PwC ha presentado un informe donde critica la falta de órganos de dirección cualificados y la necesidad de acabar con la burocratización
MADRID. La universidad pública se ha erigido como una pieza clave del desarrollo económico y social de España. Actualmente, se encuentra en un momento clave que marcará su futuro y debe determinarse si puede mantenerse con el modelo actual o realmente debe realizar una transformación profunda para no depreciar el modelo público. ¿Tiene posibilidad de financiación? ¿Demasiadas trabas burocráticas? ¿Poca internacionalización? ¿Un sector sobredimensionado?
La consultora PricewaterhouseCoopers (PwC) ha presentado el informe ‘Temas candentes de la universidad española' donde se pretende abordar las principales cuestiones abiertas en el actual debate universitario. El documento ha contado con la participación de diez profesionales en la materia, entre los que se encuentra el gerente de la Universidad Politécnica de Valencia, José Antonio Pérez.
1. La financiación se ha convertido en una de las principales preocupaciones en el ámbito público. Por ello, los expertos apuntan a la necesidad de que las universidades justifiquen la financiación pública que reciben poniendo de manifiesto los resultados que producen en términos medibles, como la actividad docente e investigadora, la actividad de transferencia o la innovación. Según este informe, la financiación de la universidad pública debería llevarse a cabo con una participación mayor del usuario aunque defiende la necesidad de garantizar la igualdad de oportunidades y preservar la equidad y el acceso de personas con recursos limitados.
2. El establecimiento de las tasas por parte de la Administración es otra de las debilidades del sistema, según el informe. Los expertos creen que es necesario dejar libertad de fijación de precios para los servicios afectados por las universidades, dejando en manos del sector público decidir en qué medida subvenciona la educación. Además, recalca que la rentabilidad social de las universidades no será posible si se les adjudica únicamente finalidad formativa. Se debe reflejar en la calidad de su formación, en la generación, en la transmisión y en aplicación de conocimiento. También en su compromiso con el entorno y en la inserción laboral de sus alumnos.
3. La Administración debería estimular que cada Universidad, además de la financiación pública que recibe, disponga de fuentes de financiación adicionales, no sólo a través de contratos programa sino mediante fórmulas específicamente destinadas a las obtención de recursos complementarios e instrumentos como el fomento de una cultura de becas y préstamos, fondos privados, donaciones, explotación de infraestructuras y capital intelectual y tecnológico.
No obstante, apuntan a la necesidad de incrementar las tasas para los estudiantes con alto poder adquisitivo y las becas para los de bajo nivel de renta, además de captar fondos privados con el fin de aumentar la aportación del usuario y disminuir la subvención a las instituciones universitarias.
4. El informe destaca a la gobernanza como una pieza clave para el futuro de la universidad pública, por ello hace mención a la necesidad de un órgano cualificado. Los expertos hablan de apoyarse en el criterio cualificado de un órgano de gobierno con amplia representación de personas independientes y ajenas a la comunidad universitaria, en una autonomía que permita a la Universidad gestionar lo académico sin intromisiones, pero proporcionando una cuenta de resultados bajo supervisión.
Según explican, la autonomía debe entenderse como la capacidad de ordenamiento de las universidades para satisfacer mejor sus fines: mejor servicio a la sociedad, mejor investigación, más innovación, más emprendimiento, más internacionalización y más transparencia. El equipo de gobierno debería de contar con la autonomía suficiente para gestionar los recursos humanos de la universidad y poder tomar medidas para mejorar el funcionamiento de departamentos, profesores o catedráticos que no rindan de manera razonable.
Apuntan a que el rector no tiene suficiente capacidad para destinar los recursos a los aspectos estratégicos ni para atraer a quienes tiene más talento, además de soportar la presión de quienes le han prestado o prestan su apoyo electoral.
5. Es preciso abordar una política lingüística en las universidades españolas que garantice el aprendizaje del inglés con el nivel suficiente para competir en el mundo globalizado. Según explican, está demostrado que la universidad española cuenta con profesorado e investigadores competitivos, pero es preciso articular mecanismos tanto para su movilidad como para atraer a los mejores de otros países.
6. Reducir las trabas burocráticas y las dificultades administrativas es otra de las necesidades de la universidad española. Algunos de los problemas de universidad en España en relación con la internacionalización tienen que ver con las trabas y dificultades administrativas para la captación de estudiantes y profesores, así como la escasez de programas vinculados a estos objetivos.
