VALENCIA. Las elecciones presidenciales de Estados Unidos no dieron sorpresas y el candidato demócrata, Barack Obama, obtuvo la reelección. Una victoria más ajustada que en 2008, con muchos Estados clave cerca de decantarse por el lado republicano (como ya mostraron las encuestas), pero una victoria clara al fin: el candidato republicano, Mitt Romney, apenas logró arrebatarle a Obama dos Estados (Indiana y Carolina del Norte) respecto de su victoria en 2008.
Los resultados están siendo interpretados hasta la saciedad por, literalmente, miles de analistas políticos, periodistas, comentaristas... Muchos de estos análisis hacen hincapié en dos aspectos interrelacionados: los flujos poblacionales, y en concreto la inmigración (sustancialmente de hispanos), favorecen al Partido Demócrata; y la apuesta de los republicanos por la mayoría blanca, su asociación con la derecha cristiana y con el Tea Party, puede llevar a este partido a un largo período de decadencia electoral.
Probablemente, ambas observaciones son correctas. Y además, y en esto quisiera centrarme en este artículo, con la particularidad de que dos factores similares ya causaron en el pasado una larga época de "penitencia electoral" en uno de los dos grandes partidos estadounidenses. Recluyó en la oposición, por muchos años, al Partido... Demócrata.
Los demócratas y el "Sólido Sur"
Tras la Guerra de Secesión de Estados Unidos (1861-1865), que culminó con la victoria del Norte y con la abolición de la esclavitud, comenzó una época de victorias electorales casi ininterrumpidas para el Partido Republicano. A lo largo de casi setenta años, hasta que estalló la Gran Depresión de 1929 y comenzó (en 1933) la larga etapa del New Deal de Franklin Delano Roosevelt, la mayoría de los presidentes de EEUU, así como el control del Congreso y el Senado, correspondió a los republicanos. Así, entre 1869 y 1933 los republicanos controlaron la presidencia un total de 48 años, por 16 de los demócratas.
El control republicano se basó en el firme apoyo del Norte industrial (la Costa Este y la zona de los Grandes Lagos), en el que se concentraba, con diferencia, la mayor parte de la población. Los valores defendidos por el Partido Republicano, en particular el rechazo de la esclavitud, pero también el mantenimiento de un Gobierno federal fuerte cimentado en un programa de obras públicas, le ubicaban (con matices) en la izquierda de la escena política estadounidense. También les garantizó el voto de la mayoría de la población negra y, al menos en las primeras décadas de este período de hegemonía, también de los inmigrantes llegados en masa desde Europa.
Al mismo tiempo, esta situación llevó al Partido Demócrata a convertirse en el defensor de los derechos y valores derrotados en la Guerra Civil, esto es: los Estados sureños y su modo de vida tradicional, rural, religioso... Y racista. Durante casi un siglo, el Partido Demócrata ostentó el control de los estados del sur de EEUU, que le fueron fieles mientras el Partido Demócrata fuera fiel a sus principios: la época del "Sólido Sur" había comenzado. En la siguiente imagen (fuente: Wikipedia) que resume los resultados de todas las Elecciones Presidenciales en EEUU desde 1856 hasta 2004 (demócratas en azul, republicanos en rojo) puede verse la magnitud de ese apoyo.
El apoyo del "Sólido Sur" confirió a los demócratas un asidero al que agarrarse en sus peores años, pero también les impedía crecer en los Estados del norte, mucho más poblados, y por tanto vencer en la mayor parte de los procesos electorales. Y cuando por fin lo hicieron, volcándose hacia la izquierda en las presidencias de F.D. Roosevelt y Harry Truman (1933-1952), la coexistencia de los votantes demócratas del Norte con los ultraderechistas del Sur resultó un foco de cada vez más tensiones. Téngase en cuenta, por ejemplo, la vinculación del Ku Klux Klan con los demócratas en el sur a principios del siglo XX y se entenderá la magnitud del problema, que provocaría esporádicas candidaturas alternativas, por parte de los "Demócratas del Sur", en 1948 y 1968, entre otras citas electorales.
