VALENCIA. A mediados de la década de los 80 del siglo pasado se fue sedimentando la "idea fuerza" de la "T", una propuesta de cambio relevante de la estructura urbana tradicional de la ciudad y de su evolución contemporánea. La cosa, aunque interesante y novedosa no era el invento del siglo. Simplemente se basaba en la oportunidad histórica de hacer de la necesidad virtud y aprovechar el viejo cauce del Turia (el Jardí del Túria) como eje transversal estructurante que se complementaba con un frente marítimo renovado que se percibía como posible, necesario y ajustado a las claras tendencias de revalorización de dicho frente marítimo.
Por tanto , la "T" no era sino la conjunción visual de estos dos elementos pero permitía mejorar ostensiblemente el funcionamiento de la tradicional estructura radio-concéntrica a la que de alguna forma se superponían, en clara relación de jerarquía , estos dos nuevos elementos estructurantes. Una sencilla pero potente aportación de la que seguimos viviendo, urbanísticamente hablando.
La idea de la "T" se encuentra recogida de forma explícita en un libro editado en 1987 por el Ayuntamiento de Valencia ( La Valencia de los 90) que se ha enviado al arcón del olvido. Como el próximo debate de l´Aula Ciutat se centra en los usos del frente o fachada marítima no mentaremos aquí la bicha del Jardí del Túria. Sólo diré que a pesar de los pesares -que no son pocos- y de la contumaz persistencia en que el Jardí sea el lugar donde "todo cabe", casi todo el mundo admite que el Jardí del Túria ha sido la intervención más exitosa y la que en mayor medida ha condicionado los cambios locacionales y los nuevos desarrollos urbanos.
Nos limitaremos por tanto a hablar del "palo corto" de la "T" y a intentar explicar cómo ha ido apareciendo y desarrollándose las variables que primero han configurado un espacio tan singular y después han determinado que - en mi opinión- sea preciso acometer una "renovación controlada" del frente marítimo que exige un plan integrado y coherente del que todavía carecemos
2. TAL CÓMO ÉRAMOS, TAL COMO SOMOS
Parece sensato iniciar este breve análisis haciendo referencia a que eran y qué representaban los Poblados Marítimos la víspera de su forzada incorporación a la ciudad de Valencia en 1898. En tal fecha ( y perdóneseme aquí y luego la excesiva simplificación en aras de la brevedad) , los Poblados Marítimos se perfilaban al final de un rectilíneo y escasamente urbanizado nuevo Paseo al Puerto que sustituyó a principios del XIX al Camí Vell o Fondo. Al final, el Grao que estructura Vilanova del Grao, y , al norte, el Cabanyal, Canyalmelar, Cap de França que ya se está consolidándose como un barrio marinero popular tripartito que llega hasta la vía del Trenet . Más al Norte, son tierras de la Malva-rosa donde residencia o villas de veraneo de familias pudientes de la ciudad conviven con las extensas plantaciones de flores que necesita Mr. Robillard para su fábrica de perfumes. Al Sur del Port Vell el núcleo siempre marginal y problemático de Natzaret y los más rurales paisajes de Pinedo y la Punta que precedían a la Albufera i el Saler.
Algo más de una década después, la neutralidad española en la Primera Guerra mundial iba a generar cambios de importancia en la fachada marítima de la ciudad. Se crean alguna grandes empresas, (la mayoría de ellas de localización portuaria, como la Unión Naval de Levante, la Cross, la Alcoholera, Macosa, La Transmediterránea, etc..) que empiezan a cambiar el paisaje marinero por un paisaje más industrial.
Paisaje industrial que tras el breve paréntesis de los felices 20(aunque el Puerto siguió creciendo con la exportación de naranjos y productos hortofrutícolas), daría otro salto cualitativo vinculado a la industria bélica en el conflicto armado del 36-39, a la obligada sustitución de importaciones de la autarquía y a la posterior ola industrializadora generada al calor del Plan de Estabilización de 1959 y de la apertura del comercio exterior.
