VALENCIA. Reivindicación, con examen de conciencia. Las cinco universidades públicas valencianas (Universitat de València, UPV, Universitat d'Alacant, UJI y Universitat Miguel Hernández) han financiado un informe del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) sobre las contribuciones económicas y sociales de las universidades de la Comunitat Valenciana que, además de exponer sus virtudes, recoge las asignaturas pendientes que debe corregir para que sean "palancas para el cambio"; como las define el informe.
Los responsables del documento, Francisco Pérez, José Manuel Pastor y Carlos Peraita reparten las culpas entre la propia comunidad universitaria (centros y alumnos), además de entre las administraciones públicas y el propio tejido empresarial de la Comunitat. Cambiar la situación es "una tarea colectiva en la que todas estas instituciones y grupos sociales tienen su parte importante de responsabilidad", advierten.
El objetivo de las universidades ha de ser que los titulados "accedan más fácilmente al empleo porque las empresas los encuentren más productivos" y estos, a su vez, actúen como agentes de cambio del modelo productivo del entramado económico, azotado por una de las mayores crisis de la historia reciente.
#1 Desajuste entre la oferta de titulados y demanda laboral. Este es el primero de los pecados capitales de la Universidad por los que el Ivie considera que se debe hacer examen de conciencia y propósito de enmienda. El informe advierte de un exceso de demanda de titulados en determinadas ramas, como las ciencias de la salud; frente al exceso de oferta de titulados que cargan otras, como las Humanidades.
"La permanencia de esos desajustes representa oportunidades desaprovechadas en unos casos y riesgos de posteriores dificultades de inserción en otros", señala el estudio. De hecho, el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, ya ha anunciado en la presentación del informe la revisión del mapa de titulaciones "para hacerlo único", lo que se prevé que dé una mayor racionalidad a la oferta actual.
#2 Falta de información sobre inserción laboral real de las titulaciones. Los autores consideran que se debería mejorar la información que se transmite a los profesores de bachillerato y universitarios, a los orientadores y a los futuros alumnos de las oportunidades que ofrece cada una de las titulaciones y los problemas de inserción que plantean. De este modo, los estudiantes podrían tomas sus decisiones con mayor conocimiento de causa.
#3 Fallos en la orientación de la formación hacia el empleo. Para corregir esta situación, se recomienda escuchar la demanda de las empresas a la hora de diseñar los itinerarios formativos, los planes de estudio, y facilitar la práctica en empresas. Así, al completar el proceso de formación, el alumno saldría en mejores condiciones para ser más productivo para la empresa que le contrate.
#4 Escasas posibilidades de formación continua. En este sentido, el informe del Ivie señala que se debería mejorar la oferta universitaria para los ya titulados, adaptando mejor la formación inicial a los puestos que se ejerzan, contribuyendo a una mejora del desarrollo profesional posterior.
#5 Poner fin a la endogamia. Los autores del estudio consideran que el tejido universitario debe ser más permeable y no limitarse a la retroalimentación que lleva a una afirmación constante de planteamientos que no han sido convenientemente confrontados con las necesidades del tejido productivo.
#6 Falta de competencias instrumentales, como los idiomas o la informática, para facilitar su empleabilidad. Los autores advierten que, respetando las opciones vocacionales, se entienda la formación desde un punto de vista global, que supere a los conocimientos específicos.
#7 Asumir la necesidad de esfuerzo, flexibilidad y movilidad por parte de los alumnos y sus familias. Los titulados que no las poseen se colocan "en mayores dificultades", advierten los autores, que también denuncian una falta de conciencia de los estudiantes sobre la importancia de su elección y de cómo han de estudiar.
LAS CULPAS DE LA ADMINISTRACIÓN Y LA EMPRESA
Además de las propias debilidades, los autores advierten de las carencias en transferencia tecnológica, "un aspecto clave para asumir un papel más destacado en el avance de la sociedad y la economía valenciana". De este modo, se podría empezar a elevar el nivel de renta per cápita y la productividad, "claramente por debajo de la media española y la europea", y refleja un deterioro de la capacidad tanto de generar valor añadido como de poder competir a todos los niveles.
Igualmente, recriminan a las empresas que se orienten especialmente hacia sectores con poca intensidad tecnológica, lo que afecta a las oportunidades de empleo y de transferencia de resultados de las actividades de I+D hacia las empresas más próximas. Los autores señalan que esta "preocupante evolución" indica una insuficiente adaptación del tejido productivo valenciano al escenario económico internacional y a los niveles de renta y costes alcanzados por la Comunitat.
REIVINDICACIÓN DEL CONOCIMIENTO
Igualmente, el informe advierte que las inversiones realizadas en la universidad ofrecen un elevado retorno a la sociedad y la economía valenciana. Concretamente, la Comunitat recibe 1,9 euros por cada euro invertido en el sistema público universitario.
Igualmente, el documento también constata que las cinco universidades han doblado su producción científica desde 2002, y se sitúan por encima de la media española en publicaciones y patentes, además de incidir en el hecho de que el número de universitarios que trabajan en las empresas valencianas casi se ha triplicado en menos de dos décadas.
Respecto al valor de la empleabilidad, y en contra de muchos tópicos, los autores señalan que, pese a la crisis, el volumen de universitarios con empleo en la Comunitat Valenciana ha aumentado en este periodo un 8,4%, con lo que ya representan el 26,1% de los ocupados. Pese a ello, la tasa de paro universitario alcanza el 14,7% y el porcentaje de titulados sobrecualificados en sus ocupaciones, el 28%.
El informe llega a incluir otros aspectos que denomina "datos no cuantificables en términos económicos", según el cual atribuye un efecto positivo de la educación universitaria en cuanto a hábitos de vida saludables, la participación social y política, así como su papel modulador de las desigualdades entre hombres y mujeres en el ámbito laboral.
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