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VALENCIA. A Máximo Buch sus amigos más cercanos le llaman Happy, feliz en inglés, por el optimismo que irradia. El conseller de Economía no ve nunca el vaso medio vacío. Y así, igual anuncia el pleno empleo para 2020 en pleno record del paro como ve positivas las cifras del desempleo de febrero a pesar de que hubo casi 7.000 valencianos sin empleo más. "Es el menor incremento en un mes de febrero en los últimos seis años", dijo Buch. 

El conseller, dispuesto a ver siempre el lado positivo de la vida, se marcó este lunes un discurso-mitin durante la entrega de los premios Emprendedores que otorga la Fundación Bancaja en el que anunció el advenimiento de una época de bonanza económica. "Ahora empieza", dijo el conseller, contraviniendo cualquier indicador económico en ese sentido.

Y es Buch no necesita apoyarse en ningún estudio para augurar la llegada de los brotes verdes. La bonanza va a llegar porque la euforia económica "siempre van de la mano de gobiernos de centroderecha". La prueba de esta teoría la enunció el conseller acto seguido: "La anterior época de prosperidad se inició en 1996, el año en que ganó las elecciones José María Aznar".

Se deduce de sus palabras que Buch vincula la llegada de Mariano Rajoy a Moncloa con el inicio de la recuperación económica. Sin embargo parece olvidar el conseller que en la Comunitat Valenciana, de la que él es responsable de una de las carteras más importantes para la reactivación económica y empresarial, lleva gobernada por el centroderecha desde 1995. Y no es bonanza precisamente lo que atraviesa la economía valenciana.

Quizá esté bien introducir mensajes positivos en este valle de lágrimas en que se ha convertido la Comunitat Valenciana, pero este optimismo recalcitrante tan alejado de la realidad puede ser un inconveniente para tomar las decisiones correctas con las que luchar contra la crisis. Y es que negar la crisis es un pecado con consecuencias, como bien le ha reprochado la centroderecha española al expresidente José Luis Rodríguez Zapatero.