Por tanto en 1978 , la víspera de la democracia, los más longevos del lugar se veían con no pocas dificultades para explicar los cambio acaecidos . En primer lugar , la Malva.rosa( y también Nazaret) se había consolidado como barrio obrero popular con una mayoría de población inmigrada que trabajaba en el recinto portuario y en las empresas próximas y "habitaba" en los numerosos "Grupos " que se habían ido desarrollando tanto en las proximidades del Puerto (Papelera, Girón, Ruiz Jarabo, Casitas Rosas, Virgen del Sufragio, Stella Maris...) como en zonas algo más alejadas (Menorca e Ibiza, Barrio de la Amistad, Barrio de la Isla Perdida, Barrio de la Amistad , grupo de Federico Mayo en la calle Industria...) En el espacio comprendido entre la Nueva salida a Barcelona, la Avda. de Aragón y la Autopista de El Saler se localiza la residencia derivada no sólo del crecimiento industrial próximo al Puerto sino también del crecimiento poblacional conjunto de la ciudad que en 25 años aumenta su población en más de 250.000 habitantes.
Mientras que principios del siglo XX la ciudad y los Poblados Marítimos tenía a la Avda. del Puerto como principal infraestructura de comunicación mutua, en 1978 la apertura de Blasco Ibáñez hasta Serrería (posibilitada por la eliminación de la estación de Aragón y la Via Xurra en el Plan de 1966) pondría en valor todos los terrenos de Algirós que se urbanizarían (generado enormes plusvalías) hasta fundirse con el otro distrito de Camins al Grau que había crecido entre 1960 y 1978 para acoger a los incrementos poblacionales de la ciudad. Para "organizar" ese nuevo tejido urbano aparece un malla conformada por la Avda. de Aragón y Manuela Candela en un sentido y por Justo y Pastor y la Avda. del Puerto por otro. Pronto esa malla se ampliaría notablemente.
Llegamos de este modo, en esta apretada síntesis, a la década de los 80, década crucial porque se reconoce la potencialidad del frente marítimo y se diseña una nueva estructura urbana en consonancia; la "T". No sólo diseño, también ejecución. Se urbaniza la Avda. de Aragón, se urbaniza el tramo de Blasco Ibáñez entre Cardenal Benlloch y Serrería donde fincas y huertas convivían con dificultad. Se entierra el ferrocarril a su paso por los poblados marítimos lo cual elimina una barrera importante y permite la substitución masiva de industrias obsoletas por nuevas viviendas. Se construye el Palau de la Música que sería la punta de lanza para desarrollar los Espacios del Este previstos en el PGOU de 1988. Se construye el Paseo Marítimo con proyecto de Colominas, un paseo que sería en poco tiempo un éxito popular y un elemento decisivo de revalorización del frente marítimo.
No todo fue bueno en los 80 para los Poblados Marítimos. La fuerte crisis económica azotó este espacio urbano de forma singular y aumentó la degradación urbana de muchos de sus barrios. Por otra parte, la continua expansión del Puerto forzó a construir el acceso Sur al Puerto (que eliminaba la playa de Nazaret) y a desarrollar una ZAL tan discutida como discutible. Estas sucesivas dosis de cal y de arena explican el que, a pesar de las evidentes mejoras, con motivo del centenario de la anexión, un grupos de vecinos descontentos colgaran un pancarta en el edificio de Calabuig en la que por espacio de más de un mes se pudo leer: "Poblats Marítims 1898- 1998: cent anys sent el femer de Valencia".
La expansión del Puerto y el aumento de espacios portuarios son una constante que si bien se produce de forma continua tiene en los años 70 un periodo de expansión especialmente importante que le haría plantearse sucesivas ampliaciones para mantener la competitividad pero que, por otra parte, condicionaban e hipotecaban el desarrollo de espacios urbanos colindantes como los casos ya comentados de acceso Sur y ZAL atestiguan.
Si los 80 fueron los años del cambio de perspectiva (y de no pocas realizaciones estructurales que liberaban obstáculos), la década de los 90 y la primera parte de la década del siglo XXI (hasta la crisis del 2008) se salda con el fracaso de la estrategia de la "Nueva Valencia". Una estrategia que partía del aprovechamiento de todo lo avanzado hasta ese momento (El PGOU de 1988, sus ideas centrales y sus áreas de suelo urbanizable; todas la realizaciones ya comentadas etc.) pero que concentra sus esfuerzos en el desarrollo de un área, autodenominada la "Nueva Valencia " que fuera el escaparate propagandístico a todos los efectos de una ciudad que había que "poner en el mapa " y volver a "ilusionar" para repetir las gestas del siglo de oro. Esta era la función que atribuía Rita Barberá a la Nueva Valencia y que, lógicamente , ha marcado el desarrollo de las actuaciones.
