VALENCIA. Desde el hundimiento del Centro Democrático y Social (CDS) a principios de los 90, la hegemonía alterna del Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Español se ha mantenido con un equilibrio casi perfecto donde, incluso los traspasos de poder, han sido aceptados a menudo con naturalidad por parte de los actores protagonistas de ambos partidos, que siempre se han puesto de acuerdo para pactar cualquier medida que contribuyera a perpetuar el statu quo existente en la actualidad.
Sin embargo, este contexto ha dado muestras de cambiar en los últimos meses. La crisis económica, la pérdida de crédito de PP y PSOE, los partidos emergentes o los resultados de las elecciones autonómicas, son algunos de los indicadores que permiten atisbar un cambio en el orden establecido hasta ahora.
1. LAS URGENCIAS DE LA CRISIS ECONÓMICA
España tiene en la actualidad seis millones de parados. La crisis económica, atendiendo a ejemplos como el de Grecia, implica un desgaste brutal para los partidos gobernantes, que se ven exigidos de forma urgente por la ciudadanía y ello, ante la imposibilidad de proporcionar soluciones por la vía rápida desemboca en un socavamiento del voto de la formación política que se encuentra en el poder. En este caso, el PP, que ya ha caído 15 puntos en un poco más de un año, según revelaba el último sondeo de El Pais.
Curiosamente, aunque ahora el desgaste lo sufre el partido que lidera Mariano Rajoy, el PSOE no termina de conseguir frenar el batacazo sufrido en las elecciones generales de 2011. Así, el citado sondeo reflejaba un porcentaje de intención voto del 30% para el PP y un 23% para los socialistas, lo que evidencia una caída notable de ambos gigantes políticos y, lo que es más grave para los socialistas: los votos que pierde el PP no van a parar al PSOE, que sigue siendo castigado por su gestión de la crisis.
2. ESCÁNDALO BÁRCENAS EN EL PP Y LA FUNDACIÓN IDEAS DEL PSOE
Otra de las causas que está conllevando el adelgazamiento de los grandes partidos es el desgaste de imagen debido a los casos de presunta corrupción y a las prácticas poco éticas de PP y PSOE.
Estos días ha estallado el caso Bárcenas, al conocerse que el extesorero del PP disponía de cuentas millonarias en Suiza. A ello se le ha unido el supuesto cobro de sobresueldos por parte de dirigentes del PP durante años, un asunto que la dirección ‘popular' ha negado y por el que ha anunciado dos auditorías para investigarlo.
El PSOE, por su parte, ha tenido que enfrentarse al sonrojante caso de la Fundación Ideas, donde la exmujer del anterior máximo responsable del ente cobraba fuertes cantidades de dinero por colaboraciones poco o nada sustanciales.
Unas informaciones que, ante un momento tan delicado para la ciudadanía, están agravando la ya deteriorada imagen de los políticos españoles de ambos partidos, más aún si se recuerdan escándalos relacionados con la corrupción que están en los juzgados como Gürtel, Palma Arena o Brugal en el caso del PP, y los ERE en Andalucía o el llamado caso Campeón en lo que se refiere al PSOE.
3. FUERZAS EMERGENTES: OPOSICIÓN, NUEVOS PARTIDOS Y MOVIMIENTOS SOCIALES
Los dos partidos mayoritarios se enfrentan además al crecimiento de formaciones nuevas como UPyD o el refuerzo de partidos que pocos años atrás se encontraban en una situación crítica como Izquierda Unida.
Las últimas elecciones generales ya reflejaron el descontento con PP y PSOE en forma de aumento de representación de otros partidos: de ahí los cinco diputados cosechados por UPyD, el crecimiento de Izquierda Unida o la irrupción de otras formaciones que no habían tenido escaño en el Congreso, como es el caso de Compromís-Equo.
Esta situación no es anecdótica, dado que los electores han comprobado que apoyar a otras opciones ya no es ‘tirar' el voto. Tienen representación y hacen ruido, lo que en la mayoría de ocasiones puede implicar la fidelización del voto recibido y una probable ampliación del mismo.
En este escenario, no resulta extraña la proliferación de nuevos partidos políticos -muchos de ellos sí son anecdóticos en este caso- que demuestran el hastío con las organizaciones políticas que han ocupado del poder y que entran en sintonía con movimientos sociales que, en muchos casos, parten de la primera piedra puesta por el movimiento 15M.
4. LA PISTA DE LAS ELECCIONES AUTONÓMICAS
Aunque las elecciones gallegas, vascas y catalanas han evidenciado la crisis abierta en el PSOE, tampoco han sido resultados halagüeños para el PP. Es cierto que con un buen candidato como Alberto Núñez Feijóo, los 'populares' ganaron las elecciones y subieron tres escaño, pero lo hicieron consiguiendo 130.000 votos menos que en 2009. Por otro lado, la irrupción de Anova con nueve escaños unido a los siete del BNG, condujeron a los socialistas a una derrota contundente.
Por otro lado, en Cataluña estalló el bipartidismo encabezado por CiU y PSC que venía repitiéndose. El ascenso vertiginoso de ERC, la entrada de los independentistas del CUP, o el crecimiento de Ciutadans, derivaron en una caída estrepitosa del PSOE y un resultado descafeinado para el PP, que apenas rentabilizó el descalabro socialista.
En cuanto al País Vasco, el PNV mantuvo el tipo pese a la irrupción de Bildu. Los grandes derrotados fueron los socialistas vascos, pero tampoco brillaron los ‘populares', que perdieron tres diputados.
5. LA PESADA MOCHILA DE PP Y PSOE
Uno de los principales lastres de los dos grandes partidos es precisamente su historial gobernante. Enzarzados en un permanente duelo del ‘y tú más', el PP señala la herencia recibida del PSOE y no desdeña recordar casos de corrupción ya históricos como Filesa, mientras desde las filas socialistas no es extraño recurrir al anterior mandato de los ‘populares' con José María Aznar al frente cuando se habla de los orígenes de la crisis económica y la burbuja inmobiliaria. Una batalla que suele trasladarse con el mismo formato a las autonomías: sin ir más lejos, el eterno debate en la Comunitat Valenciana del modelo de financiación que ni unos ni otros han conseguido que varíe pero sí se exige al rival que lo haga cuando gobierna.
Esta batalla dialéctica puede abocar a la desazón de la ciudadanía, que ya parece asumir que los dos grandes partidos poseen sus respectivos ‘cadáveres en el armario'. Así, no resulta extraño que en diversos estudios (CIS incluido), los dirigentes políticos se hayan convertido en uno de los problemas de las sociedad a juicio de los ciudadanos.
En cambio, la mayor parte de partidos de la oposición no ha gozado de responsabilidades de importancia, lo que les permite dejar en evidencia a las grandes formaciones que sí han pasado por los órganos de gobierno.
Con estos mimbres, las elecciones europeas de 2014 se convertirán en una buena piedra de toque para medir grado de descontento de la sociedad española, que puede utilizar su voto en esos comicios para ejercer la protesta y castigar a las grandes formaciones políticas.
Actualmente no hay comentarios para esta noticia.
Si quieres dejarnos un comentario rellena el siguiente formulario con tu nombre, tu dirección de correo electrónico y tu comentario.
Tu email nunca será publicado o compartido. Los campos con * son obligatorios. Los comentarios deben ser aprobados por el administrador antes de ser publicados.