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El éxito del plan Pive, que se abrirá otra vez, políticas inversoras públicas en agua e infraestructuras, o leyes como las de unidad de mercado y emprendedores, son los primeros síntomas

MADRID. Dentro del Gobierno comienzan a cobrar fuerza los partidarios de preparar medidas para fomentar la reactivación económica, una vez que ya se ha cruzado el meridiano de las grandes reformas, como la laboral, la educativa o la financiera, y tras los grandes ajustes se avanza en la consolidación fiscal, según ha sabido este diario de fuentes solventes.

La tesis es aprovechar estos periodos de tranquilidad como el actual, cuando parece que ya se aleja la posibilidad de un rescate por parte de Europa. Y más cuando hay síntomas positivos como la prima de riesgo estable y en torno a los 350 puntos, que está provocando la búsqueda acelerada de financiación tanto por las Administraciones como por las empresas, con la bolsa subiendo sobre un 5% en lo que va de año, muy buenos datos de las exportaciones y del turismo, y sobre todo, con muchos inversores mirando otra vez hacia España.

LUCHA CONTRA EL PARO

El Gobierno de Rajoy es consciente que la mayor lacra de nuestra economía es el paro y que será determinante para las próximas elecciones generales, aunque todavía estén muy lejos, de manera que necesitará algunas políticas activas de crecimiento que puedan aliviar las listas del paro antes de que acabe la legislatura.

No obstante, la consigna en el Ejecutivo es mantener la calma y no lanzar las campanas al vuelo, aunque sí comenzar el estudio de estas políticas desde los distintos ministerios, una vez que piensa que las reformas financieras ya han disipado las dudas sobre los activos de la banca española y la capacidad de resistencia del sistema, por lo que debe recuperarse la confianza, el acceso a los mercados y el crédito. No obstante, el Gobierno ha dicho que también estudia sistemas de financiación alternativos al sistema bancario, como el impulso a los mercados de capitales, el sistema de garantía recíproca y el capital riesgo

EL ÉXITO DEL PIVE

Ha habido una actuación directa como ha sido el plan Pive del Ministerio de Industria para el sector de la automoción, que costó sólo 75 millones de euros provenientes del IDAE, y que ha frenado el desplome de las ventas de coches. De hecho, dado el alto retorno fiscal del mismo, es seguro que en pocos días el Gobierno lanzará otro plan de similares características y está vez le será menos difícil al ministro Soria obtener el visto bueno de sus compañeros de gabinete.

Pasa algo parecido con las infraestructuras, aunque todavía es pronto. La asociación de grandes constructoras Seopan, ya ha mantenido encuentros con los departamentos más inversores del Gobierno como son Fomento y Agricultura para analizar la posibilidad de algunas actuaciones. Todavía con cuentagotas, pero se estarían sentando las bases de algunos programas inversores para el final de la legislatura, sin olvidar mientras tanto los siguientes pasos de la agenda reformista de Rajoy.

Estas posibles inversiones en agua serán para un plan hidrológico con trasvase de cuencas y en infraestructuras se plantearían en nuevos programas como los accesos a grandes ciudades o las inversiones derivadas de la liberalización ferroviaria.

Dentro de estas medias para reactivar la economía, el Gobierno confía también mucho en dos nuevas leyes que piensa aprobar en breve. La de unidad de mercado para eliminar las trabas derivadas de las legislaciones autonómicas y municipales, y la de emprendedores, para facilitar la creación de empresas y empleo.

EQUILIBRIO ENTRE AJUSTE Y CRECIMIENTO

Las políticas para fomentar el crecimiento que defiende el presidente francés, Francois Hollande, también están siendo en cierta forma un revulsivo en Europa contra la estricta disciplina presupuestaria defendida por Merkel y sus aliados del norte. Y a Rajoy se le está abriendo un hueco donde podría encontrar puntos de equilibrio entre el ajuste y el crecimiento.

Además, Hollande ha encontrado un aliado para su agenda en el presidente norteamericano, Barack Obama, que comparte la necesidad de adoptar fórmulas anticrisis que encuentren el equilibrio entre la austeridad y la reactivación económica.