BARCELONA (EFECOM). El expresidente de La Caixa José Vilarasau, uno de los banqueros más influyentes del siglo XX, acaba de publicar sus memorias, "El extraño camino a La Caixa", en las que repasa su larga trayectoria profesional, también reflejo del último medio siglo de historia económica de España.
Lo que empezaron siendo unas minuciosas notas escritas a mano durante años han acabado viendo la luz en un libro de 712 páginas, editado por RBA, en las que Vilarasau, de 81 años, ofrece un relato cronológico y pormenorizado de su experiencia como alto funcionario del Estado y como primer directivo de Telefónica, Campsa (ahora Repsol) y La Caixa.
"Iba escribiendo lo que me surgía, pero nunca me planteé publicar un libro con aquellas notas", señala Vilarasau en una entrevista con Efe.
Hijo de una familia burguesa barcelonesa, Vilarasau (Barcelona, 1931), doctor en Ingeniería Industrial y licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales, llegó a Telefónica en 1966, con 35 años, para pilotar la entonces primera empresa de España.
Tres años después fue nombrado director general del Tesoro y Presupuestos y, en 1972, director general de Política Financiera, también dependiente del Ministerio de Hacienda.
Tras su etapa de alto funcionario del Estado, Vilarasau regresó en 1974 a la empresa privada como director general de Campsa, hasta que, dos años después, desembarcó en La Caixa, institución en la que desarrolló la mayor parte de su carrera profesional, hasta 2003, primero como director general y después como presidente de la misma.
Vilarasau dedica buena parte de sus memorias a estos 27 años al frente de La Caixa, en los que fue el responsable del proceso de modernización, informatización, expansión comercial y territorial de la entidad, así como del fichaje de dos directivos hacia quienes se deshace en elogios en el libro: Isidre Fainé y Antoni Brufau.
"Constituyeron el dúo que hizo posible la deslumbrante marcha de la entidad, sin ellos no hubiera sido posible", destaca Vilarasau.
Al frente de La Caixa, Vilarasau tuvo que afrontar también graves períodos de crisis, en especial la de los años ochenta, en la que el sector bancario vivió una honda reestructuración.
"Fue una crisis muy profunda, pero entonces todo era más fácil", explica Vilarasau, que recuerda que en aquellos años las entidades financieras no estaban sometidas a una supervisión y un control normativo tan estrictos como en la actualidad.
Cree, en este sentido, que La Caixa está sorteando la actual crisis con admirable resultado y que la entidad, convertida hoy en el primer banco del país, tras la compra de Banca Cívica, saldrá incluso "reforzada" una vez que la economía salga del "bache".
Vilarasau guarda un grato recuerdo de La Caixa, aunque reconoce haber abandonado la entidad con un regusto agridulce, ya que fue una ley "hecha a su medida" -asegura- la que le obligó a jubilarse.
Su adiós de La Caixa coincidió con la promulgación de la Ley de medidas fiscales y administrativas, que limitaba la edad de los consejeros de las cajas a un máximo de 70 años. Tenía entonces 72.
"Era muy difícil sustraerse a la conclusión de que esta adición había sido redactada especialmente para echarme", sostiene Vilarasau, que reconoce que sus relaciones con el expresidente Jordi Pujol y el entonces conseller de Economía, Artur Mas, siempre fueron algo frías, aunque corteses, y que nunca ha sabido el por qué del interés de la administración por favorecer su cese.
En el libro, Vilarasau explica que su sensación en los días, semanas y meses posteriores a su jubilación forzosa fue de "una gran soledad", ya que no sintió el apoyo de su círculo más cercano.
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