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VALENCIA. La producción industrial de la Comunitat Valenciana descendió un 4% en junio respecto al mismo mes del año anterior, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre el Índice de Producción Industrial (IPI). En lo que lleva de año, la reducción ha sido del 5,9%, lo que genera una situación en la que se hunde un poco más la industria valenciana, que aún no acaba de incorporarse a la senda de la reindustrialización de los nuevos tiempos. 

Hasta el momento, no se han puesto en práctica las políticas suficientes para reflotar la industria de la región y los distintos agentes económicos, como el gobierno o las propias empresas, no toman medidas al respecto. El mayor lastre que arrastra el sector de la industria valenciana es el de continuar compuesto por pequeñas y medianas compañías que deben enfrentarse a un mercado cada vez más globalizado. "Nuestras empresas son pequeñas y no se adaptan, hay un desfase de diez años respecto a las nuevas estrategias competitivas" explica Andrés García Reche, profesor de la Universitat de València de Economía Aplicada y último conseller de Industria del gobierno socialista.

Según un informe de la Confederación Empresarial Valenciana (CEV), bajo el nombre "Objetivo: competitividad. Reforma del modelo económico valenciano" una de las estrategias fundamentales que no cumplen la industria valenciana es la innovación organizativa. Una búsqueda de nuevos métodos de organización que mejoren la eficiencia en los componentes de la cadena de valor, como el de la logística, la promoción de alianzas estratégicas con proveedores y también con empresas del sector afines para abordar abordar el mercado de forma conjunta. La intención es la de siempre, intentar que las empresas industriales ganen tamaño y puedan tener método productivos más eficientes para poder incorporar otros valores como la internacionalización.

"A partir del año 2000 tenía que haberse rediseñado la política industrial, pero no se hizo. Se debería abordar una reforma estructural para que las empresas aumentaran de tamaño y realizar innovaciones de carácter organizativo, apostar por las empresas medianas y grandes" vuelve a reincidir García Reche. "Actualmente no se puede competir simplemente mejorando el producto y la calidad, eso era una estrategia en los 80 y los 90, ahora se necesitan empresas que se acerquen a más de 100 trabajadores para poder competir con las multinacionales" explica. 

El informe de la CEV también hace refencia a la búsqueda de mercados emergentes para desarrollar nueva industria, y apunta hacia productos relacionados con la mejora de la calidad de vida y la salud de las personas. Industrias como la alimentación saludable, la construcción de hábitats funcionales y sostenibles para la familia, las tecnologías, la mejora de productos orientados a la mejora de la calidad de vida de las personas mayores y dependientes son algunas de las propuestas. "La población envejece y aumenta el número de jubilados, el sector de la vida es un crecimiento seguro, porque el envejicimiento es una ley física" explica García Reche. "Pero es una posibilidad de tantas".

Muchos preguntan por los sectores industriales en los que se debe invertir, pero García Reche no cree que sea necesario marcar un sector al que dedicar los esfuerzos. "Muchas empresas innovadoras han creado el futuro ellas mismas, ellas han abierto nuevos sectores para invertir e industria" explica. Pero también apunta empresas como Inditex o Mercadona, que han demostrado que se puede seguir inviertiendo en industria tradicional, como la textil o la de la alimentación. "Es necesaria mucha inversión en I+D". Es evidente que los sectores en peor situación son algunos como el del mobiliario debido a la caída de la construcción, mientras que otros como la industria de la alimentación sube y no la del juguete aún se sostiene. 

El informe de la CEV también hace referencia a la mejora de la eficiencia de sistema de innovación. El punto de referencia es el agilizar los trámites administrativos para que las principales fuentes de conocimiento tengan incentivos para orientar su actividad hacia empresas y sectores. Además de Generar normas eficaces que propicien los spin-offs desde las universidades y que los lancen a la actividad privada.

LA GENERALITAT, CON INTENCIONES PERO SIN DINERO

Según explica Garcia Reche, la Generalitat Valenciana diseñó una estrategia de política industrial sensata, siguiendo los parámetros del informe de la CEV, pero el problema surgió por la falta de dinero. "Nos encontramos en un bucle melancólico, hasta que no haya dinero para invertir no se podrá retomar las políticas y sin políticas no se reactivará la industria" explica.

"Tenemos una política industrial débil y poco creíble" apunta. "Si diseñas una política industrial razonable y no la ejecutas ninguna empresa creerá que el Estado vaya a ayudarla y por lo tanto no pedirá las ayudas" explica García Reche. "Entiendo que en este momento es muy difícil hacer políticas industriales pero no puedes destrozar los institutos tecnológicos o dejar de invertir en I+D" apunta.

"Ahora se debe agrupar a las empresas, estimular la concentración, cambiar el modelo competitivo. Parece que no se es consciente del problema,  y no hay presupuesto para aplicar las estrategias ni tampoco competencia por parte de los que las aplican" afirma. "No generan ni credibilidad ni liderazgo, la única solución es intentar llegar a un acuerdo cuando acabe la crisis" sentencia.

En muchas ocasiones se dice que la industria no tiene importancia, que hay que inventir en otros ámbitos, pero García Reche cree que la estabilidad de la economía pasa por la industia. "Aglutina a gente que piensa a medio y largo plazo, esto lleva a la industria a ser uno de los sectores menos especulativos", explica, a pesar de que el sector de la construcción acabara en burbuja. "En Alemania hay una gran actividad industrial, los criterios que mueven a realizar la actividad suelen ser mucho más sólidos" apunta el exconseller.

Curiosamente, el informe de la CEV , apunta que la inversión en transformar la estructura del sector industrial deberían estar lideradas por las Cajas de Ahorro valencianas, a través de una reorientación en el uso de los fondos dedicados a la obra social. Este no fue el caso de la Comunitat, donde las se invirtió más bien en activo inmbiliario y la obra social se destinó para otros fines. Pero entes de otras comunidades, como Caja Astur o o las cajas vascas, si tenían participaciones en el sector industrial y no en la construcción. Una estancamiento que se ha generado por una falta de aprovechamiento de recursos de los que sí disponía la Generalitat y las entidades financieras, pero que no se supieron utilizar de la forma adecuada.