La sustancia en cuestión es la naringenina -también presente en otros cítricos- y, según los resultados de esta investigación que publica esta semana la revista 'PLoS ONE', es capaz de activar una serie de proteínas que ayudan al hígado a descomponer los ácidos grasos mejorando la situación de estos pacientes.
"Es un hallazgo fascinante", ha reconocido el autor del estudio, Yaakov Nahmias, quien recuerda que el hígado es el órgano responsable de regular la presencia de hidratos de carbono y lípidos en la sangre.
De este modo, durante una comida la sangre se nivela con azúcares que activan al receptor LXRa, haciendo que el hígado cree ácidos grasos para su almacenamiento. Por contra, durante el ayuno el proceso se invierte y los ácidos grasos son liberados con la activación de los receptores PPARa y PPARy, aumentando la sensibilidad a la insulina.
Con la presencia de la naringenina se consigue un proceso similar al descrito durante el ayuno, ya que aumenta la presencia del PPARa y PPARy al tiempo que bloquea el LXRa.
"El hígado se comporta como cuando se ayuna, acabando con los ácidos grasos en lugar de con los carbohidratos", asegura Nahmias, al tiempo que "apenas produce efectos secundarios".
De este modo, y si se comprueba el mismo mecanismo en humanos, este suplemento dietético podría convertirse en un elemento básico en el tratamiento de la hiperlipemia, la diabetes tipo-2 e incluso el síndrome metabólico.
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