MADRID (EFECOM). El presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, cumplirá el próximo viernes medio año desde que se situó al frente de la entidad con el objetivo de mejorar su rentabilidad para que el Estado pueda vender su participación cuanto antes.
El primer cometido de Goirigolzarri, que llegó a Bankia el pasado 9 de mayo tras la marcha de Rodrigo Rato, fue diseñar un plan de saneamiento de la mano del Gobierno y el Banco de España.
El 25 de mayo Bankia solicitó 19.000 millones de euros para recapitalizarse, en línea con las necesidades de entre 13.230 y 24.743 millones detectadas en las pruebas de solvencia.
Ese mismo día se produjo otro hito relevante, ya que el antiguo consejo de Bankia cesó al completo, como semanas después se hizo en la matriz, BFA.
De un plumazo desapareció la politización de la entidad y, en paralelo, se simplificó la representación en una maraña de filiales del grupo en las que había alrededor de 1.000 consejeros, reducidos a 300 sin sueldo por estas funciones.
La medida ha permitido a Bankia ahorrar más de siete millones en dietas y otras retribuciones.
Más allá de estos cambios, que afectaron también a las participadas de Bankia que cotizan (Mapfre, Iberdrola, IAG, Deoleo, Indra), desde antes del verano Goirigolzarri negocia con las autoridades su plan de reestructuración.
El 11 de junio presentó un primer documento al Banco de España, que luego pasó a negociar directamente con las autoridades europeas tras la petición del Gobierno de una ayuda de hasta 100.000 millones para sanear la banca.
Bankia espera que este mes de noviembre esté aprobado el plan definitivo que debería servir para que Goirigolzarri consiga su objetivo de hacer del grupo una franquicia sólida y rentable.
El banquero espera así que el Estado pueda desprenderse de su participación generando, si es posible, beneficios para el contribuyente.
El presidente de Bankia se ha comprometido a que dentro de tres años su rentabilidad esté entre las mejores de la banca española y su ratio de eficiencia, hoy en el 60 %, en cotas del 40 %.
Para ello una de las claves es la reorganización del negocio del banco, para lo que puso en marcha el pasado 4 de septiembre una nueva estructura de su red minorista con el objetivo de acercar la gestión al cliente y dotar de más poder de decisión a las oficinas.
La cercanía al cliente es una obsesión para Goirigolzarri, y por eso tras semanas en las que el plan de recapitalización y las negociaciones le tuvieron "encerrado" en su despacho, inició una gira de visitas por los territorios en los que Bankia tiene más negocio.
Goirigolzarri no ha hecho una gran revolución en la cúpula de Bankia, pues se limitó a incorporar nada más llegar a José Sevilla y Antonio Ortega para llevar el motor del banco.
Entre las espinas que el banquero tiene clavadas, según fuentes próximas, está el no haber podido dar una solución a los clientes de Bankia que tienen preferentes.
En verano tenía casi cerrado un acuerdo con las autoridades, pero la petición de ayuda europea lo desbarató y ahora la solución formará parte del plan de reestructuración de la entidad.
Ése será el momento en el que Goirigolzarri detalle los planes de futuro para culminar la metamorfosis de Bankia, que el mercado espera con impaciencia.
En lo que llega, va adoptando cambios internos para preparar la organización hacia un 2013 en el que los analistas esperan que vuelva a la senda de los beneficios tras las abultadísimas pérdidas que se registrarán en 2012 por unos saneamientos anunciados de 22.000 millones.
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