VALENCIA. Durante años, y pese a no disponer del mismo sello ‘comercial' que el socialismo valenciano, el PPCV también ha mantenido familias y corrientes internas que han manejado importantes cuotas de poder. El exconseller Rafael Blasco o el ahora vicepresidente de Les Corts, Juan Cotino, han defendido durante años un círculo de su confianza que el actual presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, está cercenando sin reparos.
Por el contrario, otras ‘familias' han encontrado un balón de oxígeno con el nuevo orden de poder existente: el zaplanismo es el máximo exponente de ello. Alicia de Miguel, quien fuera portavoz en el Ejecutivo con Eduardo Zaplana al mando, se perfila ahora como síndica en Les Corts si Blasco es apartado debido a la presunta trama de cooperación.
En las últimos días, tanto Alberto Fabra, como el portavoz del Consell, José Císcar, han dejado entrever públicamente que enseñarán la puerta de salida al síndic de Les Corts si resulta imputado en la causa. De hecho, varios altos cargos que trabajaron estrechamente con el exconseller Rafael Blasco, como Josep María Felip o Alexandre Catalá, ya fueron destituidos de forma fulminante tras conocerse su imputación en el caso de las ONG.
La favorita para sustituirle es, según apuntan diversas fuentes consultadas, la exconsellera Alicia de Miguel. En diversos sectores del partido, empieza a darse por hecho que Alberto Fabra y Eduardo Zaplana mantienen una línea de comunicación abierta.
Una prueba de ello, según consideran fuentes del PP alicantino, es el buen trato dispensado a los afines al expresidente en esta provincia. Miguel Ortiz, próximo a Zaplana, y líder del PP provincial; la diputada nacional Macarena Montesinos, o la propia Alicia de Miguel, ostentan cargos en la nueva dirección regional diseñada por Fabra.
Por otro lado, el actual secretario general del PPCV, Serafín Castellano, figuró entre los colaboradores estrechos de Zaplana aunque después se puso al servicio de Camps. Pese a que diversas fuentes subrayan el amplio distanciamiento entre Castellano y Zaplana desde aquel momento, desde el PP alicantino apuntan a que el número dos del partido y la corriente ‘zaplanista' han comenzado a reconstruir puentes de entendimiento desde el nombramiento de Castellano.
Otra de las dirigentes que fue arrinconada durante el reinado ‘campista' fue la diputada nacional Susana Camarero, afín a Zaplana y estrecha colaboradora de Castellano en el partido años atrás. En Madrid ha sabido jugar sus cartas y fue una de las valencianas incluida en el Comité Ejecutivo Nacional del PP. Apareció incluso en las quinielas para convertirse en secretaria general regional del partido.
La concordia de Fabra con el antiguo ‘zaplanismo' también tiene referentes en Castellón. El vicepresidente de la Diputación y exdiputado nacional, Miguel Barrachina, suena con fuerza como próximo número dos del partido en esta provincia. Barrachina, fiel colaborador del presidente de la corporación provincial y futuro líder del PP de Castellón, Javier Moliner, siempre ha mantenido buen trato con Zaplana incluso en la etapa de mayor conflicto con Camps.
Diversas fuentes también sitúan como nexo de unión entre Fabra y Zaplana al exconseller, Fernando Castelló, miembro ahora del Consejo de Seguridad Nuclear y que todavía mantiene, según apuntan, una buena relación con ambos.
LA DESTITUCIÓN DE VIVANCOS Y EL CAMBIO DE REFERENTE EN EL SECTOR DEMOCRISTIANO
Sin embargo, no todos gozan de las bondades del presidente de la Generalitat: las destituciones se han convertido en una práctica habitual en el Consell si algún alto cargo resulta imputado o pronuncia declaraciones fuera de tono. La última, la del director general de Agencia Valenciana de Avalació Prospectiva (Avap), Mariano Vivancos. El dirigente recibió la llamada de la consellera de Educación, María José Catalá, para informarle de su decisión de relevarle tras las afirmaciones pronunciadas en un acto de la campaña ‘Responem'.
El presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, se ha caracterizado por no temblarle el pulso a la hora de destituir a dirigentes del Consell imputados aunque, en esta ocasión, las fuentes consultadas apuntan a que la decisión partió de Catalá, quien recibió luz verde de Fabra.
La destitución fulminante de Vivancos, un dirigente considerado próximo a Juan Cotino quien, a su vez, ha sido señalado en numerosas ocasiones como uno de los impulsores de la propia María José Catalá, ha causado sorpresa en el seno del PPCV. No son pocos los que han apreciado un distanciamiento entre ambos referentes del sector democristiano del partido.
Desde el entorno de Catalá consideran que la decisión fue tomada "únicamente" por las manifestaciones "desafortunadas" de Vivancos en un escenario de máxima tensión con el personal docente. No obstante, diversas fuentes del partido han asegurado que la consellera "va por libre" desde tiempo atrás siguiendo la estela del presidente Fabra y del vicepresidente José Císcar. Cotino, sin embargo, uno de los máximos exponentes de la ‘era Francisco Camps', ha perdido gran parte de su influencia con la llegada de Fabra y desde el entorno de Catalá se considera "natural" que exista un "relevo generacional" en el referente del sector democristiano.
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