VALENCIA. Nos estamos muy acostumbrados a presenciar gestos como el anunciado por la Cámara de Valencia haciendo publica su posición en éste o en cualquier otro asunto aunque ello represente situarse frente a las posiciones políticas de la Administración autonómica o del principal partido de la oposición, dejando a ambos en evidencia.
Y más en asunto tan sensible como el de la instalación del anunciado cementerio de residuos nucleares que pretende el Gobierno en el municipio valenciano de Zarra. La instalación supone una inversión de 700 millones de euros y la creación de cientos de puestos de trabajo en una comarca que, como muchas otras, está sufriendo profundamente los efectos de la crisis ecomómica sobre sus niveles de empleo calidad de vida.
Se puede estar a favor o en contra de este tipo de instalaciones pero no actuar con dobleces como como las de los dos principales partidos políticos de la CV, más pendientes de los efectos electorales que el apoyo o rechazo a tal decisión representa que de analizar e informar claramente a la sociedad de las ventajas e inconvenientes de la construcción de un complejo industrial tan singular.
Por eso es de agradecer la postura de la Cámara, allineada coherentemente con los tradicionales argumentos de las organizaciones empresariales y exponiendo con claridad los argumentos que la conducen a opinar a favor de la instalación, aunque ello signifique disentir de la 'postura oficial'.
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