LIDIA MASERES. 24/02/2010 Entrevista con Antoni Furió (Sueca, 1958), candidato en las próximas elecciones al rectorado de la Universidad de Valencia. Furió señala que no debe confundirse la relación deseable y necesaria entre Universidad y el mundo de la empresa, con una respuesta basada en la limitación de las competencias en desarrollo del conocimiento y educación de los ciudadanos a intereses puramente empresariales

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Furió uno de los cuatros aspirantes a rector de la Universitat de València. El catedrático de Historia Medieval es profesor de la Universitat desde hace 30 años y director de su Servicio de Publicaciones desde 1998. Además de ser especialista en historia económica y social de la Edad Media, Furió ha basado sus estudios en la vida y obra de Joan Fuster. Como muestra de este trabajo, dirige la publicación de la Correspondència de Joan Fuster, de la cual ya han aparecido diez volúmenes. A tan sólo seis días para conocer el resultado de las elecciones, Furió habla con Valencia Plaza.

-La economía española carece de competitividad y productividad ¿Tienen el mismo problema las universidades españolas? ¿Y la Universitat de València?
-La Universitat de València no tiene problemas en cuanto a su competitividad o a su productividad científica y a los resultados de la investigación. Sí que tiene un problema de transferencia de esos resultados, que nos permiten ocupar una posición más que aceptable en distintos rankings de calidad y sin embargo no resultan adecuadamente aprovechados ni sirven para retornar a la sociedad, en toda la magnitud que sería posible, el rendimiento de la inversión que ésta hace en las universidades.

-¿Considera que la Universitat responde a las necesidades del mundo de la empresa? ¿Cómo mejoraría esa relación?
-La universidad debe responder a las necesidades del mundo de la empresa en la medida en que éstas se basan en el desarrollo de conocimiento, en la investigación y en la innovación. Esa relación mejoraría con un mejor conocimiento por parte de ambos sectores, el empresarial y el universitario, de los intereses, necesidades y potencialidades del otro, que debe estar mediado por las correspondientes oficinas de transferencia de las instituciones universitarias, adecuadamente dotadas de personal cualificado. No debe confundirse esta relación, deseable y necesaria para que la universidad cumpla su misión social, con una respuesta basada en la limitación de las competencias en desarrollo del conocimiento y educación de los ciudadanos a intereses puramente empresariales.

-Hace una semana el CSIC publicó el ranking de las 100 mejores universidades del mundo. Ninguna española estaba entre ellas ¿Por qué? ¿Qué necesitaría la de Valencia para entrar en ese distinguido club?
-El estudio del CSIC no es un ranking de calidad de las universidades; en realidad, es un estudio de visibilidad de sus páginas web, pero aún así es evidente que hemos de mejorar la visibilidad de la Universitat de València y de todas las universidades españolas. Sin duda, una de las cosas que necesitan para mejorar su visibilidad es incrementar el esfuerzo de divulgación científica y en publicación de materiales para la sociedad, aspectos que la Universitat de València ha venido mejorando significativamente en los últimos años y que hay que potenciar todavía más.

-¿Está de acuerdo con la jubilación a los 67 años que propone el Gobierno?
-La edad de jubilación debería ser dependiente del tipo de actividad profesional que se desarrolla. Hay tareas profesionales concretas que no pueden exigirse a partir de cierta edad mientras que otras se desarrollan incluso mejor a edades avanzadas. Por eso, más que fijar una edad concreta de manera general, debería valorarse en base al tipo de trabajo.

-¿Y con la supresión del actual sistema de jubilación de los catedráticos, que les permite mantener íntegro su sueldo desde los 60 a los 70 años?                                                            -La posibilidad de extender la vida profesional activa de los profesores universitarios hasta los 70 años debe entenderse como una forma de seguir aprovechando la capacidad de personas con amplísima formación, que todavía pueden aportar muchos beneficios tanto en docencia como en investigación y por tanto, valiosos para la comunidad universitaria. Sin embargo, la continuidad del grupo de profesorado de mayor edad no debe conllevar una reducción en las posibilidades de acceso de personal en formación, de jóvenes profesores e investigadores que la universidad necesita incorporar para renovar y mejorar su plantilla.

-¿Qué modelo de financiación permitiría la estabilidad de la Universitat? ¿Cree que deben asumir criterios de gestión privada?
-No, puesto que no es una institución privada. Eso no quiere decir que no deba buscarse un modelo de financiación eficaz que estabilice la universidad. Debe buscarse un modelo basado no sólo en la actividad docente de la universidad -en el número de estudiantes-, sino también en la definición de objetivos y cumplimiento de los mismos, en exigencia, en evaluación interna y externa, en incentivación del rendimiento, en transparencia en la gestión y en la distribución de recursos.

-¿Qué cambios introduciría para darle mayor visibilidad internacional a la Universitat de València?
-Un primer cambio importante es la apuesta por la oferta de estudios en lenguas extranjeras, principalmente el inglés que, además de dar mayor visibilidad internacional, es también muy positivo para los estudiantes locales. También es importante seguir potenciando y mejorando la participación de la Universitat de València en programas de intercambio de estudiantes, tanto Erasmus como de otros tipos; y extender la actuación al intercambio de profesorado, tanto en lo que se refiere a estancias de investigación como de intercambio docente, e incluso del personal de administración y servicios.

-¿Cómo mejoraría el papel de los estudiantes en la Universitat?
-El aspecto claramente mejorable es el de la implicación y participación en la vida universitaria. Una primera medida es la activación de la Asamblea General de Estudiantes que debe desarrollar todas sus competencias. También es importante aumentar los esfuerzos para que los estudiantes conozcan el entorno universitario, incluso desde antes de su llegada, por eso deben reforzarse los programas de colaboración con el nivel educativo anterior. Una vez en la Universidad, hay que prestar atención a las actividades que faciliten la incorporación, que deben incluir detallada información del funcionamiento de la institución universitaria, de sus órganos y de la representación y función de los estudiantes en todos ellos. También hay que revisar los porcentajes referidos a la participación de los estudiantes como medida de estímulo a su implicación, y asegurar su presencia tanto en órganos de control como de diseño, de manera que sus propuestas y circunstancias estén siempre presentes.

La carrera del Rectorado.