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Xavier Bellés, director del Instituto de Biología Evolutiva de Barcelona y adaptador del «Bestiari»

«Para entender cómo vemos a los animales hoy en día, es importante entender cómo se veían en el pasado»

MICHELE CATANZARO* / FOTOS: JORDI PLAY. 07/03/2013

BARCELONA. Desde las fábulas de Esopo hasta los dibujos animados de Disney, los animales siempre se han utilizado para dar lecciones morales. ¿Tienen un fundamento científico las asociaciones entre animales y preceptos? ¿Estas interpretaciones persisten en el imaginario aún hoy, en la época de la zoología científica? ¿Cómo ha cambiado nuestra manera de describir los otros animales? ¿Y nuestra relación con ellos? Hablamos de todo eso con Xavier Bellés, entomólogo y director del Instituto de Biología Evolutiva (CSIC-UPF) de Barcelona. Bellés ha adaptado al catalán moderno el Bestiari (Colección «Monografies Mètode», 2010), una de las obras que más han contribuido a consolidar el imaginario que rodea a los animales.

–¿Hay alguna razón por la que desde siempre el mundo de los animales encaje con la enseñanza moral? Pienso, por ejemplo, en las fábulas de Esopo.
–Este acoplamiento está muy arraigado en la sabiduría popular. Las fábulas son un buen ejemplo, pero también se pueden mencionar los refranes. Una lección moral a secas puede ser difícil de digerir. Al contrario, los animales son un vehículo para que la enseñanza entre de manera más amable. Me imagino a los feligreses de una iglesia románica del Pirineo, hace mil años: no debían tener una gran cultura, había que utilizar imágenes -como las de las portadas y las de los frescos- y un lenguaje que hiciese fluir un mensaje, que además solía ser durísimo.

–¿Qué antecedentes literarios tienen los bestiarios catalanes de la Edad Media?
–Es una historia larga. En el siglo III aC, en Alejandría, un autor anónimo escribe el Physiologus, una obra que conjuga la descripción de animales con lecciones morales. En el siglo xi, se redescubre este libro y se transforma en el Bestiario. Se aumenta el número de animales, de 50 a 150 o incluso 200, se añaden o se inventan nuevos animales y nuevas interpretaciones morales. Cada país crea su propia variante de este modelo. En Italia, se escribe el Bestiario toscano, caracterizado por dar mucho peso a la enseñanza moral. Todos los bestiarios catalanes, redactados en los siglos XIV y XV, derivan del modelo toscano.

–¿Cuál es la razón de esta conexión con Italia?
–Hay mucho intercambio comercial entre Cataluña e Italia. Pero es cierto que también había relaciones con Francia, y sin embargo se prefieren los modelos italianos a los franceses. Creo que eso revela una razón más profunda. El Bestiario toscano es muy piadoso, mientras que los bestiarios franceses más tardíos llegan a ser incluso frívolos. Esta razón religiosa influye más que las geopolíticas, ya que encaja más con la idiosincrasia de Cataluña en la época. 

–¿Qué características tiene un bestiario típico de esta época? ¿Es un catálogo de animales bastante completo? ¿Qué nivel científico tiene? 
–Un bestiario medio tendría unos 50 o 100 animales, la mayoría familiares al lector: todos los animales domésticos (el asno, la vaca, la paloma, las abejas, el perro...), algunos exóticos (el cocodrilo, por ejemplo) y animales imaginarios, pero que la gente pensaba que eran reales (el unicornio, el dragón, el ave fénix...). Casi todos son cuadrúpedos terrestres; hay bastantes aves (el águila, la paloma, la grulla, el pelícano...) y pocos peces. Naturalmente, mezclan los peces con los mamíferos marinos. Por ejemplo la ballena y la sardina son ambos peces, según estos libros. Los bestiarios son muy semejantes entre sí, es insólito encontrar versiones especialmente originales. La parte moral se fundamenta en las escrituras y en las enseñanzas de los padres de la Iglesia.

La parte naturalista tiene fuentes como la historia natural de Plinio el Viejo o el libro de animales de Claudio Eliano. Normalmente es una descripción muy poco científica, fundamentada en copiar a Plinio o a Eliano, sin comprobar si lo que decían era verdad. A su vez, tampoco estos autores comprobaban lo que escribían: más bien recopilaban todos los testimonios -y las fantasías- que explicaba la gente. En todo caso, también hay descripciones bastante detalladas. Por ejemplo, el avestruz se suele describir como un pájaro que tiene alas pero no puede volar, que tiene pies de camello, que pone los huevos en el suelo y no los cuida hasta que nacen los pollitos. Efectivamente, el avestruz no vuela, tiene patas con dos dedos y es cierto que deja los huevos en la arena y no los incuba continuamente.

–¿Qué pesa más: la descripción científica o la enseñanza ética?
–Sin duda, la lección moral. Todo está hecho a medida de esta enseñanza. Los animales y las historias se eligen en función de eso. Si la realidad no se adapta a la lección moral, se modifica y se inventa. Se dice que el perro es ladrón, aunque en realidad no lo sea, para decir: no robes, no seas como un perro. Un bestiario no deja de ser un sermonario, una herramienta para que los curas puedan hacer sermones.

–¿Los animales fantásticos se fundamentaban en alguna observación real?
–Muchos son deformaciones de animales reales. Cuando Marco Polo ve un rinoceronte, no duda en identificarlo como un unicornio. Por otra parte, los cuernos que se conservan en los museos, clasificados como cuernos de unicornio, suelen ser de narval. (Lee la entrevista completa en la web de Mètode)

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*Michele Catanzaro. Doctor en Física y periodista científico

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