VALENCIA. Con motivo de la celebración del Comité Ejecutivo de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales del Metal (Confemetal) hoy en la sede de la Federación Empresarial Metalúrgica Valenciana (Femeval), los presidentes de las dos organizaciones, Carlos Pérez de Bricio y Vicente Lafuente, han analizado la situación por la que atraviesa el sector metalmecánico y han planteado propuestas de mejora que favorezcan un repunte de la actividad de las empresas.
Durante este encuentro han coincidido en indicar que el ejercicio 2009 fue para el sector del metal el peor en décadas. La actividad alcanzó de media anual un índice casi treinta puntos más bajo que en 2005, lo que supone el peor dato de los últimos treinta años. En tasas de variación, la actividad productiva del metal en España descendió un -24,6 por ciento de media anual y la de la Comunitat Valenciana experimentó una caída del 17,8%.
No obstante, durante el primer semestre de 2010 los datos ofrecen mejores tasas de variación, aunque los índices de actividad siguen siendo muy bajos. "Con todo ello no parece probable que los niveles perdidos durante esta recesión puedan recuperarse en un plazo medio, lo que seguirá afectando al empleo en el sector cuyos niveles de empleo tardarán años en recuperarse", ha indicado Pérez de Bricio.
Al respecto, en 2009, el metal perdió 180.000 empleos de media anual en España, de los que 21.233 fueron en la Comunitat Valenciana, y se registró una tasa de paro en el sector del 11,1 por ciento de la población activa. En términos de variación anual, el número de ocupados descendió un 14,9% en comparación con el año anterior y un 28% en la Comunitat.
En esta reunión se ha puesto de manifiesto que las medidas adoptadas hasta ahora, como los planes de estímulo al consumo y a la inversión de las distintas administraciones, no podrán repetirse en 2010, debido al fuerte endeudamiento contraído, con lo que su aportación al crecimiento económico se va a reducir. Además, la subida del IVA no favorece en absoluto la mejora de la demanda de consumo y perjudica la inversión empresarial.
También se ha señalado que el metal, por su elevado contenido tecnológico tanto en activos productivos como en mano de obra especializada, tiene una gran inercia, de forma que las empresas que se están viendo obligadas a cerrar por la crisis, no se reactivarán cuando se supere la fase de dificultades y desaparecerán definitivamente. Esto provocará una disminución de la capacidad industrial, los empleos y las posibilidades de la economía de superar la crisis. Traerá, a su vez, un aumento del riesgo de desindustrialización del conjunto de la economía.
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