VALENCIA. Cuando fue señalado desde Génova, calle donde se ubica la sede del PP en Madrid, para ocupar el lugar que Francisco Camps dejaba en el partido, Alberto Fabra carecía de aliados de peso en la estructura orgánica de la formación ‘popular'.
En un año, ha conseguido la fidelidad de dirigentes importantes y también se ha granjeado la distancia con otros cargos relevantes. Lo más importante, su hito, ser elegido presidente en el XIII Congreso Regional del PPCV celebrado el pasado mes de mayo en Alicante. Un día que no terminó de ser redondo por el malestar generado en sectores del partido liderados por Alfonso Rus y Rita Barberá, entre otros, que se tradujo en un voto en blanco del 18%.
Fabra había elegido como secretario general del PPCV a Serafín Castellano, rival histórico de Rus y con nula sintonía con la alcaldesa de Valencia. A ello, se le unió la laminación en la Ejecutiva de otras corrientes del partido como la democristiana, liderada por Juan Cotino, actual presidente de Les Corts y muy cercano a Camps.
El líder de los 'populares' valencianos ha encontrado aliados como el vicepresidente del Consell, José Císcar, ahora también presidente provincial del PP de Alicante, o la titular de Educación, María José Catalá, aparte del mencionado Castellano. A ello hay que unirle su vínculo natural con el líder castellonense Javier Moliner, presidente de la Diputación y del partido en esa provincia.
Así pues, el asentamiento de Fabra como líder del PPCV ha ido consumándose poco a poco. La lógica y la propia jerarquía ‘popular' apunta a un futuro dominio total de la formación por parte del castellonense, si bien la sensación es de que no ha llegado a aglutinar todavía un núcleo o grupos potentes de fidelidad incuestionable.
En el 'debe', hay que anotar el poco peso que Fabra ha tenido en Madrid. Rajoy no tuvo en cuenta a la Comunitat a la hora de conformar su gobierno y tampoco acudió al citado congreso regional en el que el líder regional iba a encumbrarse. De hecho, ningún miembro del Ejecutivo ni tampoco primeras espadas de la dirección nacional del PP, a excepción del valenciano Esteban González Pons, estuvieron presentes.
No han sido los únicos desplantes. La conferencia de presidentes prometida por Rajoy que iba a celebrarse en Valencia ha sido aplazada y el presidente del Gobierno, en un gesto que dolió al Consell, no se desplazó a visitar las zonas afectadas por los gravísimos incendios de hace unas semanas.
Así, se percibe que aunque Fabra tiene el apoyo de Génova, la Comunitat Valenciana sigue viéndose en el PP como una región problemática en gran medida por los procesos judiciales abiertos relacionados con la corrupción.
Precisamente sobre la corrupción Fabra ha querido actuar con firmeza, evitando situar a imputados en la ejecutiva regional, una directriz que ha causado cierto malestar en el seno del partido y que ha enrarecido el ambiente en un grupo parlamentario en Les Corts que acumula varios diputados del PP imputados.
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