VALENCIA. "Es el momento de definir qué queremos ser de mayores", advierte José Vicente González, presidente de la patronal autonómica Cierval. Pero hay que hacerlo de forma clara y precisa y no limitarse a una declaración de intenciones que busque contentar a todos. "De estratègia, poqueta, però concreta", ha advertido Paco Molina, secretario general de CC OO-PV.
Así lo han manifestado tras la reunión del Observatorio de la Industria, que ha servido para poner las bases de la estrategia 2014-2020 en la Comunitat Valenciana. Cuanto mayor ha sido el porcentaje de la industria en el Producto Interior Bruto valenciano, menor ha sido el índice de desempleo, por ese motivo, la intención es que en 2020 la industria valenciana contribuya en un 20% al PIB, aunque actualmente se encuentre en el 11%.
Para ello, "no se puede estar en todas la salsas", advierte González. Hay que priorizar unas actividades sobre otras para poder presentar a Bruselas aspirante a las ayudas con verdaderas posibilidades de conseguirlas frente al resto de interesados.
Y es que la industria valenciana tendrá que competir con la del resto de regiones de la Unión Europea por llevarse el mayor porcentaje posible de los 82 millones de euros que las instituciones comunitarias piensan destinar al estímulo de la industria entre 2014 y 2020.
ROMPER CON LOS SECTORES TRADICIONALES
Para este nuevo planteamiento, acordado en el Observatorio de la Industria y pendiente de la concreción en un plan operativo que se prevé tener prepara en marzo, se quiere superar la estructura clásica de los planes sectoriales (calzado, mueble, juguete, textil...) y orientarse a aquellos subsectores y actividades que están soportando mejor la crisis y tienen mayor potencial de crecimiento.
Aunque las líneas maestras no se definirán hasta el mes de junio, en un primer esbozo, los fondos europeos piensan conquistarse a través de proyectos de actividades como la industria cerámica, agroalimentaria o sociosaniataria en la que la Comunitat puede plantar cara a su competidores nacionales y europeos.
"Hay que consolidar las empresas que están funcionando bien", ha advertido Molina. A diferencia de lo que ocurría hasta ahora, la Comunitat Valenciana ya no podrá beneficiarse de las ayudas por su condición de Objetivo 1, ya que estadísticamente ha dejado de serlo, pasando a un escalón superior en la que la ayuda es para el que se la gane y no para elevar el PIB en general.
LA ESTADÍSTICA SE IMPONE A LA REALIDAD
A pesar de atravesar la mayor crisis económica de la historia reciente, la fecha que ha tomado Bruselas para definir la posición de cada región ha sido la foto fija que surge de los datos de 2010, justo antes del derrumbe del sistema económico y financiero autonómico.
De este modo, la industria valenciana suma el riesgo de reducción de los fondos europeos con el deterioro generalizado de sus fuerzas económicas. Por este motivo, patronal, sindicatos y Administración han decidido coordinar sus fuerzas para que no se dispersen esfuerzos y conseguir la mayor rentabilidad posible de cada proyecto que se presente en Bruselas.
En todo caso, se prefiere que el plan no lance las campanas al vuelo. "La ambición ahora tiene que ser modesta, pero realista", reconoce el conseller de Economía, Máximo Buch. "Si después vienen más recursos, se hará más", apunta. Esta medida forma parte del nuevo plan estratégico de política industrial, del que ya se cuenta con un borrador elaborado por el Observatorio de la Industria, en el que han participado los agentes sociales y la Generalitat, con el apoyo de más de un centenar de expertos procedentes de las univerdades y la empresa.
FUENTES DE FINANCIACIÓN ALTERNATIVAS
Este documento se va a remitir a las distintas entidades empresariales y sindicales para que el plazo de 20 días presenten aportaciones con las que enriquecer el escrito, que se prevé tener acabado en marzo, a excepción de la estrategia de especialización inteligente, que ha de coordinarse con Bruselas.
Realmente, esta última será la pieza clave de toda la transformación del tejido productivo valenciano, ya que será la que aporte dinero para desarrollarlo, ante la imposibilidad de que la Generalitat o el Estado sufraguen los cambios necesarios.
En todo caso, la financiación de los nuevos proyectos públicos va a cambiar, como ha advertido Buch. Su idea es pasar de la subvención directa a la entrada en el capital de la empresa o al préstamo participativo, que condiciona la devolución del crédito al exito de la iniciativa.
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