Esta tensión interna se rompe definitivamente en los años sesenta, cuando los presidentes demócratas John Fitzgerald Kennedy y, sobre todo, Lyndon Johnson, decidieron acaudillar la lucha por los derechos civiles en el Sur de EEUU, donde la población negra continuaba viviendo en un régimen de apartheid cien años después del final de la Guerra de Secesión. Esta decisión tuvo varias consecuencias electorales de enorme alcance: por un lado, los demócratas perdieron el Sólido Sur, que pasó a ser (igualmente sólido) para los republicanos. Por otro lado, ganaron el voto de la minoría negra, que desde entonces apoya en porcentajes cercanos al 90% al Partido Demócrata. Por último, el Partido Demócrata se ubicó mucho más claramente en la izquierda, reubicando, a su vez, a los republicanos en la derecha.
La Revolución Conservadora de Reagan: pan para hoy... ¿hambre para mañana?
Desde 1968 y hasta 2008 (es decir, hasta la primera victoria electoral de Barack Obama) se inició un nuevo ciclo electoral favorable a los republicanos (32 años ostentando la presidencia por sólo 12 los demócratas). Un ciclo que vivió sus mejores momentos en lo que se llamó la "Revolución Conservadora" de Ronald Reagan, o la alianza entre la premisa republicana de reducir los impuestos, el tamaño del Estado y la intromisión del Gobierno en la vida de los ciudadanos con la defensa de los valores morales tradicionales personalizados en los movimientos, muy activos, de la derecha cristiana WASP (blancos, anglosajones y protestantes). Es decir: un modelo en el que los votantes del antaño "Sólido Sur" demócrata, ahora reconvertido en lo que se conoce como "Bible Belt", o "Cinturón de la Biblia" (fuente de la imagen: Wikipedia), pueden encontrarse a gusto:
Este modelo, inmovilista en lo sustancial, le ha proporcionado grandes victorias electorales al Partido Republicano, pero también le ha abocado a establecer una alianza con la mayoría blanca, concentrada en las zonas rurales, tendencialmente catastrófica, si hacemos caso a la evolución de la población y los flujos migratorios en el país. En concreto, su lucha despiadada contra la inmigración les está enajenando la mayoría del voto latino, es decir: la minoría que crece más rápidamente.
Más "melting pot" que nunca
Las Elecciones de 2012 han consagrado, una vez más, la imagen de EEUU como "melting pot", mezcla de razas, ideologías, perspectivas... Un país demasiado grande y complejo para reducir su comportamiento electoral a una sola variable, aunque la oposición entre el voto rural prorrepublicano y el voto de las zonas urbanas, más favorable a los demócratas, siga funcionando con la misma fuerza.
En cierto sentido, podría considerarse que EEUU es un "mar republicano" con una serie de "islas" demócratas, las conurbaciones en las que se concentra buena parte de la población, como puede apreciarse en los porcentajes de voto de los condados donde se encuentran ciudades como Austin, en Texas, con un 60% de votos favorables para Obama; Los Angeles (69%); Atlanta (64%); Philadelphia (85%); o Nueva York (entre el 77% y el 90%, según los condados). Por no hablar del espectacular 91% de votos para Obama en Washington DC (fuente: The New York Times):
Según el análisis efectuado por el New York Times, la victoria de Obama se ha cimentado en la fidelidad de las mujeres (55% votan demócrata), en el apoyo (aunque menguante) de los jóvenes y sobre todo en el aumento de los votantes latinos que han optado esta vez por los demócratas. Todo ello en un contexto de ligera derechización del voto... Con la excepción notable de una serie de Estados del Sur de EEUU en los que, a pesar de la victoria republicana, los demócratas han recuperado posiciones. De nuevo, gracias sobre todo al aumento del voto latino.
En resumen: Mitt Romney tenía toda la razón cuando decía -en el vídeo, plagado de "lindezas" contra los votantes demócratas y contra los inmigrantes, que salió a la luz en plena campaña electoral- que el aumento de la inmigración latina les podría crear un serio problema a los republicanos. Estados hoy fieles a este partido, como Texas, podrían virar dentro de unos años hacia el Partido Demócrata, como ya lo hizo California hace mucho tiempo, Nuevo México más recientemente o como quizás lo esté haciendo Florida. Un escenario electoral en el que incluso el "Cinturón de la Biblia", antaño "Sólido Sur", puede acabar disolviéndose, y con él las aspiraciones republicanas. Al menos, mientras su forma de enfrentarse a la inmigración consista en cerrar fronteras y expulsar inmigrantes. Porque los que no puedan expulsar, la inmensa mayoría, seguirán votando contra ellos.
