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VALENCIA. Un círculo vicioso imposible de romper si no se mejora el modelo de financiación autonómica. Ese es el escenario que dibujó este jueves el conseller de Hacienda de la Generalitat Valenciana, Juan Carlos Moragues, en su comparecencia ante los periodistas para tratar de explicar los motivos por los que la Comunitat Valenciana no solo no ha cumplido con el objetivo del déficit en 2012, sino que se ha convertido en la región que más se ha desviado: un 3,45% del PIB frente al 1,5% de máximo autorizado. La consecuencia más inmediata: habrá nuevos recortes del gasto. Pero ni así. 

El escenario que describió Moragues es un baño de realidad para el propio Consell y para la Comunitat Valenciana en general: la Generalitat no es que no haya cumplido en 2012. Y tampoco lo hará en 2013. Pero el problema real es que difícilmente podrá escapar de un descuadre presupestario similar al que se ha apuntado este año. Pese al teórico esfuerzo de austeridad emprendido por el Ejecutivo de Alberto Fabra desde que llegó a la calle Cavallers, en 2012 la Generalitat gastó alrededor de 3.460 millones de euros más de los que ingresó. "Un mal dato", reconoció.

"Pero hay que tener en cuenta el punto de partida. En 2011 el desfase fue de 5.075 millones", trató de justificar Moragues. El conseller, que lleva solo unos meses en el cargo, echó mano de dos elementos clave para explicar porqué no se ha conseguido reducir más la distancia que separa los ingresos de los gastos. "Aunque se han ahorrado más de 2.000 millones en políticas de control del gasto, los ingresos ordinarios (sistema de financiación más impuestos cedidos y propios) han caído en cerca de 500 millones por la menor actividad económica, y los gastos financieros (los intereses que se pagan por la deuda) han aumentado en más de 300 millones por la necesidad de aumentar el endeudamiento para financiar el déficit", explicó Moragues. 

El resultado de ese círculo vicioso es que cualquier esfuerzo de austeridad, que se ha demostrado insuficiente, con temas no resuletos como el ahorro en Sanidad (donde el objetivo marcado de 700 millones ha quedado muy lejos) o la venta fallida de patrimonio, está lastrado de forma permanente y recurrente. "Aunque hemos hecho un esfuerzo muy considerable y hemos recortado punto y medio del déficit, en la media de todas las comunidades autónomas, mientras no aumente lo que percibe la Comunitat Valenciana por el sistema de financiación autómica los esfuerzos por cumplir con el objetivo tienen un límite", asumió el conseller.

LA INFRAFINANCIACIÓN

Moragues insistió en esa exigencia y lo hizo apoyándose en algunos datos clave: la Comunitat Valenciana está infrafinanciada. "Año tras año estamos por debajo de la financiación media per cápita, con 211 euros menos, lo que supone una merma de ingresos superior a 1.000 millones" afirmó el responsable de las cuentas públicas. "Además, la renta per capita en la Comunitat Valenciana está por debajo de la media. No somos una comunidad rica, con lo que los rendimientos sobre la renta son menores que en otras comunidades, lo que agrava el problema de los ingresos", afirmó. 

Y puso ejemplos: "Si tuviéramos la financiación de Cataluña, serían 1.893 millones más y prácticamente se habría cumplido el objetivo, si fuera la de Extremadura, 2.816 millones más, lo que supondría un déficit del 0,6%, y si tuviéramos la de Cantabria recibiríamos 4.229 millones más con lo que tendríamos hasta superávit".

El problema es que el debate sobre la reforma del sistema de financiación no está sobre la mesa del Gobierno en este momento, pese a que Moragues insistió en que el ejecutivo central conoce las reivindicaciones de la Generalitat en este terreno. Y apuntó como fecha posible para que se abra esa discusión el año 2014. "Y si es así, lo que pediremos es que si se cambia el modelo, entre en vigor con fecha 1 de enero", dijo.

