VALENCIA. El conseller de Justicia y Bienestar Social, Jorge Cabré, no se mordió la lengua ayer a la hora de afear públicamente la manera de actuar de la Dirección General de la Familia y Mujer, encabezada por Celia Ortega, después de que enviara una carta a una docena de asociaciones de mujeres en Valencia comunicándoles que debían abandonar el inmueble que ocupaban antes del 25 de junio porque se iba a rescindir su alquiler por motivos de "priorización".
Cabré pidió disculpas en relación a la comunicación vía misiva a las asociaciones ya que no entra "en la forma en que desde la conselleria se abordan este tipo de cuestiones". Pese a que reconoció ser el trámite ordinario de los procedimientos administrativos, en temas "muy sensibles como este hay que ser cuidadoso con la forma de transmitir los mensajes", recalcó.
"Se requiere una sensibilidad especial y, por tanto, si esa sensibilidad no ha existido, yo personalmente y en nombre de mi equipo les pido disculpas porque no me parece la forma de enterarse de cualquier tipo de medida, dando un mero plazo con apercibimiento de desalojo", concluyó Cabré.
Unas manifestaciones poco habituales en un responsable autonómico, dado que los consellers suelen cerrar filas con los miembros de su equipo o, al menos, evitan criticar una actuación concreta ante los medios de comunicación.
En este caso, las declaraciones de Cabré evidenciaron el malestar del conseller con la forma de proceder desde la citada dirección general. Fuentes de la Generalitat consultadas por este diario apuntaron que Cabré no sintoniza con Ortega, a quien sitúan en la órbita del presidente de Les Corts, Juan Cotino.
Precisamente la semana pasada, se produjo un punto de inflexión con la destitución de Mariano Vivancos, ahora exdirector general de la Agència Valenciana d'Avaluació i Prospectiva, tras unas declaraciones en Ontinyent en un acto de la campaña ‘Responem'. La actuación del Consell, que procedió a enseñar la puerta de salida de forma inmediata al alto cargo, quien también estaba considerado próximo a Cotino, ha sembrado el nerviosismo en el segundo escalón de la Generalitat, dado que los 'patinazos' en gestión o declaraciones, no habían pasado tan alta factura hasta ahora.
TENSIÓN ENTRE LOS ALTOS CARGOS POR LAS ÚLTIMAS DESTITUCIONES
Aunque lleva menos de un año al frente de la Generalitat, Alberto Fabra ya ha ejecutado más de 30 variaciones entre los altos cargos del Gobierno Valenciano. Las destituciones o ceses, la mayoría por imputaciones en causas abiertas, se han convertido últimamente en norma habitual de los plenos del Consell de los viernes. A ello hay que unirle la posible remodelación del Gobierno valenciano antes del mes de agosto, en la que se estudia reducir el número de consellerias lo que conllevaría la eliminación de algún puesto o el relevo de ciertos altos cargos.
El presidente ya promovió una revolución en el segundo escalón el pasado mes de febrero en el que permitió a los consellers realizar modificaciones para priorizar a dirigentes de su confianza. En aquella ocasión, Cabré aprovechó para dar salida a la secretaria autonómica de Familia y Solidaridad, Gotzone Mora, con quien, como avanzó este diario, la falta de sintonía era un hecho.
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