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Vicente Vañó
Director ejecutivo de la AECPcv
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VALENCIA. Recuerdo como si fuera ayer la tarde del 23 de diciembre de 2008. Por aquel entonces dirigía una de las principales agencias de publicidad de la Comunidad Valenciana y habíamos cerrado el primer ejercicio de la crisis con unos beneficios más que razonables, aunque las previsiones para el siguiente no eras nada halagüeñas. En aquel momento, ni siquiera esa perspectiva era algo que nos quitara el sueño. Después de casi una década de buenos resultados, aguantar un par de años de crisis no nos supondría ningún problema. Qué ironía, visto con el paso del tiempo.

La realidad es que ya han pasado cuatro años de aquello y la nueva situación económica ha derivado en un profundo cambio social, que afecta a todos los órdenes de nuestras vidas y que ha supuesto una metamorfosis total del tejido empresarial de nuestra Comunidad, y muy especialmente en el sector de la comunicación, uno de los grandes damnificados de este nuevo paradigma.

Desde luego, vivimos tiempos de incertidumbre generalizada, pero una vez pasados los lamentos, ha llegado el momento de buscar soluciones. De pensar en el corto plazo, como primer paso del medio y del largo. De pensar que queremos ser de mayores y de qué y cómo queremos vivir mañana.

Desde mi posición como Director Ejecutivo de la AECPcv (Asociación de Empresa de Comunicación Publicitaria de la Comunidad Valenciana) tengo la posibilidad de vivir cada día cómo todo un sector se enfrenta a una situación adversa como esta. Desde luego, cada empresa afronta su situación y dibuja su propio plan de contingencia, pero al margen de las soluciones particulares, existe una conciencia muy extendida de que en estos momentos, la visión del colectivo es la única capaz de modificar determinadas situaciones y es aquí, donde las asociaciones empresariales juegan un papel fundamental.

En nuestro caso, el principal objetivo de la Asociación no es otro que recuperar el valor estratégico de la publicidad como herramienta imprescindible para el desarrollo de las empresas, necesitadas de nuevas fórmulas para poder comercializar sus productos a consumidores cada vez más exigentes. Y si somos capaces de hacerlo, hemos de velar también por la proyección de escaparates como La Lluna, que son una verdadera oportunidad de ver, de forma concentrada, todo el talento y creatividad de nuestro sector. Cosas hechas aquí, para empresas de aquí y que funcionan.

La otra gran apuesta como colectivo, es apostar por el networking y las dinámicas de colaboración entre empresas. Hemos de ser capaces de generar los foros adecuados que faciliten el conocimiento, la relación e interacción entre empresas sinérgicas. Ahora que las grandes estructuras han desaparecido, la alternativa más eficiente consiste en la búsqueda de esas fórmulas que permitan afrontar proyectos de éxito, que combinen proyección y especialización. No se trata de fórmulas mágicas, sino de fórmulas inteligentes, estratégicas, creativas ... donde la importancia no está en los medios, sino en el fin.

Si hoy en día las asociaciones tienen alguna finalidad, no es otra que tratar de reforzar el potencial económico de los sectores empresariales a los que representan, ser generadoras de nuevas oportunidades y construir un sector de actividad sólido y visible, a partir de la fuerza que da la colaboración en un proyecto conjunto.

Atravesar una crisis estructural profunda no es algo deseable desde ningún punto de vista, pero lo que si es cierto es que situaciones como esta, acaban por sacar lo mejor de nosotros mismos y nos obligan a ver más allá. Dicen que la historia se escribe desde la perspectiva que da el paso del tiempo. Veremos como se acaba de escribir la nuestra.