Por detrás de la regulación y el cumplimiento normativo, se sitúan el acceso al crédito, la posibilidad de un empeoramiento económico a la vuelta de la recesión y el número de amenazas vinculadas a la gestión de los recursos humanos.
Entre los principales cambios que se han producido en la lista de riesgos prioritarios para las empresas durante este año, destaca el ascenso de la gestión y retención del talento directivo (que pasa de la séptima a la cuarta posición) y de los mercados emergentes (de la duodécima a la quinta).
En la sexta posición permanece la reducción de costes, mientras que la entrada de nuevos competidores desciende del quinto al séptimo puesto. De la misma forma, desciende la preocupación por las cuestiones medioambientales, que se sitúa ahora en el octavo puesto frente al cuarto que ocupó el año pasado. La gestión de los acuerdos estratégicos pasa del octavo al décimo puesto.
Una de las principales novedades de este año es que surge un nuevo riesgo que se sitúa entre los diez primeros: la responsabilidad social corporativa y la propia aceptación por la sociedad de algunas actividades empresariales, que ocupa el noveno lugar.
Según el socio responsable de Control Interno, Gestión de Riesgos y Gobierno Corporativo de Ernst & Young, José Díaz Morales, todos estos cambios suponen "nuevos riesgos" para las empresas y su capacidad de anticiparse, responder ante ellos y poder adaptarse rápidamente a cada situación representa, "más que nunca", una parte "vital" del proceso de dirección.
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