Pero de ahora a entonces, el Consell se enfrenta a un reto casi quimérico: reducir aún más sus gastos y buscar fórmulas para incrementar sus ingresos. En la primera parte de esta ecuación el margen de maniobra se agota para el Gobierno de Alberto Fabra. "El gasto social, sanidad y educación, no se toca", afirmó en repetidas ocasiones. Y esos capítulos suponen el grueso del presupuesto de la Generalitat. Tanto es así que, según afirmó el conseller, con lo que llega del sistema de financiación no alcanza para cubrirlo.

Y sin tocar esas grandes partidas, el recorrido de otros recortes es menor. "Vamos a gestionar con eficiencia para conseguir los mayores resultados al menor coste posible", aseveró. Pero de esas políticas difícilmente se logran recuperar más de 3.000 millones de euros.

Por la vía de los ingresos, Moragues trató de ser prudente respecto a uno de los temas tabú: la subida de impuestos. "De momento vamos a ver cómo va la evolución de la ejecución presupuestaria de 2013, y si se producen desviaciones habrá que introducir medidas de ajuste", dijo. "No hay sobre la mesa nada en materia tributaria", aseguró. Pero lo cierto es que se da por descontado que el Consell tendrá que plantearse echar mano de los impuestos propios -como el de actos jurídicos documentados o el de patrimonio- para trata de acortar la inmensa distancia que separa aún gastos e ingresos. 

LAS CONSECUENCIAS DEL INCUMPLIMIENTO

Asumido el incumplimiento, y por mucho, del objetivo de déficit y del plan de reequilibrio financiero que en su día se pactó con el Gobierno central, la duda que planea en estos momentos es qué consecuencias va a tener. Ya no solo se trata de saber qué se recortará -las políticas de estímulo al crecimiento económico quedan aparcadas, como reconoció el conseller- sino de esperar a la reacción del Ministerio de Hacienda.

Moragues aseguró que el departamento que dirige Cristobal Montoro "valora el esfuerzo y el trabajo" realizado por la Generalitat. "Nos ha dicho que estamos haciendo las cosas bien, con rigor, con disciplina, siendo serios y adoptando medidas de ahorro considerable", dijo. Y añadió: "Se valora positivamente lo que estamos haciendo, dónde vamos y también la singularidad de la Comunitat, su apalancamiento financiero y ese déficit de ingresos que se produce año tras año".

Ahora bien, el Plan de Reequilibrio Financiero de la Comunitat Valenciana aprobado por el Gobierno se ha incumplido. Y las consecuencias de un incumplimiento estaban por escrito y se asemejaban mucho a una intervención de hecho de la Generalitat. "Ese escenario no se contempla. Además, ese plan de reequlibrio es un documento vivo, que se modifica según la situación va cambiando", afirmó Moragues.

Lo cierto, en todo caso, es que pese a las explicaciones argumentadas y razonables del conseller, la Comunitat Valenciana es la que peor dato ha presentado de todas las autonomías. Una cifra, la del 3,45% de déficit sobre el PIB, lejana del 1,5% de límite del año pasado y a años luz del 0,7% máximo autorizado para este ejercicio. Sin entrar en qué han hecho otras comunidades, Moragues sí dejó claro que la Generalitat no se ha guardado ninguna factura en el cajón. "Todo lo que se devengó en 2012 está en las cuentas", dijo el conseller, que evitó dar datos sobre la liquidación definitiva del presupuesto de 2012.

Una cifra que tampoco es la definitiva, pues solo incluye la cuenta general de la Generalitat. Fuera quedan aún las empresas públicas. Cuando estén cerrados sus balances anuales, se revisará. Y lo hará al alza, aunque el conseller evitó augurar cuánto. Con ese oscuro escenario y las pesimistas expectativas para cambiarlo, saber si el Ministerio de Hacienda pemitirá este desfase sin tomar cartas en el asunto es cuestión de tiempo.