VALENCIA. El Partido Popular de la Comunitat Valenciana se aproxima a sus congresos provinciales. Desde la llegada de Alberto Fabra al poder, los asuntos de partido siempre se han tratado desde el entorno del presidente como un elemento absolutamente secundario oscurecido por el escenario de crisis económica y la necesidad de una acción de gobierno del presidente de la Generalitat.
Sin embargo, las decisiones tomadas por Fabra hasta ahora en el ámbito orgánico, así lo creen diversas fuentes del partido, distan mucho de ser improvisadas o impulsivas. Al contrario, el presidente del PPCV está tejiendo un complejo sistema de contrapesos que favorezca y refuerce su liderazgo en solitario y que mantenga la tensión en el partido.
El nombramiento de Serafín Castellano como secretario general fue uno de los primeros movimientos estratégicos del presidente. Un golpe para el barón provincial de Valencia, Alfonso Rus, a la greña desde hace años con Castellano, y también para la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá. Ambos habían protagonizado discrepancias con el presidente.
Rus, no obstante, presentó ayer los avales para ser reelegido en la presidencia provincial sin que se presentara alternativa contra él. Serafín Castellano prefería abrir la posibilidad de un relevo para su histórico rival y se movió para ello, pero no recibió la señal de Fabra. Ni había un candidato claro, ni estaba asegurada la victoria. Una alternativa hubiera destapado una batalla orgánica pueblo a pueblo con heridas difíciles de cicatrizar: las consecuencias de un enfrentamiento así todavía se observan en Alicante, donde surgieron escisiones del PP fruto de guerras pasadas que conllevaron la pérdida de alcaldías.
Las disculpas de Rus a Fabra por afear en el congreso del PPCV la decisión de nombrar a Castellano, se han dado por buenas. De momento. En el seno de la formación ‘popular' se conoce que el futuro puede deparar fuertes batallas comarcales alejadas de los focos mediáticos entre los afines del actual secretario general y los partidarios del presidente provincial.
Con la designación de Castellano, Fabra también lanzó un aviso a Barberá, quien había propuesto a su concejal Jorge Bellver como número dos del PPCV y se tuvo que conformar con una más de las vicesecretarías. A partir de ahí, la primera edil ha seguido de cerca el proceso para el congreso provincial de Valencia.
Las combinaciones para la alcaldesa no eran óptimas: una candidatura frente a Rus cercana a Castellano o al propio Fabra habría aislado a Barberá. Por otro lado, la posibilidad auspiciada por el entorno de Castellano de que Bellver luchara por la presidencia provincial tampoco era del agrado de Barberá, por lo que este martes apoyó públicamente la candidatura de Rus.
LOS 'CONTROLADORES' DE LA DIRECCIÓN REGIONAL
Este entramado de disputas internas tiene además dos ‘comisarios' de excepción en la dirección regional que cuentan, entre sus misiones, la de controlar al propio número dos de Fabra, Serafín Castellano.
El vicesecretario general del PPCV, César Sánchez, y la vicesecretaria de Organización, Marisol Linares, son los elegidos para cumplir -además de sus funciones orgánicas- con esta tarea. El primero, además de contar con la confianza de Presidencia, mantiene una estrecha relación con el vicepresidente del Consell, José Císcar. La segunda, tiene hilo directo con el Palau de la Generalitat y es un elemento de consenso en la provincia de Castellón.
CASTELLÓN Y ALICANTE: MOLINER Y CÍSCAR NUEVOS BARONES
Los futuros presidentes del PP en Castellón y Alicante, Javier Moliner y José Císcar, respectivamente, tendrán el camino allanado aunque con elementos ralentizadores para erigirse con vitola de figuras absolutas como ocurrió en el pasado.
El presidente de la Diputación de Castellón, Javier Moliner, será líder provincial del partido. No obstante, según apuntan fuentes del PP, no habrá arrinconamiento de los cercanos al hasta ahora barón provincial Carlos Fabra. De hecho, y pese al discurso por la transparencia enarbolado por el presidente de la Generalitat de forma contínua, el todavía líder del PP de Castellón nunca ha sido afeado por Alberto Fabra acerca de los presuntos delitos sobre los que se encuentra imputado.
Por su parte, a Císcar le había salido una competidora en la alcaldesa de Elche, Mercedes Alonso. Aunque ayer mismo desistió en presentarse y anunció que avalaría a Císcar, para el vicepresidente resultará obligado contar con una cuota ilicitana en la dirección provincial si resulta ganador.
Además, desde que Fabra es presidente, ha protagonizado ‘guiños' hacia la corriente ‘zaplanista' que continuarán, probablemente, con representación en la nueva dirección.
Aunque fuentes cercanas a Císcar consideran que estas designaciones ayudan a "normalizar" la situación y "dejar atrás" los conflictos pasados, no son pocos los que subrayan que desde el llamado 'zaplanismo' ya se han comenzado a tender puentes con Serafín Castellano, otrora miembro destacado de la dirección del partido designada por Eduardo Zaplana.
Así pues, Císcar presidirá el partido pero deberá trabajar para unificarlo y erigirse como figura indiscutible para todas las sensibilidades. Otra de las tareas impuestas por Fabra y, a la sazón, otro factor que contribuye a equilibrar las diferentes corrientes dentro del partido.
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