Vicente Soler es catedrático en Economía aplicada en la Universitat de València. Además de impartir clases en esta institución pública, es el presidente de la Asociación Española de Ciencia Regional (AERC), de la sección española de la European Regional Science Association (ERSA) y miembro del Consejo de Redacción de la revista Economía Insdustrial. La investigación de Soler se ha centrado, con el paso de los años, en el ámbito de la geografía económica y en los análisis de la eficiencia productiva. Sobre estos temas ha publicado 20 libros.
-La economía española carece de competitividad y productividad. ¿Tienen el mismo problema las universidades españolas? ¿Y la Universitat de València?
-Las universidades españolas han sufrido una profunda transformación en los últimos 30 años que ha permitido situar a la ciencia española a un buen nivel y, en algunos campos del saber, a competir con los principales centros de investigación del mundo. La Universitat de València no ha sido ajena a este cambio y, de hecho, forma parte del grupo de universidades españolas de primer nivel. Somos muy competitivos y altamente productivos en publicaciones de trabajos científicos en revistas de elevado impacto internacional.
-¿Considera que la Universitat responde a las necesidades del mundo de la empresa? ¿Cómo mejoraría esa relación?
-En cierta medida sí, pero ello no quiere decir que debamos conformarnos con lo conseguido hasta ahora. La universidad debe desempeñar un papel más activo en la transferencia de conocimiento al tejido productivo y empresarial, y fomentar iniciativas que hagan de nuestras empresas organizaciones más innovadoras y generadoras de valor en los bienes y servicios que elaboren o presten. Para mejorar la relación, considero fundamental impulsar y fomentar las cátedras institucionales universidad-empresa y la posibilidad de que los profesores universitarios puedan desarrollar proyectos concretos en las empresas, durante un periodo concreto de tiempo.
-Hace una semana el CSIC publicó el ranking de las 100 mejores universidades del mundo. Ninguna española estaba entre ellas ¿Por qué? ¿Qué necesitaría la de Valencia para entrar en ese distinguido club?
-La propia medida de un ranking condiciona la posición que la institución medida ocupa en él. Hay otros rankings internacionales en los que la universidad española no sale tan mal parada. En cualquier caso, el esfuerzo presupuestario e inversor que se realiza en los países que lideran la mayor parte de rankings (anglosajones, asiáticos y algún europeo continental) están muy encima del que se hace en España. Con todo, las universidades españolas consiguen en algunos campos específicos alcanzar niveles altos de reconocimiento. Para que la Universitat de València entre a formar parte de la élite mundial, hay que orientarse a la excelencia, no sólo investigadora, sino también docente, de transferencia de conocimiento y de gestión de recursos. Y tiene que existir financiación suficiente, pública y privada.
-¿Está de acuerdo con la jubilación a los 67 años que propone el Gobierno?
-Se trata de un tema controvertido ya que enfrenta derechos laborales reconocidos con los desequilibrios financieros que las jubilaciones de una parte importante de trabajadores ocasionarán en los próximos 20 ó 30 años. Debería aplicarse un sistema compensatorio que aumentase paulatinamente la edad de jubilación de forma que quienes ahora estén próximos a ella no vean defraudadas sus expectativas cuando falta poco tiempo para alcanzarla. Lo que parece evidente es que si realmente se incrementa nuestra esperanza de vida y mejora nuestra calidad de vida, ello va a modificar no sólo nuestra edad de jubilación sino el propio concepto de "gente mayor", lo que está generando y generará muchas posibilidades de negocio y tendrá consecuencias económicas también para los estados
-¿Y con la supresión del actual sistema de jubilación de los catedráticos, que les permite mantener íntegro su sueldo desde los 60 a los 70 años?
-El sistema actual de jubilación anticipada es válido para todo el profesorado funcionario de la Universitat y se aprobó para dos años, con una prórroga adicional de otro año. En mi candidatura se propone una jubilación parcial que permita que el capital intelectual que representa un profesor con muchos años de ejercicio profesional se ponga al servicio de la formación de las jóvenes generaciones que han de incorporarse a la universidad. De esta forma se facilita la renovación de la plantilla del profesorado. No obstante, este planteamiento no es incompatible con el mantenimiento del actual sistema, siempre que ello sea sostenible en términos presupuestarios.
-¿Qué modelo de financiación permitiría la estabilidad de la Universitat? ¿Creen que debe asumir criterios de gestión privada?
-Aquel que permita considerar la especificidad de la institución, que no coaccione la libertad de los investigadores para poder desarrollar sus proyectos e innovar en su áreas de conocimiento y que, a la vez, facilite más financiación si se obtiene resultados y se hace una gestión eficiente de los recursos públicos concedidos a la universidad. La gestión no es pública o privada, es buena o mala. En mi caso, quiero introducir un control presupuestario y de gestión orientado a la consecución de objetivos y acorde a las líneas estratégicas que desarrollaremos desde el equipo de gobierno.
-¿Qué cambios introduciría para darle mayor visibilidad internacional a la Universitat de València?
-Nuestro propósito es potenciar todos los mecanismos necesarios para lograr el Campus de Excelencia. Potenciar la movilidad internacional de PDI y PAS. Activar la figura del profesor visitante ya prevista en la legislación vigente y que no está siendo utilizada. Crear, en el interior de la RUVID, una oficina Permanente en Bruselas. En suma, activar todas las herramientas académicas existentes, y estudiar la creación de otras nuevas.
-¿Cómo mejoraría el papel de los estudiantes en la Universitat?
-Los estudiantes son los grandes beneficiarios y los actores principales de la actividad que desarrollamos como centro de formación superior. Para mejorar su implicación hay que vincular su formación al mundo profesional al que se incorporarán cuando acaben sus estudios. Hay que hacerles partícipes de la ventaja competitiva que para ellos tiene poder formarse en la universidad. Que no sólo ellos pasen por la universidad, sino que sientan que la universidad ha pasado por ellos cuando concluyan sus estudios.
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