BERLÍN (EP). La oposición alemana no respaldará sin más el pacto fiscal europeo al que se aferra la canciller Angela Merkel, como puntal de la defensa de la austeridad que pretende imponer a sus socios de la UE pero cuya ratificación en Alemania está supeditada al apoyo socialdemócrata-verde.
Las dos principales fuerzas opositoras -Partido Socialdemócrata (SPD) y Verdes- vincularon hoy, en una reunión en Cancillería, su respaldo al pacto a que se incluyan impulsos al crecimiento y a la lucha contra el desempleo juvenil.
Ello deja en suspenso una aprobación parlamentaria que Merkel pretendía lograr antes de la pausa estival, pero para la que deberán limarse muchas "cuestiones abiertas", como admitió al término de la reunión el jefe del grupo parlamentario conservador, Volker Kauder.
Para tratar de lograr ese consenso se fijó una nueva cita en Cancillería, el 13 de junio, lo que deja en suspenso que se logre su ratificación, como pretende Merkel, antes de la pausa estival.
La ratificación por Alemania del pacto fiscal, acordado por 25 de los 27 miembros de la UE el pasado marzo y cuestionado en su campaña electoral por el ahora presidente francés François Hollande, precisa de la mayoría de dos tercios de la cámara baja (Bundestag) antes de pasar por la cámara alta (Bundesrat).
La coalición de centro-derecha de Merkel no tiene ni esos dos tercios en el Bundestag ni la mayoría simple del Bundesrat.
Socialdemócratas y Verdes recordaron hoy que la necesidad de apoyos para la ratificación no es un elemento nuevo, puesto que se sabía desde hace cuatro meses, pero que Merkel lo ignoró hasta ahora, en que las cosas se torcieron en el eje París-Berlín.
Las condiciones opositoras coinciden con el progresivo aislamiento de Merkel a escala internacional, precipitado por la victoria de Hollande, y también de desgaste de poder interno, derivado de las derrotas en serie de su coalición en los "Länder".
Hasta ahora, el SPD ni siquiera había entrado a defender los eurobonos, que rechazan una mayoría de los contribuyentes alemanes, pero de pronto endureció el tono, contagiado por el giro francés.
Los Verdes van más allá e insisten en someter el sí a un congreso extraordinario, en septiembre, lo que echaría irremediablemente atrás el propósito de Merkel de verlo aprobado en julio.
Socialdemócratas y Verdes reclaman compromisos decisivos a favor de un impulso al crecimiento económico, y no meras declaraciones de que ésta es teóricamente compatible con la austeridad, como sostiene Merkel, especialmente desde la victoria de Hollande.
Asimismo exigen la implantación de un tasa a las transacciones financieras -que rechazan los socios liberales de la canciller-, por lo menos entre miembros de la zona euro.
El tercer puntal de las condiciones de la oposición es la articulación de mecanismos para la creación de empleo, con especial empeño en la lucha contra el desempleo juvenil.
Merkel insiste en vincular la ratificación del pacto fiscal y la del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), mientras que socialdemócratas y verdes quieren separar ambas votaciones.
La oposición no quiere lastrar el MEDE, que debe entrar en vigor en julio para discurrir en paralelo con el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), los dos ejes del paraguas de rescate.
Pero sí se proponen ponerle las cosas difíciles a Merkel respecto al pacto, que inicialmente iba a votar el Bundestag este viernes.
Además del tira y afloja con la oposición y con París, Merkel tiene un tercer frente abierto en su coalición, que pretende zanjar con una reunión con sus socios de la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU) y el Partido Liberal (FDP), el próximo 4 de junio.
Los ánimos en la alianza entre la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel y sus aliados se recalentó con los malos resultados en las urnas de la coalición.
La canciller buscó atajarlos con el cese fulminante del ministro de Medioambiente, Jürgen Röttgen, como responsable director en tanto que líder regional de la derrota de la CDU en el "Land" de Renania del Norte-Westfalia, el 13 de mayo.
En lugar de calmar las aguas, a Röttgen le surgieron todo tipo de defensores -incluido el presidente del país, Joachim Gauck, que elogió sonoramente su trabajo al despedirle del cargo-, mientras arrecian las críticas por la gestión de la crisis sobre Merkel.
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