MADRID. Orizonia inicia su despiece. Tras meses de disputas por saber quién sería el nuevo propietario del ‘holding' y después de haber determinado a Globalia como el comprador estrella, el acuerdo empieza a deshacerse. Desde Iberojet, empresa mayorista de la compañía, se anunciaba a los empleados la venta de parte de la aerolínea Orbest y de la agencia de viajes Vibo, decisión que salvaría hasta 800 puestos de trabajo.
Directivos de Orizonia también han revelado que hay otras vías de negociación con empresas para adquirir parte del grupo, aunque no se ha concretado de qué compañías se trata.
La decisión de la Comisión Nacional de la Competencia (CNC) de retrasar la compra de Orizonia por parte de Globalia al menos dos meses para estudiar si supone concentración del mercado por parte de una empresa, ha desatado una crisis que la ha abocado al pre concurso en el que se encuentra inmersa.
Orizonia, con una deuda de más de 600 millones de euros, tiene una plantilla de más de 5.000 personas, de las que podrán salir entre 3.000 y 3.500 en un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que podría verse reducido por las adquisiciones de terceros. Y es que, esta paralización del acuerdo entre las dos empresas, puede hacer que Barceló vuelva a adquirir relevancia en el asunto.
LAS IDAS Y VENIDAS DE LA COMPRA DE ORIZONIA
Las negociaciones para deshacerse de Orizonia por parte de los fondos Vista Capital e ICG, propietarios de ésta junto a los acreedores, se convirtió en asunto de tres empresarios: el presidente de Orizonia, José Duato, el presidente de Globalia, Juan José Hidalgo, y el consejero delegado del área de viajes de Barceló, Gabriel Subías. Este último se coronó como el despechado de la fiesta, teniendo en cuenta que finalmente Orizonia se decantó por Globalia para la venta, aunque probablemente será Barceló el primero en quedarse con alguna de las partes.
Orizonia le dio el visto bueno a su compra por parte de Globalia por 60 millones frente a los 40 de Barceló, primera pujadora. Pero la confrontación entre ambas empresas por Orizonia viene de más lejos.
El ambiente entre los tres directivos adquiere una gran importancia, debido a sus relaciones y a la intención de seguir siendo la empresa de turismo más grande de España.
Como aquel que quiere vengarse de quien le traicionó, Gabriel Subías ha intentado que el grupo Barceló se hiciera con Orizonia, su antigua casa. Y es que el directivo ascendió junto a esta última gracias a la confianza de la familia Fluxá, propietaria de Iberostar, empujando al grupo a una situación de liderazgo nacional en poco tiempo.
Subías fue quien llevó adelante la venta de ésta al fondo de capital riesgo Carlyle por 900 millones de euros, el mayor accionista de Orizonia hasta hace unos meses. Además, se reservó la dirección del nuevo 'holding' turístico compuesto por agencias, minoristas, operadores y una compañía aérea, al que llamarían Orizonia.
En esta nueva etapa, el plan de Subías consistía en engrosar el tamaño del grupo. En 2006 adquirió Viajar.com, en 2007 el mayorista Cóndor Vacaciones y el portal Rumbo.es. Orizonia cambió el nombre a Iberworld por Orbest, incluida en el pack vendido por la familia Fluxá, y fundó Ibercruceros, asociándose con la norteamericana Carnival. En 2008, a pesar de la crisis, seguía en su empeño de crear nuevas marcas como la cadena hotelera Luabay y la especialista en grandes viajes Kiruanna.
El momento de desacuerdo entre Subías y los propietarios de Carlyle llegó cuando el primero quiso hacerse con Viajes Marsans para convertir a Orizonia en el principal grupo turístico del país.
Pero a los británicos no les pareció demasiado buena la idea, debido a la deuda que acuciaba a Viajes Marsans, motivo por el que Subías salió de la compañía por la puerta de atrás en abril de 2010.
Su sucesor en Orizonia fue José Duato, hasta el momento mano derecha de Juan José Hidalgo en Globalia. Desde ese momento y tras la salida de quien la había alzado, Orizonia fue sobreviviendo como pudo durante dos años y medio.
La empresa, que había crecido a toda prisa en los cuatro años anteriores, empezó a desinvertir en activos considerados no estratégicos. En 2012, Duato se deshizo de Viajar.com y Rumbo.es, agencias de viajes por internet.
En diciembre de 2012, la situación, tensa por las sospechas de que la viabilidad de Orizonia estaba en entredicho, empezó a convertirse en un culebrón. Entonces, Subías entró en escena para hacerse con Orizonia, su antigua empresa, y poder constituir la mayor compañía turística en España.
Pero en un ir y venir, Globalia le arrebató el puesto. Muchos dicen que fue Duato quien evitó ser absorvido por Barceló y toparse con un antiguo contricante, por lo que Globalia le habría ganado la mano con Duato mirando desde el fondo. No obstante, observando la situación actual, parece difícil predecir quién será el verdadero ganador.
Carlyle se negó a seguir invirtiendo y desarrollando la Compañía tal cual pedía Gabriel Subías con una fracasada operación por hacerse con Viajes Marsans, en 2010. La marcha de Subías de Orizonia hace que Carlyle recurra, despechada, a la contratación del enemigo personal de Subías, José Duato que a la sazón se encontraba en Globalia. La situación económico-financiera de Orizonia ya se encontraba resentida y Duato no hizo más que hundirla con una muy pobre gestión, como en él es habitual. Lo único resaltable es el cambio de la imagen corporativa que costó un dinero del que no disponía. A finales del 2012 se ha llegado a una situación límite donde las deudas son de tal magnitud que hay problemas para pagar el BSP y las nóminas. Los retrasos de pago a proveedores se dilatan por encima de los seis meses y no se aborda cambio estructural alguno que permita su viabilidad. Vender parece ser la única salida válida y entra en juego Barceló con Gabriel Subias, ahora como nuevo responsable de este Grupo. A Duato no le hace ninguna gracia tener que negociar con su peor pesadilla, más aún sabiendo que le quedan las horas contadas en cuanto se cierre la operación. Su solución es convencer a Globalia para que entre en el juego y salir vencedor de esta contienda. Globalia también se encuentra en una situación financiera inestable y esta adquisición no tiene unos objetivos estratégicos claros que aporten oportunidades de crecimiento rentable, salvo en algunos sectores. Sin embargo el afán de notoriedad de José Hidalgo le lleva a pujar y llevarse “el gato al agua” con un Duato exultante por esta maniobra. Carlyle y algunas entidades financieras son favorables a la operación y el resultado de las consultas elevadas a altas instancias del Gobierno también son propicias. Entra en juego la Comisión Nacional de la Competencia que dispone de informes con reticencias a esta operación e Hidalgo pierde los nervios con alguno de su responsables que la pasa a un segundo trámite dilatando la decisión final que aboca a Orizonia a un preconcurso de acreedores y el cierre de sus actividades. Globalia se ha quedado con la gestora hotelera Luabay por los 10 millones que pagó al inicio de su puja y Barceló se hará cargo, a precios de saldo, de las partes del Grupo que le interesan, entre otros, Orbest que le permitirá dotarse de una compañía aérea en su touroperación. El desmembramiento del Grupo Orizonia y la significativa pérdida de puestos de trabajo es lo que queda tras este culebrón de ambiciones, luchas personales, ineptitudes y errores de todo tipo.
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