VALENCIA. En la esquina de la calle Ruzafa con Roger de Lauria, en un emplazamiento privilegiado que racae a la Plaza del Ayuntamiento de Valencia lleva cuatro años esperando un inquilino un bajo que fue emblemático en la ciudad: el que ocupó la Cafetería Lauria, un lugar de referencia de la sociedad de rancio abolengo que hace algunas décadas igual pasaba una tarde en este café como se acercaba al vecino Ateneo Mercantil. Pero como el tiempo no pasa en balde, aquella vieja cafetería entró en decadencia y los nuevos tiempos se adueñaron de un edificio que acabó a la venta.
Tras un largo proceso de venta, por el que pasaron varios propietarios, y distintos proyectos para su uso, fue finalmente una pequeña promotora inmobiliaria familiar la que sacó adelante un proyecto ambicioso: el de mantener la fachada histórica y reconstruir totalmente un solar sobre el que se podían edificar hasta 4.000 metros cuadrados de techo, con viviendas de lujo y hasta seis sótanos para aparcamientos.
De aquella inversión que realizó Promociones Puig hoy el bajo comercial que ocupó la vieja cafetería es la asignatura pendiente por rentabilizar. "Hemos preferido esperar a encontrar a un inquilino fiable que quiera todo el local a parcelarlo, y la ventaja es que podemos resistir pese a la crisis", explica José Puig, el promotor que apostó por este proyecto y que explica que su prudente política inversora ha evitado tener problemas como otras promotoras valencianas.
El local en cuestión tiene ventajas y desventajas que lo hacen especial. La primera es su tamaño, 1.500 metros cuadrados en dos plantas, lo que lo convierten en un espacio con poca competencia en el centro de la ciudad. Esa peculiaridad, sin embargo, también supone un problema, ya que no son muchos los operadores comerciales que buscan un perfil así. A ello se une el precio de una esquina emblemática.
"Ahora no tiene un precio fijado", explica Puig, que reconoce que ante cualquier oferta para alquilarlo se plantearía una negociación. "La cuestión es que no podemos ofrecerlo a cualquier precio, porque el coste de construcción fue el que fue", explica el veterano promotor.
Y ahí entra en el quid de la cuestión. "Por este suelo pagué 7.000 euros por metro cuadrado de techo al que hay que añadir el coste de la construcción y eso hay que amortizarlo", señala Puig. Pero añade más: "Hay quien dice que el precio de la vivienda cae, pero eso solo es en zonas menos exclusivas y en aquellas promociones que se han quedado los bancos, que están ofreciendo descuentos en los pisos que estamos pagando todos los españoles con las ayudas públicas que han recibido", se queja el constructor.
De hecho, en la zona donde está este edificio se acumulan dos edificios por los que se pagaron precios similares por el metro cuadrado de techo: la antigua sede de la Mutua Valenciana del Taxi y la promoción que ha desarrollado Ballester en la esquina de Lauria con Pascual y Genís. En el primer caso, donde se alcanzaron los 9.000 euros, 6.000 en el segundo. El primero se lo ha acabado quedando el Sabadell, que lo tiene en venta, el segundo también espera inquilino para su bajo y compradores para las viviendas de arriba.
Este tipo de inmuebles con ese precio del suelo supone alcanza los 12.000 euros el metro cuadrado de techo, que es el precio al que se han vendido las viviendas de lujo (de hasta 180 metros cuadarados) de la parte superior a la antigua cafetería Lauria. "Está al 80% de venta", explica Puig, que ahora está construyendo una promoción en la calle San Vicente de Valencia, aunque más asequibles. "De momento solo construimos, no comercializamos", señala.
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