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El inmueble de lujo construido por Lubasa sobre la estructura de los antiguos juzgados, hoy propiedad del BBVA, han bajado contundentemente sus precios disparando la demanda hasta generar lista de espera 

VALENCIA. Todavía hay mercado para el lujo. La promoción desarrollada por Lubasa en el antiguo edificio de Juzgados de la plaza Porta de la Mar empieza a venderse después de seis años en dique seco. Tras la dación en pago realizada por la constructora para saldar su deuda con BBVA, Bankia (el prestamista inicial fue Caja Madrid) y Banco de Valencia, la entidad que preside Francisco González está aplicando una agresiva política de descuentos.

Mientras el resto de propietarios reservan la puesta en emercado de estos inmuebles, el BBVA ha rebajado los precios entre un 55% y un 62%, en función de la demanda prevista y del precio originario. En el caso de las viviendas, los precios van de los 450.000 euros a los 750.000 euros, mientras que en oficinas el metro cuadrado han caido un porcentaje similar, oscilando hoy entre los 4.100 euros y los 10.000 euros, según altura y orientación.

Concretamente, el mayor descuento se produce en los pisos de 132 metros cuadrados y 48 metros de terraza, que partieron de un precio de dos millones y ahora se ofertan por 757.000 euros, un 62% de rebaja. Otro tanto ocurre con los de 229 metros cuadrados, que partieron con un coste de 2,55 millones y hoy salen a 1,14 millones, un 55% menos.

NI EL DINERO NI EL ESTADO TIENEN PRISA

En el inmueble se ofertan trece tipos distintos de vivienda, repartidos en 12 alturas, pero han sido las de 750.000 mil euros las que están teniendo una demanda proporcionalmente superior al resto, lo que ha obligado a abrir una lista de espera, según informa la entidad a los interesados.

En todo el edificio hay disponible 28 viviendas, entre pisos y áticos, y un bajo comercial de 2.000 metros cuadrados, pero las entidades se repartieron proporcionalmente. Sin embargo, su comercialización está yendo en función de los intereses de cada una de las entidades.

Fuentes inmobiliarias aseguran que, hasta ahora, el problema del inmueble estaba en la insistencia de los anteriores propietarios por mantener los precios en niveles previos al estallido de la burbuja inmobiliaria, mientras los potenciales clientes compartían el convencimiento de que tendría que bajar. Así, la decisión generalizada fue esperar.

Por otra parte, no es que Lubasa estuviera convencida de poder venderlos a ese precio, sino que pretendía evitar una devaluación de cara a su entrega a las entidades que habían financiado la operación de compra del solar y de la construcción del complejo, según fuentes conocedoras de la operación.

PRECIO DE REFERENCIA PARA EL LUJO VALENCIANO

La rebaja y, sobre todo, la demanda que ha despertado ha permitido definir un precio realista de venta. Además, la decisión de BBVA de sacar a la venta estos activos respondería, según distintos conocedores del mercado inmobiliario y financiero, a que es el único de los propietarios que no podrá acogerse al futuro banco malo.

Mientras que Bankia y Banco de Valencia se encuentran nacionalizados o intervenidos, la entidad bancaria tiene que darles salida por sus propios medios. Sin embargo, el banco malo, denominado oficialmente Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb), podrá mantenerlos 'en el congelador' hasta 15 años, esperando una recuperación del mercado que rebaje el impacto de su devaluación.

La buena marcha de la colocación de estos inmuebles se prevé que anime a otros propietarios a aplicar descuentos similares en el resto de la oferta del centro de la ciudad de Valencia. Aunque el del Porta de la Mar es el más significativo, la oferta de inmuebles de alta gama es abundante tanto en la zona de Ciudadela como en el área de Cirilo Amorós y Mercado de Colón.

UN INMUEBLE CON UNA TORTUOSA GESTACIÓN

La constructora de la familia de Luis Batalla pagó en 2006 unos 105 millones de euros por el edificio de los antiguos Juzgados de Valencia. La empresa optó por echar abajo la cubierta y los tabiques, pero manteniendo la estructura para no perder los permisos de la actual edificabilidad, imposible en un edificio de nueva planta.

En pleno proceso de construcción, estalló la burbuja inmobiliaria y cayó drásticamente la solvencia de Lubasa, que tuvo graves problemas para acabar la obra, llegando a estar parada por falta de financiación durante más de un año. Por fin, los tres bancos implicados fueron ampliando el crédito inicial de 100 millones de euros y facilitaron la refinanciación para poder concluirla.

Sin embargo, con estas nuevas aportaciones las entidades recibieron como garantía partes del inmueble, hasta que el pasado mes de marzo obtuvieron todo el conjunto en el proceso de refinanciación millonaria en la que se embarcó al compañía.