VALENCIA. La historia reciente de la política valenciana no puede contarse sin mencionar al actual portavoz del grupo 'popular' en Les Corts, Rafael Blasco. Militante comunista en su juventud, conseller de Presidencia con el socialista Joan Lerma, destituido del área de Urbanismo en 1989 y repescado para el Ejecutivo una década después por el entonces líder del PPCV, Eduardo Zaplana. Un trampolín que le permitió ostentar distintas responsabilidades en el Gobierno valenciano y en el propio Partido Popular.
Con Francisco Camps al mando, tras reinar en diversos departamentos, llegó a compaginar la labor de conseller con la de síndic en Les Corts. En la recta final del caso de los trajes, asesoró al presidente en un intento de salvarle del desastre. No lo consiguió y, además, fue excluido del Gobierno valenciano. Sin embargo, aún disponía del peso específico suficiente para ser escuchado en el Palau de la Generalitat.
La llegada al poder de Alberto Fabra desinfló notablemente la capacidad de influencia del camaleónico dirigente político, quien se mantuvo al lado de Camps durante el juicio de los 'trajes' y trató, cuando fue absuelto, de alentar una recuperación de la posición política del expresidente. El estallido definitivo del caso de las ONG con la imputación de varios de sus colaboradores, contribuyó a desarbolar la revuelta 'campista'.
A partir de ese momento, todo han sido malas noticias para Rafael Blasco. La destitución fulminante de Josep María Felip y Alexandre Catalá, altos cargos que se contaban entre sus colaboradores, unido a la desaparición de Camps del escenario político y el debilitamiento de otro de sus aliados estos años, Alfonso Rus, han dejado bajo mínimos al otrora polifacético e 'inmortal' conseller, sobre el que ahora planea la sombra de la destitución si es imputado.
Las últimas revelaciones del sumario de la trama publicadas por el diario El Mundo, han echado sal en la herida: diversas conversaciones telefónicas reflejan la estrecha relación que mantenía Blasco, exconseller de Solidaridad y Ciudadanía, con Augusto César Tauroni, en prisión al ser considerado por la juez como el 'cerebro' de la trama que presuntamente desviaba fondos destinados a Cooperación.
La denominada por la policía 'Operación Oswald', en referencia al primer personaje -un conejo- creado por Walt Disney, recibió ese nombre precisamente por los apodos que por los que Blasco era identificado dentro de la trama: "Roger Rabbitt" o "el conill". Tauroni era denominado Mister X, según la investigación.
En los 25.000 folios del sumario se desvela una estrecha relación de Blasco con el 'cerebro' de la trama e incluso se constata un parón de la actividad cuando el ahora portavoz de Les Corts es relevado de la conselleria.
SERAFÍN CASTELLANO Y ALICIA DE MIGUEL, YA SUENAN COMO RELEVO
Los esfuerzos de Alberto Fabra por abanderar la transparencia chocan con diversas imputaciones en su grupo parlamentario. Aunque Blasco no se encuentra en esa situación, si su condición variara en el futuro la intención desde las altas esferas del Palau de la Generalitat es de ejecutar el relevo. Como recambio, suena el actual secretario general del PPCV, Serafín Castellano, y la exconsellera, Alicia de Miguel.
BLASCO SE DEFIENDE: "ES UNA CACERÍA POLÍTICA"
El exconseller, por su parte, aseguró ayer que el sumario del caso constataba que la actuación de la Generalitat había sido "ajustada a derecho".
El portavoz del grupo ‘popular', quien consideró ser víctima de una "cacería política basada en mentiras y calumnias", subrayó que "en contra de los que unos pocos esperaban, ni siquiera estoy imputado". Los tres grupos de la oposición han pedido su dimisión como síndic del PP.
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