MADRID. Tarantino reconoció en una de sus últimas entrevistas que siente una atracción especial por Madrid: "Rodaría un crimen en Madrid. Sería algo como las películas de Fernando León". El de Knoxville es uno de los candidatos a llevarse el Oscar a la mejor película por su Django desencadenado, por lo que estos días estará ensayándose un discurso por si le cae algún premio.
Muy lejos del Dolby Theatre, en esa capital que tanto gusta a Quentin, los más cinéfilos también se encuentran calentando para la que es la fiesta del cine por excelencia. Y la ciudad tiene mucho que ofrecerles.
Para empezar, la Casa de América ha programado una exposición gratuita que conmemora los "20 años de Oscar en Canal+", una recopilación de guiones, vestidos y objetos de todo tipo que algunos nominados y premiados iberoamericanos han cedido temporalmente para su exhibición. Entre los más curiosos: las máscaras utilizadas en El laberinto del fauno, el traje con el que Almodóvar recogió su segundo Oscar o la estatuilla que se llevó Amenábar por Mar adentro.
Es divertido, además, prestar atención a los comentarios que hacen los visitantes sobre algunos actores tras las reacciones que ha desatado la última gala de los Goya: "Cómo no se van a ir fuera, si allí se reconoce su trabajo y aquí se les desprecia".
La Casa de América se encuentra en la plaza de Cibeles (Paseo de Recoletos, 2) y la muestra puede visitarse hasta este mismo sábado. Si la fecha ya ha expirado, no importa: el cine no cesa en el Palacio de Linares.
La cinta triunfadora de los Goya, Blancanieves, podrá verse en este mismo espacio por un importe que oscila entre 1 y 5 euros hasta el próximo 9 de marzo. Más información y horarios en este enlace.
A unos 20 minutos a pie se encuentra otro lugar de culto para los amantes del séptimo arte: el Café Kino (C/ Olivar, 17). Los que no la conocen aún no lo saben, pero esta pequeña cafetería de Lavapiés puede ofrecerles algo que hasta ahora no podían encontrar en ninguna otra parte: una sala de cine con capacidad para 11 personas.
Lleva en funcionamiento desde hace un par de meses y ya le ha dado tiempo de programar dos ciclos de películas en versión original subtitulada. El de este mes: ‘Canta y no llores', especialmente dedicado al género del musical (West Side Story, Cantando bajo la lluvia, Chicago, Grease...). Quien tenga a Los miserables entre sus favoritas, ya sabe por dónde puede pasarse.
Como toda sala de cine, cada pase de los cuatro o cinco diarios tiene un precio, aunque este es prácticamente simbólico: 2 euros. Si además se va acompañado y se apuesta por la oferta de los cuatro botellines de cerveza y el bol de palomitas, la cantidad es aún más atractiva: 9 euros por todo. Como es de esperar, conviene hacer reserva (por teléfono o a través de Facebook).
Juan, informático de 28 años y principal impulsor de esta iniciativa, destaca la gran acogida que por ahora está teniendo la mezcla: "Estaban empezando a proliferar los cafés-librería y nosotros apostamos por el café-cine", explica. "Y está funcionando muy bien, sobre todo las sesiones golfas de los viernes, en las que ofrecemos entrada y copa por ocho euros y la segunda copa por cinco".
Los más ‘dulces' también están de enhorabuena, ya que aquí tampoco falta la imprescindible tarta de zanahoria que todo lugar con encanto de Madrid debe tener, ni los muffins de chocolate, arándanos y nueces; el pan de plátano que a veces "emborrachan" con leche y canela... Así como una amplia oferta de platos vegetarianos, productos de comercio justo, tés y cafés.
La salita de cine está abierta además a alquileres para cumpleaños y celebraciones especiales. Es posible obtener más información a través de su web y de su página en Facebook.
Llegados a este punto, quien ya esté harto de ver exposiciones y películas y quiera llenar el estómago sin olvidarse de la gala, puede optar por un plan alternativo: acercarse a cualquiera de los dos locales de La Bardemcilla, un negocio regentado por varios miembros de la familia de actores más influyente de España: los Bardem.
