VALENCIA (VP). En tiempos de crisis hace falta emprender nuevos proyectos y, en ocasiones, reorientar las empresas actuales. En ambas circunstancias, los directivos pueden verse en la situación de dar un paso adelante y convertirse en empresarios, una oportunidad que les permite aplicar los conocimientos específicos en un sector con el fin de llevar adelante una compañía y asumir las responsabilidades que ello conlleva. Profesionales que pueden emplear su gran capital humano para aportar solidez y formación a la cabeza de la empresa. Para profundizar en las implicaciones de este proceso, la Asociación Española de Directivos (AED) ha presentado el informe "De directivo a empresario: Las operaciones MBI/MBO desde la perspectiva del directivo".
El documento, elaborado por los miembros de la Comisión sobre la Función Directiva de AED, pretende orientar a los directivos en las acciones a realizar ante la posibilidad de convertirse en empresarios.
El objetivo del análisis es extraer recomendaciones prácticas para eliminar los temores a la hora de tomar esta decisión, así como reducir la probabilidad de que se cometan errores en dicha transición. En este informe, la figura del empresario es aquella que tiene la suficiente visión y capacidad de liderazgo para conseguir que el capital invierta en él.
Según refleja el estudio, para poder ejercer el rol de empresario, un directivo debe tener actitud de emprendedor, ser estratega en la gestión de recursos, tolerar bien la incertidumbre y la soledad, poner el foco en la cuenta de resultados y fijar bien las prioridades de la empresa, habilidades de las que no todo el mundo dispone.
Además, debe de tener inquietudes, disfrutar y fijarse objetivos a largo plazo aunque también ser una persona audaz, independiente y poder ejercer liderazgo. Estas reflexiones pretenden proporcionar al directivo unas pautas para detectar si, verdaderamente, está preparado para dar el paso hacia empresario. Entre otros parámetros, el directivo con esta pretensión, debe de ser una persona que pisa el terreno y tiene inquietudes para innovar, se preocupa por rodearse del mejor equipo y es capaz de definir sus propios objetivos.
ESCOGER EL MOMENTO OPORTUNO PARA DAR EL PASO
El informe también hace mención de los momentos más idóneos para que el directivo se plantee dar el salto a empresario. Tener un proyecto y sentirse con la capacidad, confianza e ilusión de liderarlo, aspirar a la independencia profesional, estar desempleado, tener experiencia en un determinado sector y los cambios accionariales de empresas pueden ser un buen momento para tomar esta decisión
El estudio se centra en gran parte en las alianzas MBI y MBO de directivos con las private equity, compañías que se dedican a la adquisición de empresas con el fin de obtener unas plusvalías.
Hay una diferencia muy grande entre ser empleado y ser empresario, ya que mucho la situación de cobrar una nómina a participar de una plusvalía y asumir riesgos. Estos fondos buscan equipos directivos que les convenzan, que conozcan el sector y el factor humano es a menudo más decisivo que la propia empresa.
El informe también ha recogido unas reflexiones para ver hasta qué punto existe predisposición por parte del directivo para realizar esta transición a empresario y poder tener una relación correcta con la private equity. Los expertos destacan la importancia de la inversión por parte del empresario en la empresa, ya que si un directivo tiene patrimonio pero no está dispuesto a invertir una parte en el proyecto algo falla. También debe de tener predisposición a enseñar lo que sabe al resto del equipo, ocupando un rol de formador, puesto que se presume que el directivo accede a la función de empresario en una etapa de madurez profesional.
El directivo que vaya a dar el paso a empresario también debe saber que este puesto implica compromiso a largo plazo, por lo que los objetivos deberían por coherencia plantearse también a largo plazo, la presión también debería ser más a largo plazo y vinculada al éxito del proyecto. La soledad del cargo, especialmente en aquellas épocas en las que los objetivos no se cumplen, tampoco es gestionada adecuadamente por todos los directivos. Además, el empresario debe saber rodearse de un buen equipo.
'PRIVATE EQUITY' Y EMPRESARIO, DESTINADOS A ENTENDERSE
Todas estas cualidades y aptidudes deben estar en consonancia con el ‘private equity', ya que el empresario y la compañía que participa del capital de la empresa serán compañeros de viaje durante algunos años, y gran parte del éxito del proceso dependerá del grado de entendimiento entre ambos. Por ello, el informe se encarga de enumerar los principales aspectos que el private equity valora del empresario.
Que tenga conocimiento del negocio, que tenga suficiente seguridad para escuchar y aceptar ayuda, que sea transparente, que las finanzas de la empresa respondan a la realidad, que configure el mejor equipo posible, que tenga motivación económica y que sea consciente de lo que implica que el fondo, al final del periodo acordado, desinvertirá.
Pero no sólo eso. Estas empresas también buscan a directivos que cuenten con una experiencia contrastada y capacidad de gestión bajo presión, ya que es probable que parte de los propietarios se desvinculen de la empresa tras la adquisición y, además, la evolución del plan de negocio y de la deuda introducen factores que hacen la gestión muy exigente.
Muchos ‘private equity' tienen una mentalidad de empresa familiar pero abierta. Si llega una oferta buena por su participación pueden contemplar la venta, pero también pueden mantener una inversión a largo plazo. Por ello, es muy relevante cómo encajan el directivo y el ‘private equity', ya que es como una boda y con mucho dinero de por medio, por lo que debe de haber química, sino no se debe hacer la operación. Es recomendable que el empresario también esté capacitado para trabajar la salida, en la medida de los posible, para cuando el fondo saga de la empresa, se debe de trabajar en un plan B.
DIRECTIVOS RECONOCIDOS EN EL SECTOR
En estas operaciones, es clave que el directivo conozca a fondo su sector y sea un referente en su entorno profesional. Expertos apuntan a que existen casos de directivos de multinacionales que abandonan su trabajo actual para encabezar proyectos que les ilusionan, renunciando a un salario superior.
El informe no pretende establecer la edad para convertirse en empresario, pero apunta a que la edad ideal de los directivos involucrados en un proceso de MBO sería de entre 45 y 53 años.
Esto suele proporcionar garantías de madurez profesional, además de dejar más abierta la posibilidad de que, en el caso de que se vincule de nuevo al directivo en un nuevo proyecto en el proceso de desinversión, tenga una edad todavía lejana a su jubilación y pueda llevar a cabo un segundo ciclo de 4-5 años con otro private equity.
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