#prayfor... José Manuel García Margallo. Ha ganado Obama... ¡Qué suerte!Tras la victoria de Obama, el Ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, suspiró aliviado ante los medios de comunicación: "Ha ganado el nuestro". Por lo visto, a García Margallo le preocupaba mucho la victoria de Romney y su modelo de austeridad.
Pese a lo cual, me voy a permitir lanzar una hipótesis sin duda aventurada: si hubiera ganado Romney, García Margallo también habría dicho "Ha ganado el nuestro". Porque, como refleja este tipo de actitudes, no importa quién gane; siempre será "el nuestro". Incluso antes de que sepamos quién ha ganado.
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* Guillermo López García es profesor titular de Periodismo en la Universitat de València
Es un analisis bastante interesante, pero se debería mostrar un detalle. Las ciudades norteamericanas están fracturadas en Centro urbano y suburbios (estos por contra son mayoritariamente conservadores). Parte de la derrota de Romney tiene que ver su propia inpacapacidad, como mormón, de movilizar al votante suburbano (Ese de los megamalls, megaiglesias, megaloquesea).
Desde luego, cuánto criticar a los pobres republicanos cuando sólo han seguido a "intelectuales" como Sostres, con su "Puto bilingüismo"..., no saben que eso sólo es moderno por la vieja Europa, no en la facha USA.
Guillermo, te recomiendo leer esta entrada y sus comentarios de un historiador interesante en Nakedcapitalism (english of course): http://tinyurl.com/bsdvg73 Gracias
Jojo, yo imagino que tomarán nota de una vez y abandonarán la actual deriva de "fortalecerse en las bases", porque eso les lleva ahora al 48%, luego al 45%, luego al 40%... Lo que pasa es que, como no se den prisa o no lo hagan de forma suficientemente convincente, tardarán mucho tiempo en reintegrar a algunos de los votantes que hoy se han ido con los demócratas. Y también está, claro, el riesgo de alguna escisión. Muy de acuerdo con emigrante y la oscilación de la religión como "valor" asociado con GOP y DEM (protestantes unos, lo demás los otros). InVino, ese conjunto de mapas son, como se dice en Valencia, "Mel de romer". Vamos, que son para mojar pan. ¡Qué maravilla!
La verdad es que no creo que el Partido Republicano vaya a pasar una larga travesía en el desierto. De momento, el Presidente de la Cámara de Representante ya ha salido a tender la mano a Obama y a dar una colleja vía Twitter al senador bocazas de las "violaciones legítimas". A diferencia de Europa, los partidos de EE.UU. no tienen una ideología clara y permanente a lo largo de los años si no que son meras maquinarias electorales de captación de fondos y organización de mítines, de ahí los bandazos de los grandes partidos que se explican en este post. Si los republicanos moderaran un poco el tono de sus intervenciones y se quitaran de encima la losa del Tea Party volverían a tener opciones de mayoría: me refiero a las senadoras que rezan para que los homosexuales se curen, los de las "violaciones legítimas" o los que quieren volver a los años 50 porque en aquela época "había valores". Todas estas tonterías de paletos snobs les restan votos entre la gente real que lucha por llegar a fin de mes, sean blancos, negros o hispanos. Además el presidente de su partido es negro, deberían darle más eco mediático para contrarrestar la imagen de ser el partido de los blancos ricos.
Respecto a la importancia de minorias y mujeres en la eleccion de Obama, los de Buzz tienen un mapa muy divertido en el que muestran los resultados de estas mismas elecciones sin sufragio universal. Si las elecciones hubiesen sido en 1840, con los varones blancos como unicos votantes posibles, los Republicanos habrian ganado por 501 a 37. http://alturl.com/fdrap
Interesante, además de ver un cambio de roles en el eje izquierda/derecha me parece observar un cambio de confesión. Hoy en día el GOP es el partido de los protestantes y el demócrata el de los católicos pero hace cien años era al revés. El KKK perseguía a los papistas con la misma saña que a los negros y homosexuales. En la costa este y los grandes lagos se asentaron los inmigrantes irlandeses, italianos, polacos y portorriqueños, todos devotos de la Virgen María. Fue con la llegada de Kennedy, el primer presidente católico irlandés, cuando le dieron la vuelta al mapa.
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