El cruce de acusaciones entre 'populares' y socialistas a cuenta de la crisis económica favorece la posición de los grupos parlamentarios que no han gobernado
VALENCIA (X. AGUAR). El Debate de Política General se saldó con mínimos consensos y algunas pistas de hacia dónde pueden dirigirse los disparos parlamentarios en esta legislatura. Más aún, de la cita celebrada en Les Corts Valencianes se perciben sensaciones que apuntan a los problemas de los dos grandes partidos para defender su fuerte representación y la emergencia de los grupos minoritarios desprovistos de cargas procedentes de antiguas competencias de Gobierno.
Las críticas socialistas al actual Consell, motivadas en gran medida a la gestión del anterior Gobierno liderado por Francisco Camps, fueron respondidas en muchas ocasiones por el grupo ‘popular' con ataques al mandato de Rodríguez Zapatero o con furibundos zarpazos aludiendo al catalanismo.
En este duelo, las facilidades para Compromís y Esquerra Unida, sin el peso de haber gobernado y con discursos que no han debido adaptar a la realidad de sus formaciones en el ámbito nacional, se incrementan. Unas circunstancias que, pese a que resta mucho de legislatura, invitan a pensar en un crecimiento de estas formaciones.
Las vías buscadas desde el PP en varios momentos del debate para atacar a los minoritarios se centraron en la forma de gobernar de Compromís en localidades como Ontinyent o Muro de Alcoi o la participación de Izquierda Unida en el Ejecutivo andaluz, estrategia un tanto trasnochada si se compara a la etapa de 17 años consecutivos de dominio ‘popular' en la Generalitat.
El Debate de Política General, el primero para Alberto Fabra, evidenció que la nefasta coyuntura económica alimenta el discurso de los grupos minoritarios. Sin los lastres que acarrean PP y PSPV, el discurso de Compromís o EUPV tiene la posibilidad de acceder a nuevos oídos como si fuera nuevo o fresco, aunque en la mayoría de casos, siempre ha estado en el mismo sitio.
En cuanto a nombres propios, el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, salvó el discurso gracias a una serie de propuestas de 'bajo coste' que, como mayor virtud, reflejaron realismo. El jefe del Consell demostró que tiene los pies en la tierra y no se esforzó, bien asesorado, en enunciar iniciativas imposibles y grandilocuentes. Elevó 22 propuestas, varias de ellas interesantes y plausibles, aunque insuficientes para relanzar la economía e industria valenciana o resolver el problema del paro. No hay varita mágica: y eso es un principio.
Queda pendiente la mejora del jefe del Consell en la ejecución de sus discursos. En esta ocasión, se intuye que hubo que rehacer más de una página tras las declaraciones en la víspera de María Dolores de Cospedal, secretaria general del PP, en la que aseguró que ningún presidente autonómico ‘popular' sacaría a colación la financiación autonómica en la Conferencia de Presidentes de la próxima semana. Alberto Fabra no terminó de hilar bien el discurso: poco énfasis, tono plano o dificultades con el valenciano.
Un presidente de la Generalitat que no dispone de capacidad para casi ninguna inversión y que todavía carece del músculo suficiente para contradecir o replicar a Madrid, ganaría enteros con una mejora en la puesta en la escena de un discurso como el que pronunció el martes. En las réplicas, se le vio más cómodo, por lo que se le intuye un margen de mejora con el que ganaría enteros.
Enfrente, el grupo socialista volvió a acusar el problema de que el síndic en Les Corts no sea el secretario general del partido, algo que ya ocurriera en la legislatura pasada con Jorge Alarte: una situación que evita que el líder del PSPV, Ximo Puig, pueda enfrentarse directamente a Alberto Fabra.
El portavoz socialista, Antonio Torres, se desenvuelve correctamente en la tarea parlamentaria, pero no se ajusta a las necesidades ‘eléctricas' que requiere en ocasiones el grupo socialista. Además, el discurso enunciado por el PSPV resultó poco sorprendente y del duelo dialéctico con Fabra no se extrajo nada que oliera a victoria. La situación del PSPV, además, obligó al líder del partido, Ximo Puig, a realizar declaraciones en pasillos de la cámara. En cuanto a otros diputados socialistas, destacó el portavoz de Sanidad, Ignacio Subías, o el de Economía, Julián López.
LOS MINORITARIOS, EN BUENA FORMA
Más brilló el síndic de Compromís, Enric Morera, quien evidenció la capacidad casi exclusiva de que dispone esta coalición para generar nervios en el grupo ‘popular'. Al portavoz se le vio cómodo improvisando partes de sus diferentes intervenciones y buscando el choque con Fabra en la primera jornada. Aunque ya se ha lanzado a la palestra la posibilidad de que Mònica Oltra pueda aspirar a encabezar la lista en 2015, Morera se reivindica como un valor seguro de cara a recoger votos ya no solo de la izquierda, sino también del centro e, incluso, de descontentos en municipios que otrora votaron al PP. La exigencia a Fabra fue clara: "Plántese ante Rajoy, plántese".
Esquerra Unida, por su parte, siguió escribiendo renglones rectos en su cuaderno de oposición. Marga Sanz, coordinadora del partido y portavoz, no es una excelente parlamentaria pero es ordenada y plantea las cuestiones de su grupo con pasión, las cuales se centraron principalmente en Educación y Sanidad. La vitola de oposición sin estridencias -a diferencia de Compromís-, es una de las imágenes de marca que está creando EUPV. A ello ayuda la aportación de diputados como Ignacio Blanco, otro de los arietes del grupo que, al igual que Oltra en Compromís, supone un ‘plus' para EUPV al que hay que sumar las vehementes intervenciones de Marina Albiol, considerada por el PPCV como "la antisistema dentro del sistema" para el PPCV.
Y al final, el único discurso de esta drechona, es el sobado anticatalanismo. Acusan a Catalunya de dividir a España, y son ellos los que la han pñartido fomentando el anticatalanismo para ganar votos.
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