La salida del último intermediario financiero que prestaba sus servicios dentro del parqué valenciano refleja la decadencia de todos los estamentos de la 'City' local
VALENCIA. La decisión de GVC Gaesco de instalarse fuera de la Bolsa de Valencia, pero manteniendo su condición de miembro de pleno derecho de la rectora que preside Ángel Torre, supone todo un aviso a navegantes. A partir de ahora ya no queda ningún broker con presencia física en las instalaciones del Palau Boïl Arenós, cuando hasta hace relativamente poco tiempo cerca de media docena de entidades prestaban allí sus servicios.
Los pocos -pero fieles- inversores que hasta ahora venían siguiendo in situ las sesiones bursátiles a través de las pantallas allí instaladas se han quedado en cuadro, dado que algunos de ellos eran clientes de GVC Gaesco. La pérdida de inversores ha provocado que el número sea más reducido que el de los trabajadores de la propia Bolsa de Valencia.
Mientras tanto la desidia institucional va en línea con la que muestran las entidades financieras valencianas a la hora de canalizar sus operaciones por el parqué local.
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