BRUSELAS (EFECOM).- Varios miles de belgas se movilizaron este domingo en las calles de Genk (este) para protestar contra el cierre de la planta de Ford en esta ciudad y solidarizarse con los 4.300 empleados que perderán su trabajo.
"Es una catástrofe para esta gente", señaló Herwig Jorissen, de la Federación General del Trabajo de Bélgica (FGTB), a la cadena de televisión RTL, mientras que Johan Lamers, de la Confederación de Secretarios Cristianos (CSC), dijo que la gente "marcha contra el capitalismo, porque la gente no cuenta; solo el dólar".
Los organizadores de la marcha afirman que 20.000 personas participan en la protesta en las calles de Genk, mientras que la policía sitúa la cifra entre 13.000 y 15.000.
Sindicalistas, simpatizantes, amigos y familias de los trabajadores marcharon por las calles de Genk vistiendo de rojo, azul y verde, todos los colores sindicales, en una muestra de solidaridad.
Los principales responsables sindicales, el gobernador de la provincia de Limburgo, Herman Reynders, el rector de la universidad de Hasselt, Luc de Schepper, el presidente del Parlamento de Flandes, Jan Peumans, ministros del Gobierno regional y alcaldes y diputados de todos los partidos participaron en la marcha.
Incluso la Iglesia católica de Limburgo se ha movilizado en favor de los afectados, dado que el obispo de Hasselt debía encabezar la marcha, según los medios belgas.
Sobre los muros de mezquitas en la región, se pudo ver esta semana carteles para animar a la participación en la marcha, relató la radiotelevisión pública francófona de Bélgica (RTBF).
Los sindicatos esperaban la asistencia de delegaciones sindicales de empresas ubicadas en Flandes como Volvo o Philips, representantes de Ford Turquía y antiguos trabajadores de Opel en Amberes y de Renault en Vilvorde.
El fabricante automovilístico estadounidense anunció el cierre para finales de octubre de 2013 de su factoría en Genk, en la provincia de Limburgo, para trasladar su producción a Valencia.
La planta todavía ensamblará coches a lo largo del año próximo hasta que concluya el ciclo de fabricación y después llevará la producción de los modelos Mondeo, S-Max y Galaxy a la planta de Almussafes en Valencia.
Ford tiene pendiente la decisión sobre la producción del C-MAX y del Grand C-MAX, vehículos compactos multiuso, que puede ser trasladada de esa planta española a la de Saarlouis (Alemania) en 2014.
La decisión de la compañía cayó como un jarro de agua fría entre los sindicatos belgas, en especial después de que Ford anunciara un mes antes que mantendría la producción del Mondeo en la fábrica de Genk, que da empleo directo a 4.300 personas e, indirecto, a cerca de 5.000.
El Gobierno belga se declaró "consternado" por la decisión y lo consideró como "un duro golpe" para la economía del país y un "drama" para los trabajadores y la región.
El presidente de la región belga de Flandes, Kris Peeters, prometió un "apoyo máximo" a los empleados y la Comisión Europea dijo estar "lista" para discutir con el Gobierno belga sobre la posible concesión de ayudas comunitarias a través del Fondo Europeo de Adaptación a la Globalización (FEAG), el Fondo Social Europeo (FSE), centrados en la creación de empleo, o los fondos regionales para el territorio afectado por el cierre.
El Gobierno de Flandes prepara un plan estratégico para Limburgo para apoyar la economía de la provincia después del cierre de Ford en Genk, que se elaborará de aquí a enero.
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