VALENCIA. La guerra por el control de Aguas de Valencia vive una nueva batalla. El envío a la Audiencia Nacional de los acuerdos establecidos entre el Banco de Valencia (ahora intervenido por el Banco de España) y Fomento Urbano de Castellón para impedir que la francesa Suez Environnement se hiciera con el poder la compañía ha hecho romper el silencio de la firma castellonense para defender la legalidad de los pactos firmados "entre dos entidades que entonces eran privadas".
Según fuentes conocedoras de la operación, el motivo de este enfrentamiento está en que los administradores del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), impuestos por el Banco de España, quieren vender la participación del banco, pero quieren hacerlo al mayor precio posible, algo que impiden estos acuerdos firmados en octubre de 2007.
Los estatutos de Inversiones Financieras Agval, la sociedad a través de la cual ambas entidades valenciana ejercen su control sobre Aguas de Valencia, no sólo permiten que Fomento Urbano pueda ejercer el derecho de tanteo ante un anuncio de venta, sino que le permiten fijar el precio en función de los fondos propios y no sólo por el importe ofrecido por terceros.
CRUCE DE OFERTAS
La situación que atraviesa el Banco de Valencia ya ha hecho que Fomento Urbano le ofrezca a la entidad la compra de su participación en Agval, tanto al equipo presidido por José Luís Olivas, a principios de año, como a los administradores del FROB, ya en el mes de marzo. Según la empresa castellonenses, en este segundo caso la oferta fue a un precio incluso "muy superior", concretamente de un 25% más.
Además, las opciones presentadas al banco han pasado desde la adquisición de la totalidad de su participación hasta la compra parcial por parte de Fomento Urbano, que se encargaría de buscar a un tercero de su confianza que adquiriera el resto.
De hecho se asegura que hay varios empresarios valencianos interesados tanto del sector servicios, de la construcción o financiero, entre los que se cita a Atitlan, fondo de capital riesgo gestionada por Roberto Centeno, vinculado familiarmente con Juan Roig.
UN ACUERDO PRIVADO ENTRE EMPRESAS PRIVADAS
Las dudas sobre la legalidad de estos acuerdos es rechazada de plano desde Fomento Urbano: se trata de acuerdos privados firmados entre sociedades privadas que obligan por igual a ambas partes y ya afectó a los socios que han ido dejando la sociedad en los últimos cinco años. En todo caso, la empresa castellonense asegura que "Agval no ha contribuido ni con un solo euro al desequilibrio financiero que sufre el Banco de Valencia".
"Todas las transacciones realizadas entre el grupo Banco de Valencia y el grupo Fomento Urbano han sido efectuadas a precios de mercado, con tasaciones oficiales e independientes, con absoluta transparencia y pleno conocimiento de los socios y sentido económico", asegura la empresa.
Además, la compañía castellonense asegura que el resultado neto de las operaciones realizadas ha sido "altamente positivo" para el Banco de Valencia y la gestión de Aguas de Valencia en la última década ha conseguido unos resultados históricos, "habiéndose incrementado el beneficio individual de la sociedad en un 78,3% en el último quinquenio".
UNA CARRERA DE FONDO
"Aguanta, que aguantando ganas seguro". Esa es la filosofía del equipo gestor de Eugenio Calabuig que, desde su entrada en la sociedad en 2007 se ha enfrentado a sucesivos intentos de toma del poder por parte de Suez Environnement, principal accionista de Aguas de Barcelona, competidor en el negocio.
Fuentes conocedoras del proceso insisten en que el interés de los franceses, que ya dominan todo el corredor mediterráneo a excepción de Valencia y Castellón, sería completar todo el area para dejar de ser una empresa barcelonesa. El motivo sería ganar opciones para hacerse con el Canal de Isabel II (principal empresa de aguas de España) que prevé privatizar el Gobierno de Esperanza Aguirre en Madrid.
Desde la empresa se niega cualquier tipo de presión política para explicar la resistencia de la empresa de Eugenio Calabuig a ceder el control a la compañía francesa. Aunque tanto la Generalitat Valenciana como el Ayuntamiento de Valencia han defendido públicamente la importancia de la 'valencianía' de la empresa, desde Fomento Urbano se recuerda que la gestión de aguas es su negocio desde 1873 y "simplemente" quieren seguir en él.
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