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VALENCIA (VP). La Asociación Valenciana de Industrias de la Automoción (Avia) se puso en marcha en 2003 y reúne ya a 56 empresas, con una facturación conjunta de unos 1.350 millones de euros y ma´s de 14.000 empleados en plantilla -en torno al 87% del total del sector en la región-. Su presidente, Emilio Orta, defiende la necesidad de dotar a las empresas de las herramientas necesarias para adaptarse a la nueva situación del mercado, tanto a través de ajustes de su capacidad productiva como de mejoras en la competitividad gracias a la optimización de la gestión y la innovación. En estos ámbitos, el clúster apuesta por la cooperación para lograr mejores y más rápidos resultados.

-La crisis ha golpeado a todos los sectores de consumo. ¿Cuál es la situación de los fabricantes del sector de automoción?  

-Ni las cosas están tan mal como dicen ni tan bien como deberían estar. Volver a una época de bonanza como de la que venimos costará por lo menos tres o cuatro años. El sector de automoción ha salvado de forma extraordinaria el ejercicio 2009, si tenemos en cuanto el contexto económico, gracias a los planes de ayudas autonómicos y estatales. El Plan Prever, primero, y el Plan 2000E después han tenido una repercusión positiva en el sector. Ahora tenemos que adaptarnos a una nueva realidad, en la que ya se han acabado las ayudas y se ha producido la subida del IVA, lo que está llevando a caídas de las ventas del sector, no sólo en España, sino en toda Europa. Tendremos que esperar a septiembre para ver cómo evoluciona la demanda, puesto que agosto es un mes baldío. Es evidente que no vamos a estar mejor que en los últimos meses, pero tampoco esperamos una situación catastrófica. Las personas que necesiten comprar un coche, seguirán haciéndolo.

-¿Qué medidas estima necesarias para aliviar el impacto de la crisis en su sector?

La realidad es que por parte de la Unión Europea están vetadas totalmente ahora nuevas ayudas a la venta de automóviles. Mañana no sé si se replantearán esta política, pero en estos momentos en todos los países rige esta prohibición. Lo importante ahora es dotar a las empresas de las herramientas necesarias para adaptarse con rapidez a la cambiante situación del mercado. En estas circunstancias, es difícil hacer planes a más de sesenta días. El sistema necesita medidas correctoras. Si la producción cae, es fundamental que exista facilidad para ajustar la capacidad productiva a través de Expedientes de Regulación de Empleo (EREs). Es evidente que este tipo de procesos no es bueno para nadie, ni para el trabajador, ni para la empresa ni para la administración. Pero si una firma despide a veinte personas, podrá volver a contratarlas cuando las cosas vayan mejor, pero, si la empresa se ve abocada al cierre, no volverá a abrir; se perderá. Hasta ahora podemos afirmar que el sector no ha abordado ajustes traumáticos; los ajustes han afectado a contratos temporales, pero no a la plantilla fija, que no se ha reducido más del 2% en los últimos meses. Queremos medidas orientadas a salvar los puestos de trabajo por encima de todo, pero para eso hay que salvar a las empresas. Lo esencial es que las decisiones orientadas a salvar la empresa sean rápidas y su ejecución, también.

-¿Cree que el sector de automoción español está dando los pasos adecuados para mejorar su posición en un mercado cada vez más global y competitivo?

-España es actualmente el segundo fabricante de automóviles de Europa, tras Alemania. El 80% de la producción, se exporta. Lo que tenemos que evitar es la deslocalización de la producción. En la Comunidad Valenciana el sector de la automoción trabaja no sólo para Ford, sino para otras grandes compañías, como General Motors, Seat o PSA. Se prima la calidad y se busca personal formado y que garantice la optimización del producto. Es la única manera de competir con los países emergentes, a los que no tenemos que tener miedo. Tenemos la suerte de contar con la colaboración directa de los institutos tecnológicos y los centros de investigación de las universidades. Se han puesto en marcha varios proyectos en los últimos meses, como el de Lean Manufactoring, junto a dos centros de la Universidad Politécnica de Valencia, con el que se trabaja para detectar y eliminar eficiencias en el proceso productivo y mejorarlo en la medida de lo posible.

Además, Avia acaba de rubricar un convenio de colaboración con la Fundación Comunidad Valenciana -Región Europea, para intercambiar  información, conocimiento del sector y herramientas de formación. La fundación nos dará apoyo a través de su personal técnico apoyará en la presentación de proyectos a las convocatorias de programas europeos de I+D y de competitividad. Con ello buscamos consolidar y potenciar la presencia de la industria  valenciana en Europa.

Para mantener la competitividad, también estamos desarrollando otro tipo de medidas fuera del ámbito europeo, como la constitución de una plataforma de gestión de compras en China. Con la colaboración de la consultora especializada Fullstep, la compañía podrá beneficiarse de una mayor eficiencia en la negociación de materias primas y piezas. Esperamos que las firmas interesadas puedan lograr hasta un 25% de ahorro en costes. Pensamos que este servicio puede beneficiar sobre todo a las empresas de menor tamaño, cuya capacidad de abastecimiento en otros mercados y de negociación es más limitada.

-¿Se están viendo ya resultados de la colaboración con otros clusters regionales del automóvil?

-El sector de la automoción valenciano está colaborando desde finales del año pasado con los de otras regiones españolas a través de una alianza de clusters autonómicos de empresas del sector (Acrea). Actualmente Acrea reúne a las asociaciones del País Vasco, Castilla y León, Galicia, Cantabria y Comunidad Valenciana y en septiembre está previsto que entren también las de Aragón y Madrid. Se están desarrollando planes y proyectos conjuntos en el área de investigación, mejora continua, formación y ahorro de costes. Se pretende conseguir mejoras importantes en producción y, de momento, los resultados están siendo positivos.