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VALENCIA. "La Cámara es como un transatlántico y le cuesta mucho cambiar de rumbo". Así explica un alto responsable de la Cámara de Comercio de Valencia la lenta adaptación de la institución centenaria al nuevo escenario económico y legislativo que ha puesto en cuestión su futuro.

Recortar plantilla y costes, aprovechar sinergias con la patronal provincial CEV e iniciar una campaña de captación de socios han sido las tres líneas de actuación emprendidas con desigual resultado. Mientras que el personal se redujo en un tercio el pasado otoño, la fusión de comisiones se está retrasando y la comercialización aún se encuentran en estado embrionario.

El tiempo pasa y los ingresos de la entidad se van reduciendo por efecto de la propia crisis y de los cambios legislativos que entraron en vigor el 1 de enero y que han significado el final de la llamada cuota cameral. De este modo, su presupuesto para el ejercicio actual se ha reducido en un tercio, pasando de los 15,84 millones de 2011 a los 10,27 millones por la pérdida de los ingresos de las empresas con menos de 10 millones de euros de facturación (que también perderá en 2013 las que se encuentran por encima de ese listón, lo cual dejará sus ingresos en seis millones de euros).

Esta circunstancia ha conducido a la Cámara a recortar gastos por la mayoría de sus partidas: por ejemplo, ha alquilado su nueva sede de la calle Jesús a la Agencia Tributaria para concentrar allí dependencias ahora repartidas por varias edificios. Ahora iniciará unas obras de rehabilitación superficial de su sede histórica de la calle Poeta Querol para reubicarse de nuevo en el edificio. Un paso atrás en la histórica política de expansión inmobiliaria inicada en los tiempos de Arturo Virosque.

LA HUELLA DE LUIS F. CARTAGENA

Para acometer todas estas transformaciones, Cámara Valencia ya cuenta desde 2010 con un asesor áulico, el exconseller de Obras Públicas, Luís Fernando Cartagena. A los pocos días de acceder a la presidencia, José Vicente Morata convocó un concurso desde el Consejo Superior de Cámaras -que también preside- para la contratación de un servicio de asesoría estratégica dependiente del máximo responsable de la institución.

El contrato se fijaba por cuatro años por un montante de 70.000 euros y tres firmas presentaron propuestas para acceder al asesoramiento. Seis meses después, la presidencia elegía a Cartagena "por su experiencia en gestión pública y su profundo conocimiento de la política y de la sociedad valenciana". Al mismo tiempo, ejercía ya como secretaria general de la Cámara la exsecretaria autonómica de Empleo, Ana Encabo, esposa de Cartagena. Es este triángulo, Morara-Cartagena-Encabo, el que decide el rumbo en esta difícil etapa que atraviesa la Cámara de Comercio de Valencia.

Uno de los efectos más significativos de la presencia de Cartagena en la institución fue la salida de su director gerente, Fernando Zárraga, con el que mantuvo diferencias sobre la línea de actuación de la institución en el periodo en el que han compartido la planta noble. Tras nueve años como responsable del día a día de la entidad, Zárraga fue sustituido el pasado mes de abril por Jorge Linares, un directivo patronal de 33 años que mantenía una estrecha relación profesional con Morata a través de la asociación de carpintería Asemad.

JUNTAR NO ES REDUCIR

Por otra parte, la imposibilidad legal de fusionarse con la patronal provincial CEV, como se barajó a finales de 2011, se ha resuelto con la fusión de algunas de sus comisiones de trabajo, pero la lentitud de los trámites ha roto todas las previsiones hasta aplazar hasta después del verano la consumación del proyecto.

Hasta el momento, la necesidad de evitar duplicidades se ha traducido en la fusión de comisiones sectoriales con las de la Confederación Empresarial Valenciana. Las primeras en hacerlo han sido las de Turismo y Comercio y en las próximas semanas está previsto el anuncio de fusión de las de Industria y la de Servicios avanzados e innovación.

La medida tiene la ventaja de poder tomar decisiones con el respaldo de las dos instituciones de forma más rápida, pero esta concentración no ha venido acompaña de un redimensionamiento. A pesar de que distintas fuentes de ambas entidades reconocen que se está estudiando mejorar la propuesta, lo cierto es que la fusión se ha resuelto sumando los miembros de una y otra, adquiriendo unas dimensiones que hacen "poco viable" su funcionamiento, según reconocen.

Para este mes de junio estaba previsto completar el proceso, aunque los trámites y ajustes necesarios para llevarlo a la práctica han dilatado los plazos. La hipótesis actual es dejar definida la estructura definitiva antes del verano para ejecutarla después de las vacaciones estivales.