Antes de entrar, se agradece que el nombre escogido no fuese ‘Bar Dem' y se observa el aspecto exterior del restaurante, en este caso el de la calle de Núñez de Arce, 3, el más reciente: un cierre decorado con dibujos y una carta de tapas y precios pintada sobre tres pizarras. Una imagen que se corresponde con lo que se ofrece en el interior: platos caseros servidos con mimo en un ambiente acogedor, tradicional, pero lleno de guiños al mundo del celuloide.
El plato de croquetas ‘Jamón Jamón', por ejemplo, es uno de los favoritos de Javier, aunque en la familia "comen de todo". Tienen para elegir: ‘Ensalades de Lulú', ‘Croquetas de la Madre Superiora', ‘Perditas Durango'... Aunque también está la ‘fórmula menú' por 9,90 euros. Un precio para todos los públicos, a diferencia de sus dueños, de más difícil acceso. Cosas de la fama y de los amores y odios que despierta este clan entre la prensa nacional.
Otro lugar por el que pasan muchas caras conocidas es el Museo Chicote, en el número 12 de la Gran Vía de Abre los ojos, que estará llena a menos que sea un día de agosto. La azotea de La comunidad y el 'edificio Schweppes' de El día de la bestia no quedan muy lejos. Se podría seguir con esta ruta de ubicaciones de cine y visitar los jardines de El Capricho (de los que ya se habló por aquí), lugar escogido para rodar algunas escenas de Doctor Zhivago; o los estudios Chamartín (ahora estudios Buñuel), donde se rodó parte de El Cid.
Si se opta por quedarse en el Chicote, se encontrará en un punto de encuentro de grandes estrellas de todo el mundo desde su año de apertura, en 1931. Por aquí pasaron Ava Gardner, Cantinflas, Sofía Loren, Javier Bardem (a veces prefiere a la competencia) y son habituales las fiestas relacionadas con el mundo del cine o, como ocurre esta semana, con el de la moda (Mercedes-Benz Fashion Week).
En el Chicote nunca faltan personalidades de cualquier sector, tanto a nivel nacional como internacional. No en vano se decía de su fundador que podría haber sido "un gran ministro de exteriores". ¡Ah! Pedro Almodóvar también es un cliente ocasional, y prueba de ello es que una de las escenas de Los abrazos rotos se rodó aquí.
La especialidad de este bar-museo son los cócteles, el ambiente 'afterwork' y un reclamo infalible para los fans del art déco: conservan el espacio tal y como se encontraba en los años 30. "La decoración está protegida", explica Oscar, uno de los encargados.
Además, avanza novedades para las próximas semanas: "La idea es que el cliente que venga de aquí a un mes vuelva al pasado". ¿En qué consistirán los cambios? "No puedo decirlo todavía".
Le damos un último sorbo al combinado Ava Gardner (ron con chocolate blanco, lavanda, mandarina y pimento dram) y volvemos al lugar donde comenzó el recorrido: la Casa de América. ¿Por qué? Porque este año ofrecen por vez primera la posibilidad de asistir a la retransmisión en directo de la ceremonia de entrega de los Oscar, con un horario de apertura especial: desde las 23:59 del domingo hasta las seis de la mañana del día siguiente. Se recomienda ir con tiempo, puesto que el aforo del anfiteatro Gabriela Mistral es limitado (200 personas).
Conviene no olvidarse la manta y llevarse un termo de café caliente para aguantar la velada. Por la vuelta a casa no hay que preocuparse. Cuando todo haya terminado el transporte público ya se habrá puesto en marcha (si pasan por Atocha quizá recuerden haber visto parte de la estación en El ultimátum de Bourne) y habrá pasado otro año más de quinielas, nervios, alegrías y enfados que a veces afectan más a algunos espectadores que a los premiados. ¿Conseguirán Naomi Watts y Paco Delgado hacerse con la estatuilla? Este lunes lo sabremos.
Un articulo genial ,Alex ...super completo...nos has enseñado mucho...genial,..enhorabuena..sigue así...un saludo
el ave y a madrid tiendas, museos, restaurantes, hoteles, y a gastar en madrid, y mientras en valencia teatros vacios, hoteles cerrando (hotel sidi)etc, testaurantes legendarios cerrando y no tan legendarios, tiendas desapareciendo etc. pronto valencia un pueblo sibn nada eso si con ave a madrid y dandoles la riqueza de valencia.
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