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REFINANCIACIONES

Los negocios industriales y los problemas de los bancos salvan a las promotoras valencianas

A. MOHORTE. 13/07/2012

VALENCIA. Las actividades alternativas a la construcción y la promoción inmobiliaria están siendo las tablas de salvación de las pocas empresas del sector que están refinanciado su deuda en la Comunitat Valenciana. La alternativa es la declaración de concurso de acreedores, un posibilidad que tanto las empresas como las entidades financieras prefieren evitar.

Dos ejemplos contrapuestos y con distinto resultado han sido el de Grupo Obinesa (Lubasa) y el de Cleop. Mientras la empresa de la familia Batalla ha conseguido refinanciar una deuda de 950 millones de euros que mantenía con un pool de bancos, la empresa de Carlos Turró no ha podido renegociar los 143 millones de euros que adeudaba y ha tenido que solicitar el concurso de acreedores.

"Es fundamental la composición de la deuda y las garantías que se puedan prestar a las entidades", advierte Sergio Ruiz, abogado de Cuatrecasas Gonçalves Pereria en Valencia. No es lo mismo que una empresa únicamente disponga de suelo para edificar o vivienda por vender, a que pueda poner como garantía otros activos que sí generan ingresos y tengan perspectivas de seguir haciéndolo.

MÁS ALLÁ DEL LADRILLO

En este punto se destaca la ventaja de Obinesa. "La compañía cuenta con empresas de construcción y promoción, pero también con otros negocios de tipo industrial que sí tienen actividad, principalmente gracias a la exportación", advierte Jorge Martí, socio director de Uría Menéndez en Valencia.

Edifico de Juzgados de Valencia (Foto: EVA MAÑEZ)

Por este motivo se entiende que Obinesa incluya daciones en pago por un valor de 400 millones de euros (entre los que fuentes del sector señalan el edificio de los antiguos Juzgados de Valencia) pero salva los activos de las divisiones industrial y de automoción de la compañía.

Se trata de la azulejera Saloni, la productora de materiales de construcción Origen y la red de concesionarios de las marcas Mercedes, Opel, Onda, SAAP y Lexus con los que cuenta la compañía, principalmente en la provincia de Castellón. "Hay que tener en cuenta que las entidades no están interesadas en acumular más activos inmobiliarios o solares con pocas posibilidades de desarrollo", reconoce Martí.

Los acreedores financieros prefieren cobrar sus créditos en dinero, por ese motivo es más fácil que amplíen los plazos de tiempo para la devolución de los préstamos si se aprecian alternativas viables. No es de un trato de favor, sino una medida práctica para conseguir cobrar de la mejor manera posible.

REORIENCIACIÓN DEL NEGOCIO

En otros casos, como el de Edival, la compañía ha optado por cambiar la orientación del negocio. Tras un proceso de reestructuración en el que redujo plantilla y cerró sus oficinas en Andalucía, Madrid, Alicante y Murcia, ha impulsado su actividad de comercialización de inmuebles bancarios.

Su intensa actividad en este sector ha hecho que se cuele en el grupo de grandes comercializadores, junto a siendo Roan, Ágora, Magnum & Partners, Foro consultores e Intende o las divisiones de CB Richard Ellis o Jones Lang La Salle.

Este respaldo de las actividades alterna también se aprecia en las grandes compañía españolas del sector, como es el caso de Vallerhermoso o Realia. El peso de Sacyr y FCC, respectivamente, está siendo clave para su continuidad, gracias a las actividades que ambas compañías están realizando en otros países, como destacan fuentes del sector.

TENER UN BANCO DE PARTE DE LA EMPRESA

En el proceso de negociación otra de las claves es contar con un banco agente "que tire de la refinanciación", como recomienda Manuel Mingot, socio financiero de Broseta Abogados en Madrid. Que una de las entidades apueste por evitar el concurso es clave para que los otros acreedores acepten renegociar los préstamos.

"En ocasiones es por la relación que la entidad tiene con la empresa o porque el peso de la deuda sea demasiado importante como para encajarlo en los balances", advierte Mingot. Tomando de nuevo el ejemplo de las grandes promotoras, no es baladí que tres de ellas tengan a entidades financieras en su accionariado.

Este es el caso de Realia, que cuenta con Bankia (Caja Madrid); Vallehermoso, que integra en su consejo a representantes de Unicaja o Novagalicia Banco; o Metrovacesa, en la que Román Sanahuja entregó sus acciones a los bancos acreedores Santander, Banesto, Bankia, BBVA, Banco Sabadell y Banco Popular, que hoy ejercen de propietarios.

Además, se considera básico tener un buen asesor financiero que "machaque" diariamente a las entidades para la concesión de las acciones de riesgo, que facilitan la refinanciación, añade Mingot. Sin olvidar la elaboración de un plan de viabilidad correcto y realista que transmita confianza a los acreedores.

En todo caso, el proceso debe iniciarse con no menos de seis o siete meses de antelación al momento en el que expire el plazo. De esta forma no se correrá el riesgo de que las demoras en la toma de decisiones de las entidades alarguen el proceso, como denunciaron fuentes de Obinesa durante su negociación que, definitivamente, sí llegó a buen puerto.

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