís y Esquerra Unida.

No obstante, las comparecencias en Les Corts tampoco resultan excesivamente cómodas para el propio Fabra y sus consellers, lo que se traduce en un buen número de debates de dudoso interés ciudadano y, en ocasiones, con la aparente función de generar cortinas de humo.

Curiosamente, este mismo jueves se produjo otro ejemplo de que las cosas en el PPCV no marchan en Les Corts cuando el protagonismo en la cámara se lo llevó una exposición sobre los 30 años del estatuto que fue tachada de "pancatalanista" por varios diputados ‘populares', aunque había sido avalada por el propio presidente de Les Corts, Juan Cotino, financiada por la Consellera de Gobernación de Serafín Castellano y con prólogo del propio Alberto Fabra. Un guirigay mediático que, al menos, sirvió al Consell para tapar en cierta medida la EPA que situaba en 727.500 la cifra de parados en la Comunitat Valenciana.

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