BERLÍN (EFE). La canciller alemana, Angela Merkel, se reúne mañana lunes con sus socios de gobierno, en busca de calmar las aguas tras su racha de derrotas electorales y mientras se acumulan sobre su Cancillería las filtraciones periodísticas sobre presuntos planes globales para la eurozona y presiones sobre sus socios.
La reunión con los líderes de la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), Horst Seehofer, y del Partido Liberal (FDP), Philipp Rösler, sigue a la mantenida el sábado con delegados locales de su Unión Cristianodemócrata (CDU), también para imprimir tranquilidad.
En paralelo a las citas "entre amigos" se suceden negociaciones de su equipo con la oposición socialdemócrata-verde, cuyo respaldo precisa Merkel para la ratificación del pacto fiscal europeo, así como los preparativos para la siguiente cumbre de la UE.
La primera de esas citas europeas es este mismo lunes, con el presidente de la Comisión Europea (CE), José Manuel Durao Barroso, al que recibirá a las 17.00 GMT para una reunión calificada de rutina y tras la que no se prevén declaraciones de prensa.
Barroso estuvo con la canciller la semana pasada, en el marco del Consejo del Báltico, y el encuentro de mañana se anunció en Berlín como meramente "preparatorio" para la cumbre de junio.
Según informaciones del dominical "Welt am Sonntag", Durao Barroso es uno de los cuatro máximos representantes de instituciones europeas encargados por los líderes de la UE de elaborar un plan para la reestructuración profunda de la eurozona.
Los restantes tres son el presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy; el del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi y el jefe del eurogrupo, Jean-Claude Juncker.
Este cuarteto tendría el encargo de elaborar un plan de ruta, que afectará "a todos los niveles" de la UE, en la última cumbre informal de sus líderes de la UE, el 23 de mayo.
Van Rompuy, Barroso, Junker y Draghi trabajan, según ese medio, sobre cuatro pilares: reformas estructurales, unión banquera, unión fiscal y unión política y su resultado debe ser un plan concentrado en impulsar el crecimiento y no únicamente en la austeridad.
El BCE deberá estar preparado para actuar más decididamente y dotarse de mecanismos de supervisión sobre el conjunto del sector banquero, a modo de premisa para la creación de un fondo de rescate para la banca, cuestión hasta ahora rechazada por Merkel.
La canciller mostró ayer, en su reunión en la sede de la CDU, su disposición a modificar al menos una de las fórmulas que hasta ahora rechazaba su gobierno, como es la implantación de una tasa sobre las transacciones financieras, a la que se opone la oposición socialdemócrata.
Esa tasa a las operaciones bursátiles no es viable a escala mundial o de toda la UE, pero sí "entre algunos países de características similares", dijo la canciller ante sus delegados.
Merkel persiste, en cambio, en el rechazo frontal a la emisión de eurobonos que reclaman algunos de sus socios, especialmente, el presidente francés, François Hollande.
A este contexto de presiones y filtraciones múltiples se sumó una información de "Der Spiegel", según la cual el ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, trató el pasado miércoles de "convencer" al titular español de Economía, Luis de Guindos, de que España recurra al fondo de rescate europeo.
Desde Madrid se desmintió tal presión sobre el ministro español, mientras fuentes del gobierno alemán se limitaban a ratificar su confianza en las medidas adoptadas por Mariano Rajoy respecto a la banca y se recordaba que la decisión de recurrir al fondo de rescate competiría exclusivamente al gobierno español.
Unas y otras filtraciones en torno a la crisis global se producen en un momento de creciente tensión, también interna, sobre Merkel.
El objetivo de su cita con los socios de gobierno es sobre todo mostrar cohesión tras las derrotas en serie sufridas por su coalición desde la reelección de Merkel, en 2009, y a quince meses de las próximas generales, previstas para septiembre de 2013.
Su alianza de centro derecha arrancó mal y, pese a los sucesivos intentos por reconducir la situación, sigue atrancada en disensos en materia fiscal y de política social.
FDP rechaza la implantación de una tasa a las transacciones y Merkel debe, antes que nada, convencerles de lo contrario, so riesgo de no lograr el apoyo opositor al pacto fiscal.
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