Entorno a la Nueva Valencia se han concitado- de una forma quizá no programada pero indudablemente eficaz- una larga serie de actuaciones sobradamente conocidas que pasamos a enumerar: el nuevo barrio de la Avda. de Francia (desarrollo previsto en el PGOU de 1988); la construcción de todo el complejo calatraviano (que es el santo y seña y la tarjeta de visita de todo el proyecto); la realización de la Copa del América (precedida por el proyecto del Balcón al Mar); la celebración del campeonato de la F-1 en los terrenos previstos del PAI del Grao; la conversión del histórico y popular balneario de Las Arenas en un gran establecimiento privado de volumetría y estética muy discutible; el desarrollo (corto-circuitado por la crisis) de PAI del Bulevard de las Moreras que es un ejemplo paradigmático de esa forma estúpida de "hacer" urbanismo a base de adosar nuevos y caros tejidos urbanos a áreas degradadas o de baja calidad; la celebración de un concurso internacional para diseñar el "final" del Jardí del Túria que se saldó con dos premios y un encargo de "síntesis" de notoria dificultad y last but not least, el empeño fuera de lugar en prolongar Blasco Ibáñez hasta el mar en una operación de sventramento del siglo XIX que ha tenido la virtud de aunar oposiciones varias de ámbito local, nacional e internacional y convertir el tema del Cabanyal en un caso de libro. Ahora se anuncia la próxima cesión de los terrenos de la vieja dársena a la ciudad y ya suena las trompetas gloriosas del proyecto más importante de la historia de la ciudad . Dejà vu y con credibilidad menguante.
3. DEL PUZZLE AL SENTIDO COMÚN
Como consecuencia del impacto acumulativo de todas las actuaciones e intervenciones que hemos analizado en el apartado anterior (y alguna más como la consolidación del área universitaria de Tarongers), a fecha de hoy es evidente que existe un valor potencial del área de la fachada marítima que puja por un clara renovación de los usos existentes y una mayor "cualificación" del espacio. Si ese valor potencial no se convierte en valor real a partir de un procesos de renovación controlada y pactada es en mi opinión por
a) El innecesario clima de conflicto generado por el proyecto de prolongación de Blasco Ibáñez que ha provocado una situación de incertidumbre, de falta de inversión pública y de mayor degradación. Visto el desarrollo de los acontecimientos y los argumentos expuestos debería renunciarse al proyecto pero es políticamente muy difícil que se reconozca el error y se recompongan las relaciones.
b) La actitud igualmente irracional del Puerto de Valencia forzando su crecimiento en la ubicación actual en lugar de ir desplazando progresivamente su actividad al Puerto de Sagunto. El Puerto de Valencia es muy importante para la economía pero su estrategia espacial es muy discutible y supone un punto de ruptura entre el norte y el sur del frente marítimo de la ciudad que es muy difícil superar. Además, el rotundo fracaso de la ZAL y otras servidumbres que genera (como el acceso sur) no le hacen precisamente un agente urbano muy popular.
c) Por último, y aunque los resultados electorales den la mayoría absoluta al PP en todos los distritos afectados, el carácter claramente elitista y de glamour de la Nueva Valencia contrasta con un entorno mayoritariamente popular lo cual debilita el posible contagio positivo y por contra hace muy difícil el consenso social.
Así mismo, parece bastante evidente que a fecha de hoy en el palo corto de la "T" no existe sino un puzzle inconnexo de tejidos económicos, sociales y urbanísticos muy diversos a los que cabría dotar de elementos de sinergia positivos y de especialización relativa sin por ello pretender que desaparezca un diversidad potencialmente enriquecedora
Por tanto, en la situación de crisis actual habría que abandonar arrogancias y tecnocracias escasamente ilustradas y convocar a los agentes urbanos a consensuar un plan integrado de usos de la fachada marítima que de sentido al palo corto de la "T". Imponer usos sin practicar la democracia participativa puede ser un grave error que paguemos muy caro en términos de eficiencia y democracia. Los ciudadanos no son súbditos sino, en todo caso, copropietarios de la ciudad como bien público colectivo que es y clientes de los servicios que ofrecen o deben ofrecer aquellos que han sido votados para servir y no para ser servidos.
__________________________________
*Josep Sorribes, Director de l'Aula Ciutat y ponente del Debate sobre los Usos de la Fachada Marítima
Actualmente no hay comentarios para esta noticia.
Si quieres dejarnos un comentario rellena el siguiente formulario con tu nombre, tu dirección de correo electrónico y tu comentario.
Tu email nunca será publicado o compartido. Los campos con * son obligatorios. Los comentarios deben ser aprobados por el administrador antes de ser publicados.