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VALENCIA (VP). Un Rodrigo Rato bien pertrechado de papeles levantó una tremenda expectación en la comisión de Economía sobre la crisis financiera hasta el punto que los fotógrafos tuvieron que ser retiraros casi a empujones por los bedeles tras haber estado un buen puñado de minutos lanzando instantáneas sin parar. La presidenta, Elvira Rodríguez, tuvo que conminarles a terminar su trabajo para que el expresidente de BFA-Bankia comenzara su alocución, la primera comparecencia pública desde su salida del grupo financiero a primeros de mayo.

Y el arranque fue toda una declaración de intenciones: "Yo mismo he solicitado esta comisión para aclarar todas las dudas en una de las épocas más convulsas de la economía española". Para continuar con una de las 'perlas' de la intervención: "En todo momento nos atuvimos a la ley, sin coste alguno para el contribuyente.

A partir de ese momento comenzó a desgranar los acontecimientos que se fueron sucediendo desde su llegada a la presidencia de Cajamadrid a primeros de 2010 , cuando la situación bancaria "ya estaba marcada por unos requisitos internacionales de capitalización y con unos balances deteriorados, sobre todo inmobiliarios".

No tardaría mucho en llegar la segunda 'perla', cuando reconoció públicamente que "el gobernador del Banco de España nos pidió que Bancaja se incorporase al SIP y que lo negociáramos rápidamente". Hablaba del Sistema Institucional de Protección, que vio la luz con las integraciones de CajaMadrid, Bancaja, Insular de Canarias, Caixa Laietana, Caja Ávila, Caja Segovia y Caja Rioja, derivando finalmente en lo que actualmente es el grupo BFA-Bankia. 

Rato advirtió que Miguel Ángel Fernández Ordóñez le llamó a su despacho donde allí estaban también su segundo del Banco de España, Javier Aríztegui, y José Luis Olivas, entonces presidente de Bancaja. Sin embargo, a lo largo del turno de réplica a las preguntas de los diputados que componen la comisión, se desdij y advirtió que "no fui forzado a fusión con nadie".

Lo que sí manifestó -y no corrigió- fue que el motivo por el que no recapitalizó el Banco de Valencia no fue otro que el de no aumentar el riesgo de Bankia. De hecho, aseguró que en los dos años que estuvo al frente de la entidad el perfil de riesgo de la misma disminuyó gracias a las provisiones y a la capitalización. Esta decisión, según el también exministro, podía haber tenido ventajas e incovenientes, aunque la decisión no suscitó ninguna duda y se tomó desde el principio. "Decidimos no hacerlo", ha dicho.

Rato reconoció que ni Aurelio Izquierdo ni Domigo Parra -exconsejeros del Banco de Valencia- recibieron indemnización o pensión alguna de Bankia o BFA; mientras desconocía si habían recibido alguna indemnización de otras entidades.

Otro punto caliente de la intervención fue el de los presuntos agujeros contables, la principal razón que llevó a BFA-Bankia a ser intervenida por el Estado, pero el exdirector gerente del FMI aseguró que las cuentas no cambiaron después de que llegara el nuevo equipo de gestión y "simplemente se modificaron dos partidas al incluir futuros deterioros".

Dichas partidas se modificaron por la situación económica y por la aplicación de los dos reales decretos del Gobierno 'popular', algo que también afectó a las cuentas de BFA, que tampoco se maquillaron, sino que fueron elaboradas con nuevas estimaciones a futuro. 

"No hay agujeros", resaltó varias veces Rato, que puso como ejemplo la cantidad que solicitará España a la UE de 60.000 millones para sanear el sistema financiero. "¿Serán agujeros?", preguntó tras contestar que no pueden valorarse de esta forma porque solo son deterioros constantes del balance.

Rato no dudó en arremeter contra el auditor Deloitte por sus cambios de criterio, insistiendo en repetidas ocasiones del determinante papel de la auditora en la reformulación de las cuentas, precisamente la misma que hasta el final de su etapa no planteó ninguna duda sobre las cuentas de la entidad. Para apoyar su discurso incidió en que el 28 de julio de 2011, ocho días después de la salida a bolsa de Bankia, Deloitte firmó las cuentas del primer semestre y "tampoco dijo nada de esto".

Respecto a la histórica -y mimada- salida a bolsa de la entidad, Rato dijo en su discurso iniicial que estuvo forzada por el Gobierno de Rodríguez Zapatero y por el Banco de España. Los dos le "trasladaron su preocupación por no salir a bolsa", pese a que el momento no era el mejor donde la prima de riesgo se situaba entonces (julio de 2011) en máximos históricos.

Sin embargo, en el turno de réplicas el exministro levantó el pie del acelerador para advertir que "no se podía retrasar a después del verano porque de haberse hecho así no se había producido la capitalización". Rato se escudó en el gran descuento que ofrecía el valor en bolsa, tanto para inversores institucionales como para minoristas.

Entre otros aspectos, el exdirector gerente del FMI, también resaltó la influencia del contexto económico en esta situación y ha afirmado que en 2013 se cumplirán cinco años de recesión económica. "Es algo que no he vivido nunca y no creo que ninguna persona de mi edad ni mayor lo haya vivido", ha dicho, tras pedir que no se desprecie la verdadera situación económica. A su parecer, la crisis tendrá muchas culpabilidades derivadas de errores que hay que asumir, pero también es un hecho que no se ha producido en los últimos treinta años.

En cualquier caso resaltó también las responsabilidades como él mismo ha hecho al irse cuando se rechazó el plan que presentó para Bankia, con una inyección pública de 6.000 millones frente a los 24.000 del nuevo equipo gestor (incluidos los 4.465 millones que se recibieron en la época de Rato).

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