De los 3,4 millones alumnos que estudian fuera de su países de origen en el mundo, la universidad española solamente atrae el 1,4%. En grado, primero y segundo ciclo, el porcentaje es de un 3,3% de universitarios extranjeros, frente al 8 o 10% de la media europea. En algunas universidades se han asignado presupuestos específicos para captar profesores de excelencia internacionales, pero estas iniciativas han fracasado porque no se pudo asignar una retribución equiparable a las del mercado internacional y porque no se garantizaba una estabilidad laboral razonable.
7. No hay sobredimensionamiento del sistema universitario, pero sí demasiada duplicidad. Ni hay demasiadas universidades ni demasiados universitarios. España es uno de los países donde hay un mayor número de habitantes por universidad y donde el porcentaje de cualificación de la población es aún inferior a países del entorno.
Todo apunta a que los sistemas universitarios de las comunidades autónomas se han limitado a reproducirse miméticamente unos a otros, lo que ha provocado distorsiones, duplicidades y dispersión, algo que hace muy difícil la excelencia. Un funcionamiento de los sistemas universitarios basados en la racionalización de la oferta y en la cooperación interuniversitaria conduciría a la diferenciación y especialización de las universidades. Entre las acciones pendientes destaca la reducción de la repetición de ofertas de estudios a pocos kilómetros.
8. Se necesitan universidades especializadas y financiación para la creación de Centros de Excelencia. Según apunta el informe, este proyecto ha supuesto el mayor esfuerzo realizado por las universidades españolas para poner todas sus capacidades al servicio del desarrollo del entorno. No obstante, creen que este esfuerzo no ha ido acompañado de la financiación necesaria. Según explican, la excelencia se ha desvirtuado, generando una tendencia a la internacionalización a través de la creación de redes universitarias más que campus especializados.
Reprochan el no saber si una universidad es de excelencia internacional por su interés en el medio ambiente, por la importancia en su producción científica o por hacer mucho por el desarrollo territorial, "una confusión que para una universidad resulta bastante grave".
9. Es necesario un departamento de difusión universitaria que informe a las empresas sobre los resultados alcanzados en la investigación. Según apuntan, ni la Universidad destaca por su capacidad para comunicar, ni la empresa conoce adecuadamente lo que hace y aporta la universidad, cuya labor no está suficientemente valorada. Este es el motivo por el que la empresa no acude a la universidad en la medida deseable para inducir a la innovación y a la formación permanente.
El diálogo entre ambas instituciones debería basarse en conseguir que la universidad sea más empresa y la empresa más universidad sin desvirtuar la naturaleza de sus funciones. Se debe impulsar medidas para facilitar la permeabilidad entre ambas y para que los universitarios vivan la empresa y los empresarios vivan la universidad.
Hasta ahora, gran parte de la demanda provenía de los intereses locales, unidos a los intereses de la propia demanda interna de los grupos más potentes de las universidades. Esto ha producido desajustes entre la oferta y la demanda que es necesario remediar con una planificación global del sistema universitario español en cada una de las comunidades autónomas.
10. Falta de colaboración entre universidades. Los expertos que han participado en el informe no creen que sea necesaria una fusión debido a su importancia para la sociedad. Por eso apuntan a que, en un contexto de restricción de recursos, la estrategia que podrían plantearse los equipos de gobierno es unir los mejores departamentos o grupos de investigación de dos o más universidades ya existentes y crear centros con dimensión internacional.
Según explican, es preciso que las universidades estén coordenadas y cooperen entre sí con el fin de evitar duplicidades, por ello, hacen mención a la cooperación entre centros de la misma comunidad autónoma como de otras distintas, o a través de la red con universidades extranjeras.
¿Este informe se puede descargar en algún lugar? En líneas generales, parece de lo mejor que se ha presentado, aunque, claro, la problemática está en los detalles. SIn embargo, da la sensación de ser equilibrado y riguroso, cosa que el famoso informe de la comisión de expertos no era.
En mi opinión el estudió es acertado en muchos de los puntos que analiza; especialmente preocuopante es la duplicidad de sistemas mencionada en el punto 7, hecho que no solo impide alcanzar la excelencia, si no que tambien incrementa innecesariamente el gasto. Pero dificilmente se podrá coordinar de forma global a las universidades cuando las autonomías se miran de reojo unas a otras y muchas veces ni siquiera internamente estan de acuerdo en las medidas a adoptar. Espero que este informe sirva para mejorar. Saludos.
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